Casi una cuarta parte de los 230 centros de atención sanitaria continuada del Reino Unido han cerrado en los últimos tres años, lo que pone en riesgo a los más vulnerables, denunció hoy el regulador de los servicios de salud británico.
Desde 2010, año de la llegada al poder del conservador David Cameron, se han cerrado 50 de los 230 centros de atención continuada -conocidos popularmente como "walk-in centres"- repartidos por varios puntos del país, según Monitor, regulador de los servicios.
Su principal función es la de facilitar un servicio de urgencias sanitarias durante las 24 horas del día para tratar patologías leves o poco graves, como infecciones, dolores de estómago, fiebre, cortes o quemaduras leves.
Según el regulador, este cierre progresivo "puede dejar a algunos pacientes fuera del acceso a la sanidad, sobre todo a aquellos con menos ingresos y socialmente excluidos", como los sin techo, refugiados o adictos a las drogas.
Una encuesta elaborada por el mismo regulador reveló que más del 50% de los pacientes que acuden a estos centros lo hacen obligados por la imposibilidad de concertar una visita de su médico de cabecera a corto plazo.
Los "walk-in centres" son parte de la solución, pero no la única", dijo el secretario de Estado británico de Sanidad, Lord Howe, quien apuntó a las farmacias como posible remedio ante una urgencia. "Se ha gastado mucho dinero en estas instalaciones, algunas de ellas con muy poca demanda de pacientes", aseguró en un comunicado el doctor Chaand Nagpaul, presidente de la Asociación Médica Británica.
El regulador sanitario Monitors también alertó de que el contrato de parte de los centros que están funcionando actualmente expira en 2014 y 2015, por lo que podrían producirse más cierres de estas unidades en el futuro.
Estos centros de atención continuada fueron potenciados en los años 2000 por el entonces primer ministro británico laborista Tony Blair, con el objetivo de descongestionar las visitas de los médicos de cabecera y agilizar los tiempos de espera.