El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anticipó este martes su participación en el próximo debate programado para el 15 de octubre en Miami, pero su rival demócrata, Joe Biden, respondió que no debería celebrarse si el mandatario sigue enfermo de la covid-19.
Por primera vez desde que Trump confirmase el pasado viernes su positivo por coronavirus, este martes, su médico, Sean Conley, informó de que el presidente "no muestra síntomas" de la enfermedad, que en Estados Unidos se ha cobrado ya 210.874 vidas.
"Tuvo una primera noche reconfortante en casa y hoy no muestra síntomas", dijo Conley en referencia a la primera noche del presidente en la Casa Blanca tras una hospitalización exprés para tratarse de la covid-19.
Pulso por el debate
Trump celebró su diagnóstico anticipando su participación en el debate presidencial del 15 de octubre, un cara a cara que a día de hoy está en duda dado que habrán pasado apenas 14 días desde que el presidente fue diagnosticado.
"Estoy esperando el debate de la noche del jueves 15 de octubre en Miami. ¡Será genial!", escribió Trump, que necesita un golpe de efecto en los días que quedan de campaña para darle la vuelta a la tendencia favorable a Biden de las encuestas.
I am looking forward to the debate on the evening of Thursday, October 15th in Miami. It will be great!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 6, 2020
Sin embargo, preguntado al respecto, el que fuera vicepresidente de Barack Obama entre 2009 y 2017 no se mostró tan convencido de la celebración del cara a cara.
"Creo que si todavía tiene covid-19, no deberíamos tener un debate", afirmó Biden, que tiene 77 años, en declaraciones a periodistas.
El demócrata dijo que "espera" debatir con Trump en esas fechas, pero también que deben seguirse "protocolos muy estrictos".
"Demasiada gente se ha contagiado. Es un problema muy grave, así que me guiaré por los protocolos", aseguró Biden, cuya campaña anunció que volvió a dar negativo en una nueva prueba a la que se sometió este martes.
La cautela de Biden coincidió con la expresada por el alcalde de Miami, el republicano Francis Suárez, quien indicó que no cree que esa visita "sea segura ni para él (Trump) ni para nadie más".
¿Plexiglás como solución?
A falta todavía de algunos días para ese hipotético debate, este miércoles se celebrará el vicepresidencial entre el republicano Mike Pence y la demócrata Kamala Harris.
El vicepresidente ha dado negativo en todas las pruebas a las que se ha sometido pese a que estuvo en contacto con Trump en las horas previas a su diagnóstico, pero aun así la campaña demócrata ha pedido barreras separatorias de plexiglás durante el cara a cara.
Sin embargo, el jefe de Gabinete del vicepresidente, Marc Short, apuntó este martes que su equipo no ve necesaria ninguna barrera en torno a Pence, dado que se aplicarán otras medidas como una separación de casi cuatro metros.
"Si ella (Harris) lo quiere, (estamos) más que encantados de que se rodee de plexiglás si eso le hace sentir más a gusto", indicó Short, citado por el diario The Washington Post, quien agregó "no es necesario".
Más positivos en la Casa Blanca
El brote de coronavirus de la Casa Blanca no para de crecer y ya supera los 20 infectados desde que Trump y la primera dama, Melania Trump, anunciasen el pasado viernes de madrugada sus positivos.
Este martes fue el turno de Stephen Miller, el principal asesor en inmigración de Trump, que tras aislarse algunos días en su casa regresó a la Casa Blanca a trabajar previo conocimiento de su diagnóstico.
"Durante los últimos cinco días he estado trabajando en remoto y aislado, dando negativo todos los días hasta ayer. Hoy, di positivo por covid-19 y estoy en cuarentena", dijo Miller en un comunicado.
El del asesor en inmigración es el positivo número 23 vinculado al brote en la Casa Blanca, que forzó la hospitalización de Trump durante el fin de semana pasado.
Además del presidente y la primera dama también se han contagiado la asesora Hope Hicks, la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, cuatro miembros de su equipo, dos senadores, varios periodistas o el vicecomandante de la Guardia Costera, Charles Ray, entre otros.
Aunque es complicado determinar el origen del brote, la mayoría de los infectados asistieron el 26 de septiembre a la ceremonia de nominación de la jueza Amy Coney Barrett para el Tribunal Supremo, casi todos sin mascarillas.