La muerte de Mahsa Amini ha logrado galvanizar a miles de iraníes a través del dolor y la empatía con protestas por todo Irán, a diferencia de otras ocasiones en las que las manifestaciones se redujeron a fragmentados grupos sociales movilizados por la economía.
Las protestas comenzaron tímidamente el viernes tras conocerse la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal el velo y se han ido extendiendo, cada vez mayores, en más puntos del país y más violentas. En el país persa las protestas no son algo nuevo: en 2019 muchos iraníes se echaron a las calles por el aumento del precio de los combustibles, y en 2020 y 2021 las sequías provocaron manifestaciones.
Este 2022, los jubilados han protestado por sus pensiones, mientras que el aumento del coste del pan ha hecho que muchos iraníes desafiarán una vez más a las autoridades con manifestaciones callejeras. Pero todas esas protestas quedaron limitadas a los grupos o clases sociales que las iniciaron, a pesar de que fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad y en muchas de ellas hubo muertos, como en las 2019, cuando se estima que murieron 300 manifestantes. Sin embargo, las protestas por la muerte de Amini han ido más allá y han roto la fragmentación de la sociedad iraní.
Movilización en 50 ciudades de Irán
La organización de Derechos Humanos Hengaw ha informado de que son 11 las personas, entre los que se encuentra un niño de 16 años y una madre de tres hijos, las que han fallecido en el marco de las protestas que están teniendo lugar en la provincia iraní de Kurdistán por la muerte de una mujer después de ser detenida por llevar mal puesto el velo. Según ha informado la ONG en su perfil oficial de Twitter, dos de los fallecidos eran de la ciudad de Divandaré, mientras que otros cuatro eran naturales de Piranshahrm, Saqqez, Dehgolan y Qasr-e Shirin. Asimismo, otras cuatro personas han fallecido en la ciudad de Urmía.
Con todo, según las estadísticas proporcionadas por Hengaw, se contabilizan más de 400 heridos. Los manifestantes se han echado a las calles en al menos 50 ciudades y pueblos de todo el país, originando de esta manera la ola más grande de protestas desde que en 2019 miles de personas salieran en contra del aumento del precio de la gasolina.
Las movilizaciones han tenido su epicentro en las zonas de mayoría kurda del noroeste del país, si bien se han extendido a numerosas ciudades, incluida la capital, Teherán. De hecho, este mismo miércoles, el gobernador de Shiraz, Lorfolá Shibani, ha indicado que un agente de Policía murió el martes en el marco de un incidente en la ciudad de Mashhad (noreste) que se saldó además con otros cuatro agentes heridos.
Según el Centro de Estadísticas y Documentos de la ONG, en los últimos cuatro días, más de 500 ciudadanos kurdos han sido arrestados por las fuerzas de seguridad. Hengaw ha denunciado en un comunicado que "muchos heridos no han visitado los centros médicos por miedo a ser detenidos".
Mahsa Amini, de 22 años y miembro de la minoría kurda iraní, fue detenida el 13 de septiembre en Teherán por vestir de forma inadecuada y falleció tres días después de caer en coma tras desmayarse en un centro de detención, en medio de denuncias sobre torturas y malos tratos. La Policía de Teherán salió el lunes al paso de la polémica y aseguró que la muerte de Amini fue un "incidente desafortunado", mientras que el presidente iraní, Ebrahim Raisi, habló el domingo por teléfono con la familia y prometió una investigación minuciosa para esclarecer lo ocurrido.