La tercera edición del Espíritu de Montjuic acaba de cerrar sus puertas y ya se piensa en una nueva edición. Este revival del motor, uno de los más importantes de Europa y cita imprescindible para los aficionados a los clásicos, consiguió atraer la pasada edición a más de 20.000 visitantes que se acercaron a disfrutar del espectáculo en el paddock y de las carreras en las que competían más de 150 vehículos clásicos de todas las disciplinas del deporte del motor histórico: Fórmula Uno, Sport Prototipos, Barquetas, Gran Turismos, Turismos, etc. Un verdadero museo al aire libre que tiene como objetivo hacer rememorar y evocar el ambiente y la competición que hace más de 30 años se vivía en el antiguo circuito urbano de Montjuïc.
Y en los tres días de tan especial evento, un protagonista muy especial ha sido el Ford GT40 que, junto a las carreras de automóviles biplazas y monoplazas de todo tipo, ha sido uno de los modelos más admirados, toda vez que en este 2013 se celebra el cincuenta cumpleaños de su nacimiento. Y es que fue a principios de 1963 cuando Ford Advanced Vehicles (FAV), una división de la marca ubicada en Slough, Inglaterra, empezó el desarrollo de la primera unidad de uno de los deportivos que en pocos años se convertiría en uno de los más míticos y admirados de todos los tiempos: el Ford GT40.
Por ello, el Espíritu de Montjuïc ha celebrado ese 50 aniversario con una reunión de diversos GT40 venidos expresamente para la ocasión desde distintas partes del mundo y que celebraron incluso una carrera monomarca. Un modelo que nació como respuesta de Ford al dominio de Ferrari en las 24 horas de Le Mans y a la negativa de vender Ferrari a la multinacional americana. Muchos años de desarrollo del vehículo y con algún que otro fracaso, Ford, bajo la dirección de Carrol Shelby y con un GT40 MK II pilotado por Bruce McLaren y Chris Amon, consiguió por fin ganar las 24 Horas de Le Mans en 1966. Las tres primeras posiciones de la carrera fueron para sendos Ford GT40 MK II con motor V8 de 7.0 litros de cilindrada, todo un éxito para la marca que repitió triunfo los tres años siguientes.
En su 40 aniversario, Ford lanzó de nuevo al mercado una versión bautizada como GT, con el mismo espíritu del original GT40, estética muy similar y provisto de un motor V8 sobrealimentado de 550 CV. Se fabricaron poco más de 4.000 unidades y, dos años después, se cesó definitivamente su producción.