La Organización Internacional para la Migración (OIM) estima que al menos 670 personas habrían muerto en la devastadora avalancha de tierra y rocas que ha sepultado decenas de viviendas en las tierras altas del norte de Papúa Nueva Guinea.
El jefe de la misión de la OIM en el país, Serhan Aktoprak, ha explicado a la cadena australiana ABC que más de 150 viviendas han quedado completamente enterradas bajo ocho metros de escombros de montaña tras un deslave que ha afectado a varias localidades, como Kaokalam y Yambali.
Según las autoridades locales, en las tierras altas de Papúa Nueva Guinea suelen vivir entre 10 y 15 personas por domicilio, por lo que las estimaciones de fallecidos podrían aumentar en las próximas horas, teniendo en cuenta además que otras cuatro localidades más se han visto en mayor o menor medida afectadas por el deslave. De momento, los efectivos de rescate en la zona solo han podido recuperar cinco cadáveres.
Las autoridades cifran ahora mismo los supervivientes en unos 1.250 mientras que ONG como Care International, que directamente describen la situación como "catastrófica" cifran el total de afectados en más de 4.000.
La directora de Care International para el país, Justine McMahon, avisa además de que la avalancha ha ocurrido en un lugar marcado por recientes luchas tribales que dejaron en febrero en torno a 50 muertos y acabaron expulsando a las comunidades afectadas precisamente a las tierras altas arrasadas por la avalancha.
Es más, estos enfrentamientos han conocido un nuevo episodio en las últimas horas, en la cercana localidad de Tambitanis, a 27 kilómetros, que han dejado al menos ocho muertos y más de una treintena de casas y negocios quemados, con el consiguiente riesgo para el personal humanitario.
Las tareas de rescate y recuperación se están viendo enormemente dificultadas porque la avalancha ha dejado toda la zona cerrada al paso de los vehículos. Además, tal y como ha reconocido Akroprak, la zona no es ni mucho menos estable. "Hace una hora mis compañeros tuvieron que escapar del lugar porque seguían cayendo rocas", ha añadido a la cadena ABC. Los participantes en estas labores temen que no se conocerá una cifra ajustada de fallecidos hasta dentro de semanas, incluso.
De momento, el Gobierno australiano ya ha comenzado a movilizar ayuda humanitaria a través de la capital, Port Moresby, pero la ciudad se encuentra a 600 kilómetros de la provincia de Enga, por lo que no se espera su llegada inmediata. McMahon sí que ha podido confirmar que, a lo largo de las próximas horas, comenzará un despliegue de aviones de reconocimiento del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) así como del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para facilitar las tareas de localización de posibles supervivientes.