Fuertemente custodiado por la policía española en algún lugar anónimo tras su puesta en libertad provisional el pasado 18 de diciembre, el exempleado del banco suizo HSBC, Hervé Falciani, tiene cosas que contar. Y quiere contarlas. Este italo-francés que destapó nada menos que la identidad de miles de evasores fiscales en todo el mundo teme que se cumpla la orden de extradición emitida por Berna, por lo que le gustaría cantar todo lo que sabe, que no es poco. A través de sus abogados, Falciani ha solicitado a la justicia “comparecer ante las instituciones europeas”, pero también ante cualquier autoridad internacional que se precie, según ha podido saber este medio.
Cuando abandonó la prisión de Valdemoro a mediados de diciembre ataviado de un chaleco antibalas y rodeado por ocho agentes, Hervé Falciani, de 41 años, cerró una página de su vertiginosa historia reciente, iniciada en 2006 con el hurto de datos comprometedores de clientes del HSBC, y abrió otra desconocida; su vida ha estado desde ese año plagada de secretos y huidas, pero Falciani, que reconoce que teme por su vida, quiere seguir adelante: por eso ha pedido permiso a la Audiencia Nacional para destripar ante la Unión Europea y sus instituciones las sombras del secreto bancario helvético, apodado en inglés shadow banking.
Nombres y trucos para aflorar el dinero
El deseo de Falciani por acudir a Bruselas, pero también a Luxemburgo o Estrasburgo (sedes comunitarias), no ha encontrado aún respuesta en las autoridades españolas, que le detuvieron el 1 de julio de 2012 en el puerto de Barcelona procedente de Francia. Tampoco ha habido contestación a la petición suiza de extraditarlo, así como al interés de otros estados por el ingeniero informático, como Francia, Italia (los países en los que posee la nacionalidad) o Estados Unidos. Falciani busca una tribuna que le permita no solo identificar con nombres y apellidos quiénes son y a qué países pertenecen los miles de defraudadores con cuentas en los Alpes, sino también cómo hacer aflorar más dinero en la lucha contra el fraude fiscal.
Sobre esto último ya habría un principio de acuerdo entre el extrabajador del HSBC y España, como publicó este medio hace un mes. Aseguraba Falciani en septiembre, cuando estaba en Valdemoro, que es posible recuperar 100.000 millones escondidos exprimiendo los 2,9 gigas de su disco duro con datos de su antiguo banco, en posesión de Francia desde enero de 2009, cuando la policía gala registra su domicilio de la Costa Azul. Ese registro permite a París hacer aflorar 1.200 millones en el Hexágono.
Más fructífera es la información que recibe la Agencia Tributaria española en mayo de 2010. El entonces gobierno del PSOE pudo recaudar 6.000 millones procedentes de 3.000 cuentas en Suiza y pertenecientes a 659 supuestos defraudadores, de los que solo se conocen los nombres de Emilio y Ana Patricia Botín, el patrón del Banco Santander y su hija.
"Se han tachado nombres de las listas"
Ese es el otro motivo por el que Falciani quiere recorrer las instituciones de la UE: explicar los entresijos del secreto bancario suizo. Los letrados que lo defienden afirman tajantes que las listas entregadas [por París] han sido “deliberadamente adulteradas”: “Se han tachado nombres”, denunció en diciembre pasado a L’ Express el abogado William Bourdon. “Hay un proceso de confiscación de la verdad”.
La querencia del ingeniero se ve avalada por la correspondencia que mantuvo durante su estancia en Valdemoro con ciudadanos de a pie, también revelada por Vozpópuli. En sus cartas privadas, Falciani no se anda con tapujos. “La banca está liderada por mentirosos y corruptos”, llega a escribir en una ocasión.