La escalada entre el grupo terrorista islámico Hamás, que gobierna a un millón y medio de personas en Gaza, y el Estado judío ha alcanzado uno de sus picos más altos. Cientos de misiles han sido lanzados desde la franja hacia ciudades israelíes, incluso al norte de Tel Aviv, demostrando que el arsenal palestino ha aumentado en cantidad y calidad desde el último enfrentamiento en 2012. Ataque al que Israel ha respondido con ofensivas por aire y mar, llegando a alcanzar 750 objetivos.
Los objetivos de Hamás no son –nunca lo han sido- militares. Desde siempre ha disparado contra poblaciones civiles y en particular en horario escolar. No es un secreto, la propia organización reconoce que busca matar israelíes sin distinciones de edad. La tensión había aumentado tras el secuestro y asesinato de tres estudiantes judíos de una escuela religiosa, quienes fueron encontrados ocultos cerca de Hebrón. Si bien las redadas hebreas lograron capturar a cientos de radicales, y el nombre de los asesinos –miembros de Hamás- ha sido publicado, estos aún no han sido atrapados. Es cuestión de tiempo. La opinión pública israelí se indignó con el crimen, y con la solidaridad que el mismo despertó en parte de la población palestina de las zonas autónomas en Cisjordania. Poco después un adolescente árabe fue asesinado por extremistas judíos, y el hecho tensó aún más la situación. Los culpables fueron rápidamente capturados por la policía y el Premier Biniamín Netaniahu afirmó que “la diferencia con nuestros vecinos es que nosotros atrapamos a los asesinos y no los consideramos héroes sino criminales”.
Operación "margen protector"
La lluvia de misiles apuntó en estos días a las principales ciudades de Israel, tales como Beersheva, Ashkelón, Ashdod, Tel Aviv, Holón, Raanana, Kfar Saba y Hertzelía. Las sirenas sonaron en las zonas sur y centro numerosas veces, indicando a los ciudadanos que entren en los refugios fortificados. También se disparó contra el aeropuerto Ben Gurión y la propia Jerusalén. Esto último provocó sorpresa e incluso bromas de los israelíes, que se preguntaban qué ocurriría si un misil de Hamás cayera en el Domo de la Roca, el tercer santuario en importancia para el Islam. De todos modos los daños provocados por los cohetes han sido mínimos. El avanzado sistema de defensa antimisiles “Cúpula de Hierro” ha interceptado la casi totalidad que se dirigían a ciudades, y el resto han caído en zonas rurales. Ello no significa que no pueda colarse alguno y provocar una tragedia, pues varios impactaron en casas aunque sin producir víctimas.
Israel por su parte ha destruido selectivamente unos 160 objetivos en Gaza. Fábricas y depósitos de armamentos, cuarteles, lanzaderas de cohetes y túneles subterráneos. Por más preciso que se intente sean los bombardeos, se han producido víctimas civiles, dado además que Hamás utiliza edificios de viviendas como plataformas de lanzamiento. Se habla de 27 fallecidos. Se calcula que la organización islámica cuentan con 10.000 misiles.
El miércoles las fuerzas hebreas eliminaron a Muhamad Shaaban, alto dirigente de Hamás y a Abdulla Difalla, integrante de la Jihad Islámica. Otros cinco comandos de Hamás que intentaron infiltrarse desde el mar fueron abatidos por fuerzas de élite, y un túnel que comunicaba Gaza con el desierto del Neguev, por el cual intentó ingresar un grupo armado, fue destruido.
El ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalon, avisó que el operativo se extenderá hasta eliminar la capacidad ofensiva de Gaza. No se descarta un ingreso por tierra para complementar los ataques de la fuerza aérea. Fueron movilizados unos 40.000 reservistas. El objetivo de llevar la calma al sur de Israel tomará su tiempo.