El 21 de julio de 2007 fallecía Jesús de Polanco, creador del imperio Prisa. Bajo su mando, el grupo editor se convirtió en un enorme conglomerado multimedia, con el periódico más leído (El País), la radio más escuchada (Cadena Ser), la única televisión de pago rentable (Canal Plus) y la editorial de libros de texto más potente del mercado español (Santillana), amén de una gran presencia en Latinoamérica de algunas de esas líneas de negocio. La familia del líder mantenía el control de la compañía a través de la sociedad Rucandio, con un paquete accionarial que rondaba el 70%. Hoy, siete años después, Prisa sigue menguando poco a poco. Y, tras la gestión de Juan Luis Cebrián en este tiempo, se han sucedido las ampliaciones de capital y los consiguientes aterrizajes de nuevos socios. Ahora los Polanco controlan solo un 12% del holding de medios.
Al inicio de 2014, sin ir más lejos, los hijos de Polanco aún conservaban el 31,6% de Prisa. Pero en unos meses su porcentaje de acciones se ha reducido a menos de la mitad. Ya en febrero la compañía comunicó que Rucandio bajaba hasta el 25% del accionariado, como consecuencia de la entrada en el capital de fondos buitre. En las últimas semanas, los Polanco han perdido aún más poder merced a dos operaciones de rescate del grupo. Por un lado, las entidades Caixabank, HSBC y Santander han aterrizado en el conglomerado como consecuencia de la conversión en acciones de los bonos que emitieron, por varios de unos 350 millones, dos años atrás. En otras palabras, los bancos se han cobrado su rescate de 2012. Por otro lado, el mexicano Roberto Alcántara Rojas ha desembarcado como socio de referencia al inyectar 100 millones de euros.
Muchos han pasado por el grupo en este tiempo, como el aún consejero delegado, Fernando Abril-Martorell, que acaba de anunciar su adiós. Lo único que no ha variado en este tiempo es la continuidad de Cebrián a los mandos...
Debido a la llegada del nuevo inversor, Prisa ha ampliado su capital, de forma que Alcántara Rojas se ha hecho con un 9,3% de las acciones. Por ello la participación de los herederos de Jesús de Polanco se reduce al citado 12%. Una minucia si se compara con las cifras del pasado. En siete años, la familia del fundador ha pasado de tener el control absoluto a ser un accionista más en la compañía, a merced de nuevos inversores y de los acreedores, sean bancos o fondos de inversión. Muchos han pasado por el grupo en este tiempo, como el aún consejero delegado, Fernando Abril-Martorell, que acaba de anunciar su adiós tras el divorcio no reconocido con su superior. Lo único que no ha variado en este tiempo en Prisa es la continuidad de Cebrián a los mandos...
Ventas por 1.200 millones...si se aprueba la venta de Digital Plus
El panorama del grupo es desolador, con una deuda acumulada que supera los 3.200 millones y con continuas pérdidas en cada trimestre en la mayoría de sus líneas de negocio. Y, como era de esperar una vez que se cerró la última refinanciación, solo hay una opción para salir de la quiebra: vender activos. En los últimos meses el conglomerado mediático se ha visto obligado a deshacerse de una parte importante de Santillana, a cerrar la venta de Digital Plus a Telefónica y a reducir a la mínima expresión su participación en Mediaset. Por todo ello, Prisa ha perdido fuelle en la edición de libros y ha dejado de ser un grupo multimedia. Una auténtica demolición.
Si la Comisión Europea o el superregulador español impidieran esta venta, Prisa tendría un serio problema para seguir existiendo; hay enfado en los medios porque Soraya podría ayudar demasiado a Cebrián
El holding se va a embolsar unos 1.200 millones de euros por estas desinversiones: 72 por Alfaguara y otros sellos editoriales, 750 por Telefónica y 420 por parte de su paquete en Mediaset (en dos operaciones, una hace unos meses, logrando 121 millones por vender el 3,7% de su participación, y otra esta misma semana, logrando 300 millones por la venta de otro 8,5%). Claro que la principal de estas operaciones, la venta del 56% de Digital Plus, todavía está pendiente de aprobación por las autoridades competentes. La pelota está ahora en el tejado de Bruselas, después de que la compañía presidida por César Alierta haya comunicado la transacción y haya pedido que la CNMC se ocupe del asunto. Si la Comisión Europea o el superregulador español impidieran esta venta, Prisa tendría un serio problema para seguir existiendo. Parece, según diversas fuentes, que la CNMC aprobará la venta con algunos matices, algo que, como ha informado este diario, ha enfurecido a algunos capos de los medios que consideran que Soraya Saénz de Santamaría ayuda demasiado a Cebrián.
En México, ¿la salvación?
Así las cosas, el futuro de Prisa pasa por agrandar sus negocios en Latinoamérica, como reconoció el propio Cebrián en la última junta de accionistas. Y, más en concreto, parece que en México está la salvación para un grupo que, en palabras de su presidente, 'es hoy más latinoamericano que español'. En el país azteca nació el citado Alcántara Rojas, quien, por cierto, no siempre tuvo éxito en sus negocios, dado que el banco que presidió en los noventa acabó quebrado y rescatado. Y en ese mismo país Prisa espera conseguir ahora dos licencias de televisión en abierto. Ahí se antoja clave la figura del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, tan bien tratado en las páginas de El País y recientemente agasajado por Cebrián en Madrid.
Llueve sobre mojado en el conglomerado mediático menguante. Años atrás también parecía al borde del abismo. Pero siempre he encontrado inversores a tiempo. La deuda llegó a sobrepasar los 5.000 millones. Todo parecía perdido. Pero 2010 el fondo buitre estadounidense Liberty salvó al grupo de la quiebra inyectando 650 millones de euros. En 2012 tres grandes bancos (La Caixa, Santander y HSBC) y Telefónica tuvieron que volver a salvar de la quema a Prisa a cambio de entrar en su accionariado, como ya se ha dicho. Y a finales del año pasado el holding de medios se vio obligado a suscribir un plan de refinanciación con dieciséis fondos buitre y nueve bancos. Por todo ello, no paran de llegar nuevos accionistas que dividen y dificultan más la composición del consejo de administración. Y, una y otra vez, por increíble que parezca, salen perdiendo los Polanco y sale reforzado Cebrián.