Por fin, los mandamases de Televisión Española (TVE) han decidido suprimir Entre todos. Este programa era (qué gustazo hablar en pasado) probablemente el peor que se ha emitido en mucho tiempo. La presentadora era la inigualable Toñi Moreno, a quien ya definimos en su día como una mezcla entre Heidi crecidita y Espinete drogado. Era así, claro está, cuando se metía en el papel de conductora de este espacio pretendidamente solidario y gritaba, desgañitada, fuera de sí, eso de "tengo llamada". Ahora, en TVE le están preparando otro programa y cabe esperar que, por absurdo que sea, ella mejorará. Porque la buena de Toñi, que ya hizo un programa similar en Canal Sur, tal vez era solo rehén de un formato lacrimógeno en que se trataba, en síntesis, de mostrar las peores desgracias imaginables para generar pena en el espectador, sin ningún asomo de intención de combatir las enormes desigualdades e injusticias que aparecían en pantalla.
Muchos y muy diversos han sido los problemas generados por Entre todos. Pese a que nunca obtuvo buenos datos de audiencia, nadie quería dar el paso que ahora ha dado el nuevo director de TVE. De toda las polémicas causadas por este espacio, la más sonada tuvo que ver con la violencia machista. Como ya les contamos aquí en su momento, una invitada estaba narrando un maltrato sufrido tiempo atrás cuando, de pronto, la presentadora soltó la perla: "O se denuncia, o se calla una para el resto de la vida". Así, sin dudarlo ni un segundo. Luego le tocó pedir perdón, como no podía ser de otra manera. Y lo hizo con esa hipotética naturalidad tan lacrimosa, tan vacía, tan suya. El presidente de RTVE, Leopoldo González Echenique, defendió en el Congreso que Toñi no había justificado tipo de violencia alguna. Especialmente ella no defendió la violencia machista, según él, porque "la violencia venía de la suegra, de una mujer a una mujer". Si no recordaban este episodio tenebroso, salgan de su asombro y respiren, sufridos lectores.
En ese engendro llamado 'Sálvame Deluxe' se viven momentos surrealistas que, si te pillan con el día raro, hasta te despiertan una sonrisa
No puede negarse que en ese engendro llamado Sálvame Deluxe se viven momentos surrealistas que, si te pillan con el día raro, hasta te despiertan una sonrisa. La pasada semana debutó como presentadora la periodista María Patiño, sí, la de la vena hinchada como si estuviera en el frente pegando tiros. Y resulta que, para empezar, tuvo que padecer la espantada de un invitado. Alejandro Abad, que estaba allí en calidad de experto musical, abandonó el plató enfurecido. Normal, si se tiene en cuenta que su misión era valorar las capacidades como cantante del inefable Kiko Rivera, alias Paquirrín. Lo cierto es que Patiño reaccionó con aplomo ante una situación sin duda desagradable.
Más Paquirrín...
Claro que este no fue el único bombazo de la noche. Porque en este programa que algún día será de infausto recuerdo también nos contaron que la hija de Isabel Pantoja, esa mujer llamada Chabelita, y Alberto Isla han roto. Tragedia nacional. Para quien consuma este marujeo demencial, claro. Por el plató desfilaron una fémina que decía haber consumado con ese machote sureño, que debe ser un infiel de tomo y lomo, si es que ese testimonio es creíble, y un maromo que decía ser el ex de la hija de la tonadillera. Los dos ex contaron las intimidades de los famosos como si fueran asuntos medianamente importantes. En fin, la cadena edificante sigue con la basura de la mejor calidad.
'Masrterchef' es un programa interesante, muy bien realizado y producido, repleto de emociones en cada noche. Pocos reproches aguanta este producto televisivo
Para terminar, vamos con el contrapunto de Entre todos en Televisión Española. El programa más potable que ha aparecido en la cadena pública en los últimos años es Masterchef. Esta semana ha culminado la temporada con la victoria de Vicky, trabajadora de carnicería que estaba en paro. El progama logró su mejor dato de audiencia y TVE lideró la noche. Enhorabuena a todos. Hablamos de un programa interesante, muy bien realizado y producido, repleto de emociones en cada noche. Pocos reproches aguanta este producto televisivo. Aunque no puede escurrirse el bulto sobre una verdad objetiva: este año el espacio ha despertado menos interés. ¿Por qué? Podría argüirse que el público se empieza a cansar del formato o a aburrirse con los miles de programas de cocina que asfixiarían a cualquier cocinero. Aunque uno se barrunta que quizás la aparición del polémico Gonzalo, un concursante que se largó a mitad del programa, y, sobre todo, la insistencia de la cadena en explotar esa controversia han generado rechazo de la audiencia. Porque si algo tiene bueno Masterchef, es que no se parece a Gran Hermano y similares infamias.