Lo que parecía ser una nueva etapa de reformismo para el régimen iraní, ha quedado en papel mojado. Quien se presentara como un mensaje de cambio y esperanza y ser quien trajera la moderación y y el reformismo a Irán, se ha convertido en una falsa promesa. Masoud Pezeshkian, quien lleva apenas dos meses en el Palacio de Golestán (vivienda presidencial), ha sido partícipe de múltiples ejecuciones, sumando más de 250 reos desde el inicio de su mandato.
Pezeshkian se presentó como el candidato "reformista", abogando por la apertura del régimen de los Ayatolás a la comunidad internacional así como un acercamiento al bloque occidental a fin de relanzar su economía y neutralizar -o aliviar- las fuertes tensiones regionales. Pero tras algo más de dos meses al frente del Gobierno iraní y con unas cifras alarmantes de ejecuciones, además de su forma de abordar la relación con occidente -incluyendo Israel- Pezeshkian deja claro que no habrá cambios en el país persa.
Dieciséis ejecuciones en un día
Las autoridades de Teherán ejecutaron a al menos dieciséis personas en un solo día, según un informe de la Organización Iraní de Derechos Humanos. Este miércoles se ejecutaron en la prisión central de Karaj a trece hombres y una mujer. En el mismo día, pero en la prisión central de Urmía, a otros dos reos les fue aplicada la pena capital. Los cargos contra estos presos fueron el de “asesinato premeditado”, “violación” y delitos relacionados con drogas, por ellos, fueron condenados a muerte.
Los ejecutados variaban entre jóvenes de apenas 30 años hasta jubilados, incluyendo una mujer. Según Amnistía Internacional, Irán ha alcanzado su nivel más alto de condenados bajo pena de muerte en los últimos ocho años: solo en 2023, el poder judicial de la República Islámica ejecutó a 853 personas.
Manifestantes en Londres en contra de las ejecuciones en Irán | EP
Estas cifras suponen un aumento del 89% en las penas de muerte por delitos relacionados con las drogas en comparación con datos de 2022, cuando se ejecutaron a poco más de 250 condenados. Las últimas cifras también muestran un incremento del 264% respecto a 2021, año en el que se ejecutaron a 132 personas por cargos similares.
Datos de 2024
Según la Organización de Derechos Humanos de Irán, en 2024 ha habido, hasta la fecha, 570 ejecuciones, cifra que puede diferir de la realidad ante la falta de transparencia del régimen de los ayatolás en esta materia. Desde el año 2010, que esta organización lleva contabilizando las penas capitales llevadas acabo 8399 han sido ejecutadas en el país persa. Durante los catorce años que se llevan recopilando datos, han sido ejecutados 71 menores y 229 mujeres. Y en lo que va de año 19 mujeres y un menor han sido sentenciados a la pena capital, y esta se ha llevado a cabo.
Irán: mayor número de ejecuciones
Desde 2015, Irán lleva liderando el ranquin de países donde más ejecuciones ha habido en todo el mundo. Tan sólo en 2023, la cifra de condenados a la pena de muerte -y consecuentemente ejecutados- se elevó a 853 personas conocidas, siendo el número más alto en las dos últimas décadas. En lo que llevamos de año, según datos proporcionados por Iran Human Right (IHR) el régimen de los ayatolás ha ejecutado a más de 500 personas, con un mes de agosto récord que se ha saldado con tres penas efectuadas cada día y un total de 93 reos muertos. Según los mismos datos, del total de penas capitales llevadas a cabo este año, al menos 15 presos eran mujeres y otros cinco menores de edad en el momento que cometieron el delito.
Una protesta en Roma contra las ejecuciones en Irán | EP
Según datos proporcionados por un estudio llevado a cabo por la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte, el 85% de los iraníes se opone a la pena capital y cuando se trata de un menor, el porcentaje aumenta considerablemente. Ese mismo número de personas rechaza la práctica de las ejecuciones públicas, algo ya minoritario a lo largo y ancho del país, pero que se sigue llevando a cabo, sobre todo en núcleos más aislados de las grandes ciudades.
Según un informe de las Naciones Unidas, el gobierno de Teherán no pone esfuerzos a la hora de reducir las ejecuciones y denuncia que siguen llevándose a cabo por delitos menores como robo o narcotráfico: "El pacto internacional de derechos civiles y políticos, del que Irán es parte, restringe la aplicación de la pena de muerte a los 'delitos más graves' entendidos como el homicidio intencional".
Ejecuciones por delitos menores
Más de la mitad de las ejecuciones llevadas a cabo en Irán han sido por delitos menores. De las 853 penas capitales impuestas, 481 fueron por tráfico de drogas, algo más de un 50%; 292 por homicidio; 22 por violación y las 58 restantes por crímenes contra la religión y el estado (incluyendo también la blasfemia, el adulterio y otros delitos no especificados).
La sharía, el sistema legal islámico, que en árabe significa literalmente "el camino claro hacia el agua", es -en definitiva- un código de conducta que define todos los aspectos de la vida de la comunidad musulmana, con normas que atañen desde las plegarias hasta los ayunos o la conducta en el día a día.
Entre dicho ordenamiento se prevén tres casuísticas bajo las cuales se puede llegar a la pena capital: las 'qisas', el ojo por ojo; el hudud, las ofensas a la religión y el ta'zir, aquellos delitos considerados negativos o dañinos para el estado o para la convivencia de la sociedad.
El número de condenados a la pena capital es en verdad mayor al número de ejecutados, pero al existir la figura del 'perdón', muchas de las familias contrariadas por un delito conceden dicho perdón al condenado a cambio de que el denunciado cumpla una pena alternativa.
Dentro de las razones de las penas capitales en Irán, las Naciones Unidas señalan que al menos seis de los presos ejecutados lo fueron por causas políticas, como por ejemplo por la participación en las multitudinarias manifestaciones en contra del régimen de los ayatolás de 2022 tras la muerte de la joven Mahsa Amini cuando estaba bajo custodia policial después de ser detenida por no llevar el velo.
Pezeshkian, quien se presentó como una figura que llevara la moderación y fue muy crítico durante su campaña contra las penas capitales, pero desde que entrara a finales de julio en el Palacio de Golestán no ha frenado las ejecuciones, continuando estas en los primeros meses de su mandato e incluso llegando a crifras récord en el mes de agosto.