El pasado 24 de septiembre, el Consejo de Administración de Telemadrid celebró una reunión en la que varios de sus vocales se tiraron los trastos a la cabeza. El debate se centró en la supuesta incompatibilidad de Carmen Caffarel para desempeñar su nueva función en el Comité de Expertos de RTVE, para la que fue propuesta por el Grupo Socialista y que no estaba remunerada. Los intervinientes se dedicaron durante esa tarde diferentes descalificaciones y acusaciones de prevaricación; y la propia Caffarel culpó a algunos de sus miembros -sin especificar- de promover su cese por las presiones que recibieron desde los partidos políticos.
La Asamblea de Madrid aprobó en 2015 una reforma de la ley de Telemadrid que, entre otras cosas, implicaba que su director general sería escogido a partir de ese momento a través de un concurso de méritos. La normativa especificaba que los nueve miembros de su Consejo de Administración serían propuestos por por los grupos parlamentarios (4) y por las organizaciones profesionales (5). Esto último, con el objetivo de despolitizar la gestión de este medio de comunicación.
El problema es que, desde que se constituyó el Consejo, se han producido varias fricciones entre sus miembros que han enturbiado su normal funcionamiento durante varios momentos, lo que deja claro que el nuevo modelo no ha ayudado en exceso a facilitar la gestión, explican fuentes internas. Su momento de más tensión, en este sentido, se vivió cuando se desató la polémica alrededor de Caffarel y su incompatibilidad, que culminó con su cese en la Asamblea de Madrid.
La exconsejera se mostró especialmente incisiva en su intervención del 24 de septiembre, en la que dejó entrever que la campaña que se había orquestado contra su persona no tenía nada que ver con la incompatibilidad que señalaba el informe que elaboró el secretario del Consejo, sino con su perfil, que resulta incómodo en RTVE, en la Universidad Rey Juan Carlos y en el PP madrileño.
"Está todo ya politizado y algunos consejeros están siendo presionados por los partidos políticos (...). Soy una persona molesta (...) porque digo verdades como puños sobre determinadas prácticas deshonestas que han ocurrido en mi universidad y por parte de personas muy significadas del Partido Popular en Madrid, empezando por la expresidenta (...). Esto no tiene que ver con el informe (...). Esto trasciende a este consejo de administración", expuso Caffarel, quien en su intervención recusó al autor del informe, puso en duda sus capacidades y le acusó de "enemistad manifiesta".
A medida que avanzaba su discurso, Caffarel endureció su tono hacia el secretario, al que incluso llegó a acusar de su mala capacidad de redacción, para lo que recurrió al currículum que incluía su perfil en la red social Linkedin: "Perdón, secretario, pero una persona que redacta de ese modo tengo mis serias dudas, lo digo honestamente, de su capacidad de expresión en cualquier informe (...), incluso del que a mí concierne".
Inquisición en el Consejo
También fue especialmente contundente la intervención de la consejera Mae Lozano, que se posicionó a favor de Caffarel durante el debate y criticó la persecución a la que se le había sometido. "Nos encontramos, parece ser, ante un secretario que es juez y parte, como en los mejores tiempos de la Inquisición española (...). Aquí ha ocurrido como en la época de Torquemada, cuando la Iglesia no se fiaba de los judíos conversos y los expulsaba de Castilla o los llevaba ante el rollo jurisdiccional para ser ajusticiados. La consejera Caffarel representa al pueblo judío".
En su turno de palabra, señaló el "servilismo político" de algunos consejeros y denunció su actitud "revanchista" hacia Caffarel, que no soportan que sea "más inteligente que ellos". Asimismo, habló de la supuesta incompatibilidad en la que incurrió el consejero Salvador Molina por organizar un evento, el Madrid Woman's Week (él lo niega en las actas), del que se informó en Telemadrid. También se refirió a la presuntamente irregular colaboración en RTVE, como tertulianos, de otros consejeros.
Ante esta acusación, el consejero José Oneto tiró de ironía para rebatir la acusación: "Pese a no ser catedrático, ni mujer, ni inteligente, no se puede comparar intervenir dos veces en un programa de RTVE [a 75 euros de remuneración en cada ocasión[ con el tema Caffarel", incidió.
Durante el debate, también se expuso la situación creada alrededor de dos consejeros -María José Peláez y Alejandro Perales- que se presentaron al concurso para elegir al presidente de RTVE mientras desempeñaban su puesto como consejeros de Telemadrid, sin hacerlo constar al secretario, según se recoge en las actas. En este sentido, hay que precisar que sus candidaturas fueron evaluadas por el Comité de Expertos -de 17 miembros- del que formó parte Caffarel.
Ante estos hechos, Caffarel no perdió la ocasión para exculparse y remarcar que su nuevo puesto no estaba remunerado. "Tengo un informe jurídico hecho por un abogado del Estado y de una prestigiosa firma de Madrid, que, por cierto, me ha costado 2.500 euros, para que lo sepáis, que, bueno, sujeto a la ley habla de mi posible incompatibilidad y no incompatibilidad, decantándose legalmente por lo segundo", explicó la exconsejera, que avanzó con la posibilidad de emprender acciones legales al respecto.