Internacional

El Partido Popular Europeo tensa la cuerda con los socialdemócratas en el reparto de altos cargos de la UE

Primera reunión de los 27 tras las elecciones europeas para negociar los cuatro grandes puestos europeos. Von der Leyen apunta a mantenerse en la CE y Antonio Costa aspira al Consejo

  • Ursula von der Leyen. -

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunieron este lunes por la noche en Bruselas para negociar los nombramientos de los cuatro principales altos cargos comunitarios. La reunión vespertina, de carácter informal, se ha producido ocho días después de las elecciones europeas que ganó el Partido Popular Europeo y en las que socialdemócratas y liberales consiguieron limitar su pérdida de votos a pesar del fuerte avance de algunos partidos de derecha radical que han revolucionado el tablero político nacional, caso de Francia o Alemania, o consolidado una tendencia que ya era clara, caso de Italia. 

Con estos resultados, la coalición en torno al centro apunta a volver a gobernar en la próxima legislatura y, por lo tanto, el reparto de los grandes puestos europeos se hará en consecuencia. Los populares tienen en su mano la opción de mantener la presidencia de la Comisión Europea para su familia política con la alemana Ursula von der Leyen, cabeza de lista del PPE en los comicios, que repetirá en el cargo durante los próximos cinco años salvo giro de guion inesperado. También se espera la continuidad de la popular maltesa Roberta Metsola como presidenta del Parlamento Europeo, al menos en la primera mitad de la legislatura.

Las quinielas en los pasillos comunitarios apuntan a que las caras nuevas llegarán de la mano de socialdemócratas y liberales para la presidencia del Consejo Europeo y la jefatura de la Diplomacia de la UE respectivamente. El nombramiento más avanzado desde hace semanas es el del ex primer ministro de Portugal, el socialista Antonio Costa, que se erige en favorito para sustituir al belga Charles Michel al frente del Consejo. Por su parte, la candidatura menos clara a estas horas es la del sustituto del español Josep Borrell como Alto Representante en el Exterior de la UE. La actual primera ministra de Estonia, la liberal Kaja Kallas, ha tomado la delantera en esta carrera en las últimas horas aunque su nombramiento suscita todavía muchas dudas en las altas esferas comunitarias.

Sin embargo, a lo largo de las negociaciones, los populares europeos han reclamado a los socialdemócratas la mitad del mandato del futuro presidente del Consejo. Plantean que Antonio Costa permanezca dos años y medio en el cargo y que los otros dos años y medio de la legislatura sean bajo la batuta de algún dirigente popular. Un reparto que también se plantea para la presidencia del Parlamento Europeo pero con la diferencia de que en el caso de la Eurocámara ya se ha llevado a cabo tradicionalmente en las últimas legislaturas. En el Consejo, no ha sido el caso. 

Esta petición ha cogido por sorpresa a los negociadores socialdemócratas, el alemán Olaf Scholz y el español Pedro Sánchez, y podría complicar un reparto que se antojaba relativamente sencillo antes de la cita de este lunes a la que los líderes llegaban anticipando un escenario más sencillo que en 2019 cuando las negociaciones fueron especialmente complejas y se cerraron ya comenzado el mes de julio cuando la Alemania de Angela Merkel hizo emerger el nombre de von der Leyen, desconocida en Europa hasta entonces.

La otra candidatura, menos clara en los últimos días, es la del sustituto del español Josep Borrell como Alto Representante en el Exterior de la UE. La actual primera ministra de Estonia, la liberal Kaja Kallas, ha tomado la delantera en esta carrera en las últimas horas aunque su nombramiento suscita todavía muchas dudas en las altas esferas comunitarias.

Costa, de dimitir en Portugal a presidir el Consejo

Poner a 27 Estados miembros de acuerdo siempre es complicado. Las negociaciones a las que se enfrentan estos días y que, tras la cena informal de este lunes, podrían ratificar ya en la cumbre de los días 27 y 28 de junio, tienen un procedimiento claramente marcado en los Tratados de la UE. En este sentido, la elección de los altos cargos debe reflejar los resultados de las elecciones, pero también la diversidad de la UE en lo que respecta a la geografía, el tamaño de los países o el género

En este equilibrio aparecería como único representante de los socialdemócratas y único hombre en las quinielas, el portugués Antonio Costa, que tuvo que dimitir hace apenas unos meses después de que la Fiscalía abriera una investigación contra él y otros miembros de su gabinete por presunta corrupción, prevaricación, y tráfico de influencias. El proceso judicial en curso en Portugal ha hecho decaer las principales sospechas que pesaban sobre Costa y han permitido al político convertirse ahora en principal baza de su familia europea para un cargo con un gran peso específico.

A favor de Costa pesa el prestigio que se labró al frente del gobierno portugués, reconocido por los propios conservadores, ahora en el poder, y que le apoyan para presidir el Consejo. El veterano político también goza de buena fama entre líderes europeos con los que coincidió durante años en múltiples cumbres. Costa, con fama de hábil negociador, dialogante y cercano, cuenta además con el apoyo casi unánime de los socialdemócratas europeos, entre ellos el de Pedro Sánchez con quien siempre ha tenido una gran afinidad. 

Kallas, mensaje para Putin

La gran desconocida de estas quinielas es la estonia Kaja Kallas. La actual primera ministra del país sería la cuota de la familia liberal, pero sobre todo la de los países bálticos y del norte de Europa en un momento especialmente complejo para esta zona geográfica por los miedos que suscitan para muchos las fronteras con Rusia tras su invasión a Ucrania. De hecho, Kallas es enemiga directa de Vladimir Putin que lanzó contra ella una orden de busca y captura el pasado mes de febrero por "destrucción y daños a monumentos de homenaje a soldados soviéticos".

Kallas ha sido una de las mandatarias que más ha marcado distancias con Rusia en los últimos meses por lo que, en el actual contexto de guerra, su nombramiento como Jefa de la Diplomacia de la UE sería un gran gesto con Ucrania. En caso de acceder al puesto, sucedería al español e histórico dirigente socialista, Josep Borrell, que dejará su puesto a los 77 años tras una legislatura marcada por la pandemia y los conflictos.

El Alto Representante en el Exterior de la UE tiene cada vez más exposición en el organigrama comunitario, aunque también tiene competencias muy limitadas. Se trata de un cargo que puede convertirse en caramelo envenenado para quien lo ostente en el actual contexto de la guerra de Ucrania y sus consecuencias en las relaciones con Rusia, la guerra de Gaza o las relaciones con actores tan importantes como China o Estados Unidos que condicionarán buena parte de la próxima legislatura. 

La derecha radical, sin representación

El auge de los partidos de la derecha más radical no se verá reflejado en los nombramientos que van a acordar los líderes de los 27 y que van a tener un claro aroma a continuismo. La reedición de la coalición en torno al centro supondrá dejar fuera de los puestos clave a los Conservadores y Reformistas, grupo que cuenta en la actualidad con dos gobiernos en Europa, el de la italiana Giorgia Meloni y el del checo Petr Fiala, además del del populista húngaro Viktor Orban. 

Sus votos a favor no son necesarios ya que los nombramientos que dependen del Consejo solo necesitan una mayoría cualificada y no absoluta. Sin embargo, obviar el ascenso de las fuerzas que representan también es un motivo de discusión en Europa. De hecho, más allá de que se queden fuera del reparto de puestos, sí se espera que los Conservadores y Reformistas, familia política a la que también pertenece Vox, pueda llegar a acuerdos puntuales con los populares europeos en la Eurocámara en algunos temas de peso a lo largo de la legislatura.

Los partidos que se quedarán fuera de cualquier consideración serán los que se sitúan en los extremos del hemiciclo comunitario. En Bruselas, tanto a nivel institucional como de líderes UE, se mantiene la línea roja a partidos populistas que no gobiernan y que son considerados de ultraderecha o extrema derecha, caso del de Le Pen en Francia o AfD en Alemania, a pesar de la fuerte subida que han protagonizado en las elecciones europeas. Tampoco habrá hueco en los acuerdos para la izquierda radical, en retroceso en los comicios, y solo se esperan acuerdos residuales con los Verdes, en claro retroceso tras su batacazo electoral en varios países, especialmente en Alemania y Bélgica.

En todo caso, las próximas semanas servirán para conocer el peso exacto que cada familia política tendrá en el próximo Parlamento Europeo. Además de los cuatro altos cargos de la UE, estas semanas también negocian en paralelo los propios partidos nacionales la formación de los grandes bloques a nivel europeo. Hasta ahora, todo apunta a que Meloni seguirá en su familia política actual, a medio camino entre el PPE y la derecha más radical. Sin embargo, no se descartan movimientos en las próximas semanas que puedan desequilibrar la actual balanza de poder en la Eurocámara.

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