La Fiscalía de Georgia (EEUU) ha anunciado este martes que no presentará cargos contra los dos agentes de Policía que mataron al afroamericano Rayshard Brooks en junio de 2020, al considerar que estos obraron correctamente dadas las circunstancias.
"Ambos actuaron como agentes razonables dados los hechos y las circunstancias de esa noche, de acuerdo con la ley y con un uso justificado de la fuerza", apunta el fiscal Peter Skandalakis en un comunicado.
El 12 de junio de 2020, Brooks estaba durmiendo en su vehículo en el aparcamiento de un restaurante de comida rápida de la cadena Wendy's, cuando dos agentes blancos le hicieron un test de alcoholemia que dio positivo.
Como había bebido, Brooks se ofreció a dejar allí el vehículo y caminar hasta la casa de su hermana, pero los agentes decidieron arrestarlo.
Entonces, el hombre forcejeó con los policías, que le dieron descargas eléctricas con sus pistolas, ante lo que reaccionó agarrando uno de esos aparatos, salió corriendo y lanzó descargas a uno de los agentes, que sacó su arma de fuego y disparó contra él.
Su muerte se produjo en medio de la ola de protestas en el país por el asesinato de otro hombre de raza negra, George Floyd, a manos de un policía blanco a finales de mayo en Mineápolis (Minnesota).
Una policía se declara culpable en EEUU
Este mismo martes, la agente de Policía de Louisville (Kentucky) Kelly Goodlett se ha declarado culpable de haber falsificado la orden judicial que llevó a la operación en que murió la afroamericana Breonna Taylor en 2020, y de haber inventado una historia falsa posteriormente para encubrir la culpabilidad.
Este martes, una agente de Policía de Louisville se declaró culpable de haber falsificado la orden judicial que llevó a la operación en que murió por disparos la afroamericana Breonna Taylor.
La agente, de 35 años, es la primera persona decretada culpable en la muerte de Taylor, que desencadenó una oleada de protestas contra la Policía en todo el país.
A principios de agosto, el Gobierno de Estados Unidos imputó a cuatro agentes y exagentes -entre ellos, Goodlett- por violar los derechos civiles de Taylor, que murió por disparos en marzo de 2020 durante una operación antidrogas en su casa, donde no se encontraron estupefacientes.