Estados Unidos ha bombardeado durante la noche de este viernes, por orden de su presidente, Donald Trump, la base aérea de Shayrat como represalia al ataque con armas químicas que acabó con la vida de unos 80 civiles este martes, la primera agresión directa de EE.UU. desde que comenzara la guerra civil.
Las fuerzas militares estadounidenses lanzaron un total de 59 misiles de crucero desde dos de sus buques militares ubicadas en el Mediterráneo para diezmar la capacidad de las fuerzas aéreas sirias, desde donde la Casa Blanca cree que se lanzó el ataque químico, en la ciudad de Homs.
"El martes el dictador sirio, Bachar Al Asad, lanzó un horrible ataque químico contra civiles inocentes. Usando un agente nervioso mortal, Asad ahogó las vidas de hombres, mujeres y niños indefensos. Fue una muerte lenta y brutal para muchos, incluso para bebés preciosos, en este bárbaro ataque", apuntó el mandatario en una breve comparecencia.
Trump aseguró que es "de un vital interés de seguridad nacional" que EE.UU. "prevenga y persuada de la propagación y el uso de armas químicas mortales", por lo que tomó medidas al respecto y llamó a "las naciones civilizadas" a unirse al objetivo de buscar el fin de la "matanza y el derramamiento de sangre" que vive Siria.
El presidente tomó la decisión de manera unilateral, desoyendo las advertencias del Gobierno ruso, quien horas antes había advertido a la Casa Blanca desde la ONU de "las consecuencias" que debería afrontar la nación que optara por ejecutar una respuesta militar.
Sin embargo, pese a no haber esperado a un acuerdo en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, EE.UU. alertó a las fuerzas militares rusas de que iban a efectuar un ataque contra la base aérea de Shayrat, según explicó más tarde el portavoz del Pentágono, Jeff Davis.
"Las fuerzas rusas fueron notificadas con antelación a través de las líneas de comunicación establecidas", apuntó el portavoz, quien añadió además que los lanzamientos fueron específicamente orientados para evitar "la muerte de civiles y en cumplimento de la Ley de Conflicto Armado".
"Los estrategas militares estadounidenses tomaron precauciones para minimizar el riesgo para el personal ruso y sirio situado en la base aérea", dijo Davis, mientras que los misiles "dañaron de consideración o destruyeron" aeronaves sirias, elementos de infraestructura y otro tipo de equipamiento.
Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, aclaró que las fuerzas rusas fueron notificadas pero no hubo un contacto directo con el Kremlin. "No se hicieron contactos con Moscú, ni con el presidente (Vladimir) Putin, aunque se siguieron los acuerdos militares de descentralización", apuntó el secretario de Estado.
"Rusia debía localizar estas armas, asegurarlas y destruirlas. Debían actuar como garantes, y es evidente que Rusia ha fallado en su responsabilidad. O bien Rusia ha sido cómplice o ha sido simplemente incompetente en su capacidad para cumplir con ese acuerdo", agregó Tillerson respecto a los acuerdos alcanzados con Siria para que dejara de hacer uso de este tipo de armas tras un ataque similar en 2013.
En el Congreso, tanto demócratas como republicanos acogieron de manera positiva la orden de Trump, aunque con cautela, y muchos coincidieron también en solicitar al mandatario que consulte con el Legislativo sus siguientes pasos sobre el conflicto sirio. El líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, y su par en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ofrecieron su respaldo de manera comedida.
Pelosi advirtió de que "la crisis en Siria no se resolverá por una noche de ataques aéreos", pero consideró que el bombardeo ordenado por el presidente es "una respuesta proporcional al uso de armas químicas por parte del régimen" sirio. "Si el presidente tiene la intención de aumentar la participación de los militares estadounidenses en Siria, debe solicitar al Congreso una Autorización para el Uso de la Fuerza Militar (AUMF en inglés), que esté diseñada para hacer frente a la amenaza e impedir otra guerra abierta en Oriente Medio", agregó la congresista.
El Gobierno del expresidente Barack Obama tuvo que hacer uso de la AUMF emitida en 2001 contra la red terrorista Al Qaeda para basar sus ataques contra el Estado Islámico, pero solicitó en varias ocasiones una nueva autorización específica para adaptarse mejor a las necesidades del momento y poner de manifiesto el apoyo del Congreso, aunque nunca le fue concedida. Ante la falta de dicha autorización sobre Siria, varios republicanos, entre ellos el senador Rand Paul, llegaron a cuestionar la legalidad de la decisión tomada por el multimillonario.