"Nací en Molenbeek-Saint-Jean en 1942. Estoy muy triste por ver en lo que mi barrio se han convertido", dice en Facebook quien se llama a sí mismo Jacques D'Hanes, después de que la página del distrito actualizara su perfil en homenaje a los asesinados. Hoy, parte de la opinión pública en Francia mira a este barrio de Bruselas, pegado al centro histórico de la ciudad por el oeste pero separado por el canal de Bruselas, con una densidad de población próxima a la de El Cairo o Seúl. El 'barrio de los musulmanes' como se conoce en la capital belga es una cantera de yihadistas y una escuela del terror a sólo 6 kilómetros andando de las instituciones de la Unión Europea. Según 'Le Figaro', un espacio de "miseria" en el que la población musulmana se ha disparado en los últimos 20 años.
Con 22 mezquitas y sólo 5 iglesias, Molenbeek se repliega sobre sí misma con su población mayoritariamente de origen turco y marroquí
El ambiente parece irrespirable si atendemos a lo que se manifiesta en las redes sociales. Kaisa Schnitt cuenta en el perfil del distrito: "Somos un grupo de personas que encontrarán y matarán a cada islamista radical en Molenbeek. Por favor contactenme cuando sepan nombres o direcciones", dice desde una cuenta sin imagen imposible de verificar. En los últimos tiempos Molenbeek ha sido la fábrica de carniceros como Mehdi Nemmouche, francés venido de Siria que atacó el museo judió en Bruselas en mayo de 2014. Los islamistas abatidos por la policía belga en Verviers en enero de 2015 tenían también nexos con la zona. Como el marroquí Ayoub el-Khazzani, casi adolescente guerrero de Alá desarmado justo a tiempo por unos marines norteamericanos cuando pretendía arrasar con su AK-47 el TGV Amsterdam-París, el pasado agosto. Y por último, tres hombres, uno de ellos francés, arrestados este fin de semana en relación con los atentados del viernes. Otro más, Mohamed Abdeslam, trabajaba en el barrio y aún está en búsqueda considerado un hombre "extremadamente peligroso".
En Molenbeek hay registradas 22 mezquitas pero apenas 5 iglesias. La población es mayoritariamente de origen turco y marroquí, afectada por la crisis y el paro. Replegada sobre sí misma a pesar de ser ya inmigrantes de segunda o tercera generación. Aparentemente la historia se repite: jóvenes pequeños delincuentes sin nexos aparentes con la yihad se radicalizan en prisión, de donde salen dispuestos a todo.
Los belgas, heridos y asustados
Bélgica, país confederal sede de las instituciones europeas, observa ahora como su falta de diligencia en el control de la comunidad musulmana y su posible radicalización se vuelve ferozmente en su contra y en la de su vecino país Francia. E. F. es una ciudadana belga que ha vivido en Bruselas durante más de 10 años y conoce bien Molenbeek. "He estado muchas veces allí: prefiero caminar allí por el día, que hay gente en las calles, durante la noche las calles están pobladas casi exclusivamente por hombres, y por lo tanto son menos seguras para una chica. Conozco otros rincones con encanto de Bruselas, yo no me compraría allí una casa, por ejemplo". Aún sin querer mostrar actitudes de abierta xenofobia, el crecimiento en importancia del islam en Bélgica preocupa, y mucho, tanto a mayores como a jóvenes que creen que se ha dejado demasiado espacio y muy poco control a esta comunidad con ramificaciones a veces violentas: "Hoy en día es evidente que la comunidad islámica es más importante en número de practicantes y respeto por la tradición que la comunidad cristiana en Bélgica. Algunos de mis amigos de origen belga y fe cristiana se han convertido al islam. Podría asustar a algunas personas, pero el mundo está cambiando".
"Aquellos musulmanes que yo conozco quieren vivir en paz y creo que la mayoría de la gente en Bélgica quiere paz con independencia de su religión"
La masa de la comunidad hace más fácil a los extremistas que deciden pasar a la acción esconderse. Así pasó también en Madrid antes de los atentados del 11-M, diseñados desde los locutorios del céntrico barrio de Lavapiés. En el joven país belga, establecido en los principios liberales casi desde su nacimiento, aún no se rechaza su modelo de multiculturalidad: "He hablado a menudo de las religiones y el islam con amigos musulmanes. Y todos, sin excepción, defienden la comprensión y la tolerancia que aboga. Entonces, todo depende de las personas con las que interactuamos. Como en todas partes, hay gente con intenciones buenas y malas. Aquellos que conozco quieren vivir en paz y creo que la mayoría de la gente en Bélgica quiere vivir en paz con independencia de la religión. Los responsables de estos actos de barbarie son jóvenes desorientados con una muy mala lectura del Corán. Son una minoría, y es muy importante no confundir con la gran mayoría de gente pacífica en la comunidad musulmana".
Caldo de cultivo
El caldo de cultivo del odio étnico y cultural disfrazado de lucha de clases ya hace tiempo que se apoderó no obstante de Molenbeek-Saint-Jean. Sólo hace falta teclear su nombre en archivos como la plataforma de videos YouTube y la red nos devolverá historias de supuesta represión policial, enfrentamientos graves entre musulmanes y autoridades policiales belgas. Mujeres con velo que denuncian la actuación desmedida de la policía. Otros comentaristas que les interpelan que "no están en su país", algo que no nos dice ni su documento de identidad ni el perfecto francés que hablan. Estamos ante ciudadanos belgas o franceses de pleno derecho, en el caso de este video que sufrieron el incidente mientras celebraban de forma multitudinaria su fiesta del sacrificio.
Otros internautas recuerdan que estos casos son el pan nuestro de cada día en muchas de las distintas ciudades francesas. Creen que la policía actúa de forma medida y que son los mahometanos quienes deben de poner de su parte. Ya son muchos los 'hijos de Molenbeek' responsables de atentados terroristas y negar la realidad tampoco parece inteligente. Los comentarios contra las autoridades y los gritos de 'Allah wak' (Alá es grande) vertidos en internet dan que pensar que el problema está mucho más extendido que unos pocos radicales. El adoctrinamiento en la violencia se está saliendo con la suya y los no musulmanes responden cada vez más desconfiados, cada vez más heridos.
En este populoso barrio a pocos kilómetros del centro de la Unión Europea a alguien se le está dando muy bien fabricar odio. Y el fracaso de las autoridades al intentar evitarlo es incontestable, por el momento. "En algún lugar de Molenbeek debe haber una fábrica de yihadistas", dice esta viñeta en holandés-flamenco.