Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea a 27 sellarán este sábado sus 'líneas rojas' para negociar con Reino Unido su salida del club comunitario, un proceso que debe concluir en dos años y para el que los líderes quieren subrayar la fuerte unidad del bloque de cara al 'Brexit'.
"Antes de discutir nuestro futuro, tenemos que aclarar nuestro pasado", ha indicado el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, en su carta de invitación a la cumbre extraordinaria que se celebrará en Bruselas. Con ello subraya el enfoque progresivo que plantea la Unión Europea y que cierra la puerta a negociar en paralelo el acuerdo futuro de relaciones bilaterales, pero abre la puerta a empezar a discutir la forma que podría tener ese futuro si se logran en los primeros meses avances sustanciales en asuntos prioritarios.
Frente a la advertencia británica de un 'Brexit' "duro", la Unión Europea ha replicado que el objetivo es "contener los daños de un proceso que en cualquier caso es perjudicial para las dos partes, pero ha advertido a Londres de que debe asumir una visión "más realista". La propia canciller alemana, Angela Merkel, advirtió este jueves de que los británicos no debían hacerse "ilusiones" con el resultado del divorcio.
El documento que adoptarán los Veintisiete este sábado apenas ha cambiado en el fondo del texto que Tusk envió a las capitales el pasado 31 de marzo y que fijó tres prioridades: proteger los derechos de los europeos residentes en Reino Unido, aclarar la "factura" que deberá pagar Londres por su salida y la situación en que queda la frontera con Irlanda del Norte.
Se ha modificado el lenguaje para endurecerlo en cuestiones como los derechos de los ciudadanos comunitarios, para los que los Estados miembros quieren que puedan obtener la residencia permanente en Reino Unido a los cinco años de vivir en el país. También se ha "reforzado" el texto en lo que se refiere a los compromisos y obligaciones que ha asumido como Estado miembro Reino Unido con el presupuesto comunitario y otros organismos como el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Por el contrario, se mantiene sin cambios, pese al malestar que creó en el Gobierno de Theresa May, el párrafo que deja fuera de las negociaciones del 'Brexit' la situación de Gibraltar y recuerda que cualquier entendimiento posterior que afecte al territorio necesitará el visto bueno de España.
Además, los socios atenderán una petición expresa del primer ministro irlandés, Enda Kenny, para que conste en las actas de la reunión que la UE tiene presente los Acuerdos de Viernes Santo, que contemplan un mecanismo para la unificación de Irlanda y que, de producirse en los términos previstos, el territorio será en su conjunto parte de la Unión Europea.
Futuras sedes de la EMA y la EBA
Tusk y el jefe del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, aprovecharán esta cita para pedir a los líderes que en junio fijen los criterios para elegir el nuevo destino de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que debe dejar Londres como consecuencia del 'Brexit' y que aspiran a acoger varias ciudades, entre ellas Barcelona.
Ambos han trabajado en una propuesta para llevar a cabo un proceso "transparente y objetivo" y que aporte "claridad" al camino para definir los criterios para elegir nueva sede y el calendario para llevar a cabo el traslado. Tusk y Juncker aspiran a que en la cumbre de junio se acordaran los criterios de selección y ello permitiera decidir con celeridad la reubicación, algo que las fuentes consultadas ven poco probable que ocurra antes de octubre y que podría dilatarse hasta diciembre.
Con su divorcio del bloque, Reino Unido también perderá la sede de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), pese a que desde Londres se dio a entender en las últimas semanas que aspiraba a conservar las agencias. "Las dos agencias actualmente instaladas en Reino Unido tendrán que mudarse, porque como agencias europeas no pueden estar en un Estado que no sea miembro de la UE", zanjan desde Bruselas. Además, es un asunto que debe "abordarse con rapidez" para asegurar la "continuidad" de su funcionamiento tras el 'Brexit', según un alto funcionario europeo que avisa de que la UE "no debería perder demasiado tiempo" para resolver esta cuestión.
Barcelona, que quedó segunda por detrás de Londres cuando se creó la EMA en 1992, vuelve a ser la candidata de España y deberá vérselas con otras aspirantes como Ámsterdam (Países Bajos), Lille (Francia), Copenhague y Dublín. A falta de una lista oficial de candidatas, fuentes comunitarias señalan que todos los Estados miembros han expresado de manera más o menos formal su interés por acoger la EMA o la EBA.
El modo en que se conducirá este traslado es algo que deberá decidirse en las negociaciones del 'Brexit', pero la Unión Europea confía en que Reino Unido "facilite" la mudanza de las aproximadamente 1.100 personas que trabajan en la EMA, también asumiendo parte del coste del cambio de ubicación, según han apuntado fuentes europeas.