Siempre es emocionante desplazarse sobre las aguas de un mar congelado con la única ayuda de esquís y arrastrando una pulka donde acarreamos parte de los suministros del grupo. Ricardo, el promotor de estas rutas a través de su empresa Greenland Adventure, es pionero en este tipo de aventuras: “Es una travesía por un mundo de agua helada, de auroras boreales que ‘bailan’ en la oscuridad con ese tono verdoso diluido, de amaneceres que se desperezan entre brumas blancas”. Es un viaje extremo, pero asequible para muchas personas.
Al llegar al primer campamento, rápidamente se reparten las funciones.
En la estación de Oulu, todo el mundo conoce del bosque de Ojakila, porque en verano es una de las zonas de playa más populares del golfo de Botnia. El único problema en invierno es que mar está congelado con más de 60 centímetros de grosor. Este es nuestro punto de embarque… Con la única diferencia, que aquí no hay barco.
Después de medio kilómetro esquiando por una pista forestal en mitad del bosque entraremos en la banquisa del Golfo de Botnia. Las sombras de unos pequeños islotes son nuestra referencia. Tras los primeros doce kilómetros, decidimos instalar nuestro primer campamento. Estamos relativamente cerca de la costa, pero nos hacemos una idea para los próximos campamentos. Rápidamente se reparten las funciones. Unos fijan la tienda, otros guardan las mochilas en las pulkas.
Con tanto frío nos fijamos en los problemas que éste genera. Con la preparación de la primera cena, uno demuestra sus óptimas cualidades como cocinero en condiciones extremas. Los logros están muy por encima de la cocina liofilizada. Las raciones generosas de macarrones con atún dejan muy satisfecho al grupo. Sobre todo cuando se reparte entre las tiendas una generosa ración de embutidos de Salamanca que hacen las delicias de cualquiera. Por desgracia, lavar la vajilla es más complicado. ¿La solución? Calentar el agua y derretir nieve.
Rendimiento por horas
En función de las condiciones climáticas, logramos un mejor rendimiento de la nuestra marcha. Si logramos una velocidad de 5 o 6 kilómetros por hora, podemos estar satisfechos. Las pulkas contienen una carga de entre 40 o 50 kilos, pero se desplazan con suavidad sobre el hielo. Uno descubre con delicadeza la utilidad de un infiernillo de gasolina y una bolsa de frutos secos. En los escasos momentos de ventisca, se entiende mejor como el frío debilita nuestra resistencia.
En la parte central de nuestra aventura, el horizonte es la nada. En la oscuridad, sólo el suave resplandor de unas luces hacia el norte nos marca nuestro destino.
Es difícil hablar de marcha, travesía o expedición. Con el tiempo, el nombre queda como algo secundario. Aquí lo importante serán las sensaciones. En la parte central de nuestra aventura, el horizonte es la nada. En la oscuridad, sólo el suave resplandor de unas luces hacia el norte nos marca nuestro destino. Es en ese momento cuando más se puede disfrutar del silencio. Suecia está al otro lado del horizonte.
Indudablemente, el frío va a ser el protagonista. Resulta asombroso ver lo útiles que son unos guantes de seda, que nos permiten agarrar una pala o unos bastones metálicos, sin que nuestros dedos sufran quemaduras. El frío es como el amigo que echamos de menos, pero que siempre nos puede traer problemas. Las baterías de nuestras cámaras se descargan en minutos, los teléfonos dejan de funcionar, los guantes se vuelven rígidos y la escarcha transforma nuestros forros polares en chaquetas de hielo.
Aprendiendo cada día
Para solucionar los problemas tenemos continuos consejos. Las fugas térmicas serán nuestro gran problema. Sin lugar a duda los pies serán nuestro principal objetivo a cuidar. Unos sencillos calcetines de plástico y unas botas con unas gruesas suelas aislantes son nuestros principales aliados. Todo más sencillo y eficiente de lo que nos podíamos imaginar.
Después de unos días, aún quedan energías para una batalla de bolas de nieve.
En el recorrido por el frío, los integrantes de la expedición se familiarizarán con el equipo y técnicas de expedición y supervivencia ártica. A los métodos contra el frío, hay que unir las técnicas de orientación esquimal, navegación con brújula, sistemas de posicionamiento con GPS, pesca en el mar helado y otros conocimientos que pueden ser de utilidad en posteriores expediciones. Si las condiciones lo permiten, incluso podemos practicar las nociones básicas de desplazamiento polar con esquís y cometas.
Después de unos días sobre el hielo, la llegada a una pequeña isla donde hay una cabaña de pescadores es como un pequeño regalo. Una buena dosis de pescado, preparado sobre las gravas de una chimenea tradicional y una sauna es una delicia para el cuerpo. La costa continental se ve en el horizonte. Sólo queda un día de esfuerzo hasta llegar a Tornio. Después de unos días, todavía quedan energías para una batalla de bolas de nieve.
+ INFO
Información online: greenlandadventure.com
Precio: 1.600 euros.