Jaume Roures ha vuelto a adoptar un papel protagonista en una guerra del fútbol. Nadie ha librado tantas batallas como él y nadie ha combatido más al límite en ningún frente. El pasado verano, Mediapro adquirió los derechos audiovisuales de la Champions League para las próximas tres temporadas y se hizo con la joya de la corona de la televisión de pago. Para sacar partido a este producto, lo empaquetó en un nuevo canal que explota junto con Al Jazeera, BeIn Sports, y se lo ofreció al resto de los operadores. El problema es que, a pocas semanas de que se inicie la fase de grupos de la competición, no ha conseguido llegar a un acuerdo con la empresa más importante de este mercado, como es Telefónica, y las posturas no se han acercado ni un milímetro durante los últimos días, lo que es perjudicial para las compañías, pero también para los clubes y sus patrocinadores. El principal escollo en la negociación es el "precio mínimo garantizado" que pide Roures, que le dejaría un cuantioso margen que la teleco no está dispuesta a pagar.
Esta falta de entendimiento no beneficia a ninguna de las partes. La compañía presidida por César Alierta necesita ofrecer la Copa de Europa a sus abonados si quiere rentabilizar un negocio en el que ha invertido cientos de millones de euros en los últimos meses y que, además, resulta interesante como reclamo para aumentar su cartera de clientes en servicios como el de telefonía móvil o el de ADSL, al ofrecerse en paquetes conjuntos.
Vodafone y Orange llegaron hace unas semanas a un acuerdo con Mediapro para emitir la Champions League
Mediapro, por su parte, quiere sacar el máximo partido de un producto audiovisual que adquirió hace unos meses por más de 100 millones de euros en una subasta en la que pujó junto a Antena 3 y la autonómica TV3. De momento, ha llegado a un acuerdo con Vodafone y con Orange, pero Roures es consciente de que necesita alcanzar un pacto con Movistar si quiere incrementar sus beneficios sobre esta compra, han detallado a Vozpópuli fuentes de la negociación.
Una negociación a contrarreloj
Las dos empresas confían en que el acuerdo se selle antes del inicio de la fase de grupos de la competición, el 15 de septiembre, pero existe cierta inquietud por la falta de entendimiento que existe entre ambas. Mediapro se niega a rebajar la cláusula suelo que solicita a Movistar, sabedora de que una Champions League con cinco equipos españoles en liza resulta demasiado tentadora como para renunciar a ofrecerla en su plataforma de televisión de pago. Pero Telefónica se niega en rotundo a abonar esa cantidad y exige a Roures la introducción en el contrato de una serie de variables que supediten el precio final de la operación al número de personas que contraten BeIn Sports, el canal en el que se retransmitirá toda la Liga de Campeones en alta definición.
En el entorno de la teleco se transmite desde hace varias semanas el mensaje de que la intención de Roures es la de torpedear la pujante Movistar+, motivado por los desencuentros que han mantenido ambas compañías en los últimos meses a consecuencia de sus intereses cruzados en lo que respecta a la explotación de los derechos de la Liga BBVA dentro y fuera de las fronteras españolas. Mediapro niega la mayor, en este sentido, y sostiene que las condiciones que le ha planteado a Telefónica para comprar la Champions League son exactamente las mismas que aceptaron Orange y Vodafone.
Telefónica acapara la inmensa mayoría de los abonados de la televisión de pago en España
No hay que olvidar que el éxito de esta operación también interesa a los clubes implicados y a la propia UEFA, toda vez que la inmensa mayoría de los abonados de la televisión de pago en España los acapara Telefónica, después de que el pasado abril se confirmara su compra de Digital Plus al Grupo Prisa. Es decir, si finalmente la Liga de Campeones no se ofreciera en Telefónica, este torneo quedaría relegado a un segundo plano que ni sería lógico, a tenor del peso específico que tiene dentro de este deporte, ni sería beneficioso para los negocios de ninguna de las empresas implicadas. Tampoco para sus patrocinadores.
Una situación difícil para los abonados
En medio de este fuego cruzado entre empresas sólo hay un aspecto indiscutible: ningún operador de la televisión de pago puede ofrecer todo el fútbol. Todos ellos disponen de la Liga BBVA, pero sólo Movistar cuenta con la Segunda División. La Copa de Europa no se puede ver en la plataforma de Telefónica, así como tampoco en los hogares que no tengan acceso a alguna red de fibra óptica.
La Copa del Rey la retransmitirá íntegra sólo Canal+, mientras que en abierto sólo se emitirá un partido por jornada de este torneo en TVE (además de la final, en Telecinco), así como otro de la Primera División, también en la televisión pública. Eso sí, no podrá ser ni del Real Madrid, ni del FC Barcelona, ni del Atlético de Madrid, ni del Valencia CF, ni del resto de los equipos que disputan competiciones europeas.
En este contexto, las compañías han tratado de cobrar ventaja sobre sus competidores mediante promociones por sus canales de fútbol que han anunciado a bombo y platillo. Telefónica lo ofrece hasta el 31 de diciembre por 9,90 euros al mes. Orange, por 14,95, mientras que Vodafone, por 6. Ahora bien, estos precios van ligados a la contratación de otros productos, como la banda ancha, la telefonía fija o la móvil, lo que para el consumidor supondrá el tener que realizar un mayor desembolso por ver este deporte.