"Influencer panafricano", "líder supremacista negro", opuesto al mestizaje y partidario de la separación entre blancos y negros. Kemi Seba, cuyo nombre de nacimiento es Stellio Gilles Robert Capo Chichi, ha comenzado a sonar en España tras el 'honor' que le dispensó hace unos días la dirigente de Podemos Ione Belarra.
El acontecimiento hubiera pasado casi inadvertido si no fuera porque al diario izquierdista francés Libération le causó tanta sorpresa que dedicó una información al encuentro entre la anfitriona y su ilustre invitado, con la foto que la líder podemita publicó en su cuenta X el pasado 5 de noviembre.
En España, algunos han empezado a conocerle después de ese tuit y haber consultado la página en español de Wikipedia dedicada al también conocido por sus fieles como el 'filosofo de la panafricanidad'. Pero a ese texto de la 'Wiki' habría que añadir otras informaciones que hacen de él en Francia una figura menos atractiva, la de un racista condenado por judeófobo, cuyas declaraciones se comparaban a las de los autores de 'Los Protocolos de los sabios de Sión' y a las escritas en el mismo 'Mein Kampf' del entonces cabo y aspirante pintor Adolf H.
En todo caso, debe su pequeña fama como agitador pagado por el Kremlin para influir en la opinión pública de ciertas audiencias del África del Oeste, justo en el momento en que algunos países de esa área rompían con París para entregarse en los brazos de Vladímir Putin.
Privado de nacionalidad francesa, arrestado por los servicios secretos
Poco antes de su visita a Madrid, Saba, o Capo Chichi, como prefieran, pasó por París, donde fue detenido durante más de dos días en los calabozos de los servicios de inteligencia franceses, la Direccción General de Seguridad Interior, el FBI de nuestros vecinos ultrapirenaicos. Nacido hace 42 años en Estrasburgo, de padres originarios de Benin, Kemi Saba fue puesto en libertad sin que las autoridades francesas comunicaran el porqué de su arresto.
En aplicación de una ley del código penal francés, no utilizada desde los años 60, el militante proafricanista fue privado de la nacionalidad francesa en el pasado mes de julio. En 2023, el diputado del partido Renacimiento, formación afín a Macron, Thomas Gassilloud, presidente de la Comisión de Defensa Nacional en la Asamblea, acusó a Saba de “ser un agente de la propaganda rusa” y de “servir a una potencia extranjera que alimenta el sentimiento antifrancés”.
Porque Saba debe su pequeña fama como agitador pagado por el Kremlin para influir en la opinión pública de ciertas audiencias del África del Oeste, justo en el momento en que algunos países de esa área rompían con París para entregarse en los brazos de Vladímir Putin.
Stellio Gilles Robert Capo Chichi, alias Kemi Saba, preside también la ONG Urgencias panafricanistas, nunca ha negado su cercanía a Moscú y a los 'filósofos' con los que Putin se alimenta intelectualmente, como Alexander Duguin, que se hizo más conocido en Occidente por el atentado dirigido contra él en el que murió su hija, Daria, en agosto de 2022.
A sueldo del grupo Wagner en África
Desde hace años, Kemi Seba, que hoy vive entre Benin y Níger, país que le ha concedido un pasaporte como 'consejero especial' del jefe de la junta golpista en el poder, Adadurahman Tiani, agita las redes y la prensa del Oeste de África, en especial en las antiguas colonias francesas, contra la antigua metrópoli. Ha actuado como agente local de Moscú que, a través antes del grupo Wagner y de su reemplazo -bien atados hoy por el Kremlin- para socavar los intereses franceses. Francia, que ha mantenido durante años tropas en la zona para contener la penetración islamista, se ha visto obligado a repatriar a sus soldados de Niger, Burkina Faso y Mali.
Saba, expulsado de Senegal, Costa de Marfil y Guinea Conakry, recibió 440.000 euros de Wagner entre octubre de 2018 y julio de 2019, según una investigación periodística de la tv francoalemana Arte, el alemán 'Die welt' y la histórica revista 'Jeune Afrique', editada en París. Menos conocido en Francia que en África, Seba dice contar con más de un millón de seguidores en Facebook, 300.000 en Instagram y 200.000 en Youtube.
Su labor de zapa contra Francia no se detiene en África: se desplaza allí donde puede agitar el resentimiento de la población local contra París. Utilizando la pretendida solidaridad entre personas de raza negra, visita los departamentos y territorios del ultramar francés, donde, por cierto, la población - de mayoría negra - vota mayoritariamente por Marine Le Pen.
Este Víctor Serge (el legendario revoluconario socialista) de pacotilla no oculta tampoco sus lazos o sus ganas de colaborar con China. Así, también defiende en Nueva Caledonia la causa independentista, sostenida por Pekín, que quiere hacerse con el níquel y algo más en esa área. Y como nada que afecte negativamente a Francia le es ajeno, ha participado también recientemente en la sede de la ONU, en Ginebra, en un foro organizado por otra dictadura, Azerbaiyán (a través del “Grupo de iniciativa de Bakú”), otro aliado chino en Nueva Caledonia y enemigo diplomático de París, por el apoyo francés a Armenia. Y, tras Moscú y Pekín, no podía librarse de ser invitado por la República islámica de Irán, donde este año participó en otro debate. Por cierto, además de los tres pilares de la alianza antioccidental, Kemi Seba siempre tiene palabras elogiosas para la Venezuela chavista y madurista.
Kemi Seba dice haber cambiado desde sus comienzos en la 'Tribu Ka', organización racista de antiblancos y antijudíos creada tras su 'aprendizaje' en Los Ángeles, en 1999, dentro de la 'Nation of Islam. No es Malcom X el que quiere, y menos Martin Luther King. Hoy, el compañero de lucha de Ione Belarra y de Podemos asegura que no tiene nada contra el proletariado occidental (blanco, pero no menciona la palabra), sino solo contra las oligarquías.
Un abogado español
Otro personaje clave en esta 'evolución' es su abogado, Juan Branco, nacido en Estepona, 35 años, hijo del productor de cine portugués Paulo Branco y de la psicoanalista española Dolores López. Brillante estudiante, Branco es el prototipo del militante ultraizquierdista francés (y no solo): familia adinerada, habitante en el barrio más acomodado de la capital francesa, estudios en los mejores colegios y universidades…e ínfulas revolucionarias.
Kemi Seba reconoce que Branco no es precisamente un proletario, pero le concede el título de 'mestizo social', lo que se podría traducir como 'blanco rico, pero bueno'. Como Belarra, quizá; como Javier Sánchez Serna, como Esther Miranda, “miembros del buró de la estructura revolucionaria de la izquierda española” (sic), a los que Monsieur Capo les agradece en X, con foto incluida, haber mantenido con él una reunión "sobre la necesidad de unir nuestras fuerzas frente a la oligarquía liberal, frente al neocolonialismo occidental, frente a la injusticia social".
Según el invitado de Belarra en el Congreso de los Diputados, "la reunión con Podemos supone el inicio de una larga colaboración con un partido que tiene la misma preocupación que nosotros sobre la lucha de clases y la explotación del proletariado blanco o negro". De hecho, Kemi Saba declaró a un medio africano que volvió a España poco más tarde.