Las autoridades de Turquía han ordenado el arresto de más de 100 militares y antiguos cadetes por supuestos vínculos con la organización liderada por el clérigo islamista asentado en Estados Unidos Fethulá Gulen, al que el Gobierno de Ankara considera el impulsor del fallido golpe de Estado de 2016, según han informado la Fiscalía y medios estatales este viernes.
Las operaciones policiales contra supuestos seguidores de Gulen han sido una práctica reiterada por parte de las autoridades desde la fallida asonada castrense. Gulen ha negado cualquier vinculación con el golpe de Estado, que acabó con la vida de 250 personas.
La Fiscalía de Estambul ha ordenado el arresto de 50 sospechosos, de los cuales seis son oficiales y el resto estudiantes de academias militares expulsados tras la asonada, en una investigación sobre los vínculos de Gulen en las Fuerzas Armadas.
150.000 funcionarios y militares suspendidos
La operación, que se desarrolla en 16 provincias del país, se ha centrado en las llamadas realizadas por líneas de teléfono fijo, según la Fiscalía de Estambul. En la provincia de Adana, en el sur del país, los fiscales han ordenado el arresto de otros 52 militares, 42 de ellos en activo, en una operación que se ha desarrollado en 20 provincias, según la agencia de noticias Anatolia.
La agencia ha indicado que coroneles, comandantes, tenientes y otros oficiales en activo serán arrestados por llamadas de teléfono que hicieron a personas relacionadas con Gulen. Muchos de los sospechosos ya han sido arrestados.
Desde el golpe de Estado, las autoridades turcas han encarcelado a la espera de juicio a más de 77.000 personas y han suspendido o cesado a unos 150.000 funcionarios y militares por su supuesta vinculación con el golpe o con la organización lidera por Gulen.
Las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos y aliados occidentales de Turquía han mostrado su preocupación por las operaciones de detenciones masivas tras el fallido golpe de Estado y han alertado de que es un intento por silenciar a los críticos con el Gobierno. El Gobierno de Ankara mantiene que estas medidas son necesarias dada la grave amenaza que afronta Turquía.