Internacional

Julio Suárez, el empresario con negocios y un hijo en Ucrania: "Tenemos el miedo en el cuerpo"

Este empresario vive en España, pero tiene una oficina de su empresa, Cortuhondo, en Jersón (Ucrania) que está gestionada por uno de sus cuatro hijos.

Julio Suárez vive la crisis ucraniana con temor. Aunque este empresario venezolano vive en España, tiene una estrecha relación con el país, ya que vivió durante varios años en Jersón, una ciudad al sur del país que está a orillas del río Dniéper y muy cerca de Crimea. Allí reside uno de sus cuatro hijos, al frente de la oficina ucraniana de la empresa familiar, Cortuhondo, fundada en 1997 pero relanzada como marca en el país del este en 2012.

Este empresario cuenta a Vozpópuli que la guerra les ha despertado de madrugada. "Nos ha llamado desde allí mi hijo", relata preocupado. La sensación era de normalidad absoluta, de hecho, Suárez afirma que su hijo y sus empleados estaban "viendo allí unas instalaciones para un negocio".

"Estamos con el miedo en el cuerpo", nos cuenta, ya que la situación que se vive en Ucrania desde esta madrugada les ha pillado de improvisto. "Nunca pensamos que la situación pudiese llegar a este extremo", algo que ya contó en Vozpópuli, porque de haber sido así, se habrían planteado con anterioridad la manera de "sacar del país a sus familiares y amigos". Su mujer, de nacionalidad ucraniana, tiene allí muchos amigos y primos que viven con terror la invasión rusa.

Ahora, con los aeropuertos cerrados, Julio nos cuenta que su hijo y sus allegados "están reunidos" para ver qué hacer para salir del país. Relata que se habían planteado huir a través de Moldavia, pero después han comprobado que esa zona también está siendo atacada. Se suma otro problema: los cajeros automáticos tienen colas kilométricas y las tarjetas no funcionan. "No pueden comprar comida y tampoco echar gasolina", porque las filas de coches a las puertas de las estaciones de servicio son kilométricas.

Según nos cuenta Julio, uno de sus clientes en Kiev está aterrado por la posibilidad de que "se genere el caos y arrasen las tiendas" debido a la imposibilidad de comprar. Según su hijo, los bancos no están dejando sacar más de 3000 grivnas, que equivalen a 90 euros. Lo ha comprobado tras esperar durante mucho tiempo su turno para poder retirar efectivo.

Lo cierto es que Julio no tiene suerte con sus negocios en Ucrania. Tras un gran crecimiento de 2012 a 2014, el conflicto en el Dombás perjudicó a su actividad. Esta situación duró hasta 2018, pero dos años después llegó la pandemia, a lo que hay que sumar este nuevo conflicto armado. Pese a ello, no cree que el país esté, hasta cierto punto, maldito a nivel empresarial: "Es un país acogedor, bonito y repleto de gente buena. Esto no es culpa de Ucrania".

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