En la mañana del miércoles se producía una escena insólita en una iglesia del centro de París. Los antidisturbios de la policía francesa desalojaban por la fuerza el templo de Santa Rita, una iglesia condenada a la demolición para levantar en su lugar un bloque de apartamentos y un aparcamiento.
Cerrado desde hace más de un año, el edificio neogótico (1900) estaba ocupado ilegalmente desde hace meses por un sacerdote ultraconservador de la iglesia galicana –no reconocida por la iglesia católica-, que no pagaba el alquiler.
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En realidad, el inmueble pertenecía a la asociación de Capillas Católicas y Apostólicas, que decidió venderla a un promotor inmobiliario. El pasado mes de mayo, el tribunal administrativo de París había dado luz verde al desalojo del templo.
El cura, que terminó siendo arrastrado por los agentes, oficiaba la última misa minutos antes de su desalojo forzoso ante una treintena de fieles que se habían congregado para impedir su evacuación. En la valla metálica con la que el edificio ha sido cercado se podía leer “En Francia los sacerdotes son asesinados y las iglesias son demolidas”.
#SainteRita Des élus présents sont trainés à terre! 12 cars de CRS pour détruire une église! #paris15 pic.twitter.com/7wGoW3x37i
— Philippe Goujon (@Philippe_Goujon) August 3, 2016
Numerosos políticos de la derecha (Los Republicanos) y ultraderecha francesa mostraban su indignación a través de las redes por el desalojo del templo. "¿Y si hiciésemos parkings sobre el terreno de mezquitas salafistas mejor que destruir nuestras iglesias?", se preguntaba en Twitter la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen.