Escuchar el rugido de las profundidades, sentir vivas las fuerzas de la naturaleza, caminar sobre una tierra que parece temblar. Esto es lo que aguarda en esta ruta explosiva por tres de los volcanes más activos de Europa. Desde el Etna con su corona de humo hasta el paisaje sulfuroso de Vulcano, pasando por Estrómboli y sus espectaculares explosiones cada 20 minutos. Tres colosos de fuego que se elevan allí donde da el puntapié la bota de Italia.
Punto de encuentro de la placa africana con la euroasiática, Sicilia es tierra telúrica. Y no sólo por el majestuoso Etna, que con sus 3.342 metros, es el volcán activo más alto del Viejo Continente, sino también por los dos colosos de fuego que se erigen en el archipiélago de las Eolias, esas islas suspendidas en el mar Tirreno, frente a la costa norte, y cargadas de mística grecolatina.
Con la agencia Huwans abordamos este cóctel volcánico con ascensiones guiadas con expertos locales y una buena dosis del saber vivir siciliano. Porque no sólo se trata de un viaje de trekking moderado, con caminatas diarias de cuatro o cinco horas, sino también de un viaje de contacto con la población de estas islas que arden bajo la tierra.
Así, desde el cráter de Vulcano, donde cuenta la leyenda que estaba la fragua del dios del fuego, contemplaremos las vistas de las Eolias antes de sumergirnos en un baño de lodo sulfuroso con propiedades termales. En Estrómboli, donde se sube al atardecer, tendrá lugar una mágica puesta de sol, muy cerca de esas periódicas erupciones con las que el volcán puede llegar a escupir lava hasta 200 metros de altura. Y en el colosal Etna seguiremos el hermoso sendero al valle del Bove para admirar la panorámica de Sicilia en contraste con el paisaje rojo de la caldera.
Más allá de los volcanes
Más allá de los volcanes, hay otras rutas impactantes: el ascenso al Monte Fossa Delle Felci, el punto más alto de las Eolias, que es un paraíso para los excursionistas. O las canteras de piedra pómez de Lípari, en la costa norte de la isla que mejor concentra la esencia mediterránea: pueblos marineros, casas de colores adornadas con buganvillas y ropa tendida bajo el potente sol siciliano, el mismo que empuja a refrescantes chapuzones en las playas de arena negra.
Las Eolias están tan ligadas al cine que también recorrerlas a pie es seguir los pasos de este arte. Desde Caro Diario, de Nani Moretti, que fue rodada en Lípari; hasta El Cartero de Neruda, que tuvo como escenario a Salina. Y pasando por La Aventura en Panarea, de Antonioni, o la mítica Estrómboli, de Roberto Rossellini, que alumbró sus amoríos con Ingrid Bergman.
Quedará tiempo para degustar el vino de malvasía que se produce por estas islas; o para admirar las muestras de artesanía ligadas a la actividad volcánica (artistas que trabajan la piedra ossidiana o la cerámica sobre piedra lávica); o para descubrir los secretos de la pizza de la mano de un auténtico siciliano que presume de elaborar la mejor masa del mundo.