La octava jornada de huelga convocada este jueves en Francia contra la reforma laboral del Ejecutivo ha sido escenario de nuevos actos de violencia como los registrados en anteriores protestas, con enfrentamientos entre radicales y fuerzas del orden. En París, cerca de una hora después de que se iniciara el recorrido, los altercados comenzaron cuando manifestantes encapuchados se apartaron de la ruta oficial, en la plaza de Bastilla, y la emprendieron contra escaparatees y vehículos.
Cerca de un centenar de radicales, según los medios franceses, volcaron contenedores de basura y lanzaron botellas contra los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos. En el municipio de Fos-sur-Mer, en el sur del país, un manifestante de 51 años resultó herido grave tras ser atropellado por un coche, que forzó una barrera en una rotonda, y que posteriormente se dio a la fuga.
Valls considera inaceptable el bloqueo de centrales nucleares, plantas petroleras y trasnportes
La de este jueves es la octava jornada de movilización en más de dos meses y llega precedida de una fuerte acción sindical esta semana, con bloqueos de centros industriales, en particular plantas petroleras y centrales nucleares, y en infraestructuras de transporte, además de huelgas intersectoriales.
Pese a la presión social, el primer ministro francés, Manuel Valls mantiene que no retirará la reforma laboral, aunque admitió la posibilidad de introducir algún cambio sin modificar "la filosofía general del texto". Valls, cargó este jueves contra los organizadores de las protestas contra su reforma laboral, consideró "inaceptable" que bloqueen centros petroleros y puertos para agotar el carburante en las gasolineras, y les acusó de "atacar los intereses económicos de Francia". Valls dijo en el Senado que el Gobierno "respetará siempre" el derecho a la huelga y a manifestarse, pero no a organizar bloqueos que impiden ir a trabajar o la libertad de circulación.
Las movilizaciones no lograrán la retirada del proyecto
"No dudaré en utilizar todos los medios que da el Estado de derecho", señaló antes de criticar a la Confederación General del Trabajo (CGT) que lidera las movilizaciones, de la que dijo que es "una organización minoritaria" que "no ha conseguido con manifestaciones lo que pretendía, hacer plegar al Gobierno". El primer ministro socialista reiteró que, en contra de lo que exige la CGT, "no se retirará" el proyecto de ley de reforma laboral porque "es una reforma necesaria" que ofrece "un avance de los derechos sociales" y se ha "construido con los sindicatos reformistas".
Persistirán las movilizaciones
Poco antes, el secretario general de la CGT, Philippe Martínez, que participaba en París en la manifestación contra la proposición de ley que se está tramitando en el Parlamento, reiteró su reclamación de que el Ejecutivo la retire porque en caso contrario va a "continuar la movilización".
Martínez, que ironizó sobre las disonancias en el Gobierno y en el Partido Socialista al que pertenece Valls, sobre la posibilidad de modificar el artículo central del proyecto de ley -el que da la primacía a los acuerdos dentro de la empresa sobre los convenios colectivos-, aseguró que "la opinión pública dice que hay que cambiar de política". Eso significa, añadió, "que la política del Gobierno sea conforme con lo que prometió el presidente de la República (François Hollande) cuando era candidato".