Me refiero a ese dejar una parte de uno mismo para que tus sucesores puedan crecer sobre el mismo lugar que ocupabas. O que de una vida quede una sabiduría que rescate porvenires sin dañar a nadie Si de alguna forma cabe definir el paso del escritor/economista/solidario por este mundo es precisamente como un gran sustento intelectual y moral para los que aquí seguimos y para otros, que vendrán. La fertilidad humana pasa, pues, por equivalencias entre lo que se propone y se hace; entre lo que se piensa y se construye. Es más, a pocos como a él le conviene el aforismo de Bergamín “pensar es comprometerse”.
Por si eso fuera poco se le entendía. Claridad comunicando y comprensión van tan de la mano como las raíces y los suelos, como el aire y el respirar. Sucede poco, pero algunos como José Luis Sampedro consiguen ser sencillamente auténticos. En estos tiempos de falsificaciones incesantes poco o nada, por cierto, más aliviador que una verdad personificada, que una honestidad comprobada y sin desmayos.
Ya solo por eso podemos llamar fértil a la persona y lo que de ella emanó, como el agua de las fuentes; como las hojas de las ramas.
Como se ha podido comprobar han menudeado las necrológicas centradas en su formidable contribución en los campos de la desobediencia civil, la economía y la literatura. Han sido tacañas hasta la exasperación las destacadísimas aportaciones de José Luis Sampedro al pensamiento y la cultura ecológicas. Su apoyo a decenas de reivindicaciones de carácter ambiental, a las publicaciones relacionadas con la economía de la vivacidad… Alguien que se acuerda de que SOMOS NATURALEZA es sin duda un paraíso encontrado.
Gracias y que la pérdida de José Luis Sampedro no impida que encontréis la fertilidad que siempre brotará de lo que escribió. ¡Qué paraíso!