Las licencias para emitir en la televisión en abierto han sido los bienes más preciados por los operadores audiovisuales desde hace tres décadas. Estas concesiones también han servido a los diferentes gobiernos para tratar de moldear el panorama mediático en función de sus intereses, lo que explica, en parte, la actual estructura de los sectores radiofónico y televisivo. El problema es que el negocio de la TDT se enfrenta actualmente a una incertidumbre considerable, derivada de las peores perspectivas de futuro que existen sobre los canales que emiten de forma lineal. Eso ha provocado una caída de la confianza de los inversores.
Sin ir más lejos, desde que comenzó la crisis de 2008, la facturación publicitaria de estas empresas ha caído el 53% (52% la radio), según los datos de la consultora i2p. En paralelo, en los últimos cinco años el valor de los títulos en bolsa de Atresmedia y Mediaset España ha descendido el 62 y el 54%.
Esto ha ido unido a una caída del consumo diario de televisión. Según el último informe de Barlovento Comunicación, elaborado con datos de Kantar Media, el consumo medio de televisión el pasado septiembre fue de 3 horas y 13 minutos diarios, es decir, 23 minutos menos que el mismo mes del año anterior.
Las nuevas compañías audiovisuales de contenidos bajo demanda han incrementado su presencia en España de forma constante durante este tiempo, hasta el punto que, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), casi la mitad de los hogares españoles tienen contratado el servicio de alguna plataforma OTT.
Pese a esto, y pese a las dificultades que tienen los pequeños operadores para rentabilizar sus canales en la TDT –que hace, a priori, que las licencias tengan menos valor-, el Gobierno no suavizará las condiciones para las empresas concesionarias en la nueva Ley General Audiovisual, cuyo borrador está en tramitación y se espera que supere el trámite parlamentario en los próximos meses entre críticas de distintos agentes del sector por su contenido, que no es definitivo.
En su artículo 28, salvo cambio inesperado en el borrador definitivo, volverá a incluir algunas condiciones por las que un licenciatario podrá perder su canal una vez transcurran 15 años desde su concesión. En otras palabras, la Administración se reserva el derecho a extinguir las emisiones de cualquier canal de la TDT en caso de que confluyan una serie de circunstancias.
La Administración se reserva el derecho a extinguir las emisiones de cualquier canal de la TDT en caso de que confluyan una serie de circunstancias.
En concreto, esta concesión no se renovará de forma automática si el espectro radioeléctrico está agotado y es necesario liberarlo para emplearlo en otros fines, como puede ser el despliegue de servicios de internet de alta velocidad. Tampoco si “existe un tercero o terceros (operadores) que pretendan la concesión de la licencia”. Por consiguiente, si cualquier compañía audiovisual estuviera interesada en la licencia que explota cualquiera de los canales de la TDT, una vez concluya su concesión, se convocaría automáticamente un concurso público para reasignar esa frecuencia.
Esto significa que pese a las peores expectativas con respecto al negocio de la TDT y de la radio en el futuro, como consecuencia de la pujante competencia digital, la nueva ley no suavizará las condiciones para los licenciatarios.
La TDT en la próxima década
Hay que recordar que las últimas licencias adjudicadas datan de 2016 y le pertenecen a Atresmedia, Mediaset, Secuoya, Radio Blanca, Real Madrid TV y Trece. La normativa vigente detalla que la fracción del espectro radioeléctrico a la que pertenecen estos canales podrá ser utilizada por las empresas que los explotan por un plazo de 15 años. Así se indica también en el Real Decreto que el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó para sacar estas concesiones a concurso.
Es decir, hasta el año 2031 no caducarían estas licencias, lo que prácticamente coincidiría con la posible fecha que se baraja para el tercer dividendo digital (2030), explican informantes de estas empresas.
Según han explicado a este periódico fuentes conocedoras de las conversaciones, durante los últimos meses se han producido contactos entre algunos licenciatarios de la televisión comercial y potenciales interesados en adquirir o alquilar la frecuencia de algún canal.
Entre los proyectos que podrían estrenarse en la TDT durante los próximos meses se encuentra el que Marcos de Quinto y el Grupo Zambudio (Murcia) preparan desde hace unos meses. Y entre las empresas que podrían deshacerse de sus licencias –según explicó El Español- se encuentra Unidad Editorial, que cuenta con dos permisos de emisión, alquilados a Discovery y a Mediapro.