La lista Falciani no deja de crecer. A los 1.500 nombres que se conocieron en 2010 -entre los que se encontraban la familia Botín; el médico del dopaje Eufemiano Fuentes; el cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa; o el exalcalde de Boadilla del Monte (Madrid) Arturo González Panero- se sumaron el pasado mes de abril otras 2.508 cuentas facilitadas también por Francia gracias a la colaboración de Falciani con ese país. Anticorrupción ya está analizando toda esa información y trata de detectar a los nuevos evasores con deudas fiscales millonarias con el Estado español.
Hervé Falciani, francoitaliano, informático de 40 años y del HSBC en Ginebra, ha concedido la primera entrevista a un medio español desde que se celebrara este lunes su juicio de extradición. El diario ‘El País’ ha podido entrevistarle desde su escondite donde colabora con la justicia española.
Actualmente, Falciani colabora con la Fiscalía Anticorrupción en la búsqueda de intermediarios o gestores. “Se trata de personas que se dedican a captar clientes para los bancos suizos en España, Francia, Italia, Alemania… Los supuestos defraudadores tratan con ellos para entrar en contacto con los bancos suizos”.
El informático asegura que, tras el rescate europeo a Chipre, muchos de ellos tratan ahora de captar a los ciudadanos rusos que tenían su dinero en ese paraíso fiscal. “También ayudo a España y Francia en la creación de un órgano multidisciplinar dedicado a la vigilancia de la evasión fiscal y el blanqueo de dinero con personas que tengan conocimientos tecnológicos similares a los míos”, explica.
Ante la pregunta de si puede revelar algún nombre español de su lista de presuntos defraudadores, Falciani se muestra tajante. “No. De ninguna manera. Los datos que yo he proporcionado no son solo listas de evasores. La información que yo tengo demuestra que los bancos suizos libran una guerra económica. Ellos son el enemigo, ya que se adaptan a cualquier directiva contra la evasión fiscal o el blanqueo de dinero para seguir haciendo caja”.
"Los bancos suizos son el enemigo, ya que se adaptan a cualquier directiva contra la evasión fiscal o el blanqueo de dinero para seguir haciendo caja”
Cuando echa la vista atrás y ve todo a lo que ha tenido que renunciar por mantener su particular cruzada contra los bancos suizos, Falciani parece no arrepentirse. “Ahora podría vivir tranquilo en Estados Unidos, pero no podemos dejar todo este trabajo en sus manos. Francia, España, Europa en general, también tienen que librar esta guerra. Porque es la gente normal la que está sufriendo sus consecuencias” relata.
El pasado verano, estallaba la polémica. El HSBC y su filial estadounidense, HBUS, había visto comprometida la seguridad de sus controles sobre blanqueo de dinero, lo cual había permitido a muchos clientes lavar dinero procedente de actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico en México o incluso con organizaciones terroristas como Al Qaeda.
El presidente ejecutivo del HSBC, Stuart Gulliver, tuvo que pedir disculpas públicas por lo ocurrido y el banco se vio obligado a provisionar 2.000 millones de dólares para hacer frente a las posibles multas que se le impusieran en Estados Unidos y otros países por facilitar el blanqueo de capitales.
Todo esto no se habría conseguido sin la ayuda de Falciani, que por aquel entonces ya se encontraba en la prisión de Valdemoro (Madrid), “a salvo”, como él sostiene, con la única amenaza de la demanda de extradición a Suiza.
Una detención coreografiada
Falciani reconoce que elegir España como destino no fue algo casual, pese a la orden internacional de busca y captura que pesaba sobre él. “Mi vida corría peligro y en Estados Unidos hubiera sido fácil que alguien pagara para que intentaran matarme. Elegí España sabiendo que iría a la cárcel y que Suiza pediría mi extradición”, asegura.
“Me dijeron que el único sitio seguro en Europa sería España, que había utilizado con éxito mi información en casos importantes como el de la familia Botín”
“Me dijeron que el único sitio seguro en Europa sería España, que había utilizado con éxito mi información en casos importantes como el de la familia Botín”.
Y es que, al exempleado de la sede del Hong Kong Shanghai Bank Corporation (HSBC) en Ginebra, no le faltan enemigos: Por una parte el HSBC –cuarto banco del mundo por capitalización en bolsa- y del que Falciani extrajo las cuentas de 130.000 clientes entre 2006 y 2008. Por otra, el siempre celoso de su opacidad sistema financiero suizo; y por último, los miles de presuntos de defraudadores a los que ha denunciado desde 2009, y que tendrían relación con organizaciones terroristas o cárteles del narcotráfico.
Hasta ahora, se pensaba que la detención de Falciani en el puerto de Barcelona el 1 de julio de 2012 había sido fortuita. De hecho, fuentes policiales aseguraron que descubrieron al informático los gracias a un control rutinario de documentación en el pasaje. Sin embargo, el francoitaliano lo tenía todo milimétricamente controlado.
“El barco era la manera más segura de que saltara la orden internacional de detención emitida por Suiza contra mí, y así fue, en cuanto pisé España fui detenido”. El objetivo era ingresar en prisión, donde estaría seguro. “Barajamos [Falciani y el Departamento de Justicia de Estados Unidos] dos fechas para viajar, el 1 y el 3 de julio del año pasado, pero al final optamos por la primera porque el juez que estaba de guardia sería más favorable a nuestra estrategia”, reconoce sin tapujos.
No se ha lucrado con los secretos de HSBC
A pesar de que Suiza le acusa de haberse lucrado a costa de los secretos descubiertos en HSBC, Falciani lo niega categóricamente.
“Yo nunca he pedido dinero por ellos. Solo he tratado de ayudar a la justicia. La justicia suiza dice una y otra vez que lo intenté porque es la única manera que tienen de acusarme del delito de espionaje industrial que me imputan. Solo si demuestran que yo intenté lucrarme con mi información podrían achacarme ese delito”, explica.
“La información que yo he suministrado está encriptada y asegurada. De ese modo, solo puede acceder a ella la justicia con mi ayuda"
“La información que yo he suministrado está encriptada y asegurada. De ese modo, solo puede acceder a ella la justicia con mi ayuda. Lo hice así por mi propia seguridad”.
Durante el juicio de extradición de este lunes, Falciani pudo probar que no tenía intención de vender su información, y así lo mantuvieron tanto la fiscal española como el fiscal francés Montgolfier, que participó como testigo. “Ahora es la justicia española, y no solo yo, quien ha demostrado que yo no quería vender mi información”, se jacta.