El Gobierno de Estados Unidos reimpuso esta pasada medianoche hora de Washington (04.00 GMT) una serie de sanciones contra Irán que había levantado tras el acuerdo nuclear de 2015, del que el presidente Donald Trump se retiró en mayo. La medida tiene como objetivo aislar económicamente a Teherán, forzando a compañías extranjeras, muchas de ellas europeas, a cerrar sus negocios en el país persa.
A partir de ahora, queda prohibido el comercio de oro, metales preciosos y materiales como el aluminio y el acero, así como la venta de automóviles fabricados en Irán y las transacciones financieras relacionadas con el sistema de ferrocarriles iraní. Asimismo, se impondrán sanciones a quienes compren o faciliten la emisión de deuda soberana iraní y se prohíbe a Teherán usar dólares. Washington también revocó los permisos que permitían la importación de alfombras y alimentos iraníes.
Dentro de 180 días, el próximo 5 de noviembre, entrará en vigor la segunda ronda de sanciones, que incluye prohibiciones a las transacciones financieras con el Banco Central de Irán y la compra de petróleo, una de las principales fuentes de divisas del país. Con estas medidas, Washington pretende forzar a Irán a negociar un nuevo acuerdo nuclear más extenso y profundo que el de 2015.
Trump retiró en mayo a EE.UU. del pacto que Irán suscribió con el Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania, además de con Washington, uno de los grandes hitos en política exterior de su antecesor, Barack Obama (2009-2017).