Los ‘hombres de negro’ de la Agencia Tributaria iniciaron hace unos meses una inspección sobre la actividad económica del Grupo Godó. Así lo reconoce la editora de La Vanguardia en su último informe anual de cuentas, en el que precisa que durante los últimos tiempos Hacienda le ha requerido información sobre los pagos que varias de las empresas de la compañía han realizado de IVA y de Impuesto de Sociedades.
El grupo precisa en su memoria que el 24 de febrero de 2016 recibió una notificación de la Agencia Tributaria en la que se avisaba del “inicio de actuaciones inspectoras” en lo que respecta al Impuesto de Sociedades para el período comprendido entre 2011 y 2013; y al Impuesto de Valor Añadido entre febrero de 2012 y diciembre de 2013. En la fecha en la que se formularon las cuentas, los técnicos de Hacienda se encontraban “en fase de recabar información”, detalla el holding de los Godó.
Las pesquisas de los inspectores se centraron durante estos primeros meses en las empresas Emissions Digitals de Catalunya S.A. (8TV), Tisa Cable S.L.U., Catalunya Comunicació S.L.U. (la sociedad que acoge a sus medios audiovisuales), Summa Servicios XXI S.L.U., La Vanguardia Ediciones S.L.U., y Grupo Godó Comunicació S.A. A juicio del auditor de las cuentas, “no se han puesto de manifiesto riesgos (derivados de la inspección) que pudieran tener un impacto significativo” sobre el balance de la compañía.
Los inspectores abrieron esta investigación en un ejercicio en el que Godó registró un beneficio de 4,5 millones de euros, que fue un 55% inferior que el de 2015. Especialmente significativo fue el resultado de La Vanguardia, que perdió 900.000 euros, frente a las ganancias de casi 420.000 euros que cosechó el año anterior. Esas pérdidas fueron prácticamente equivalentes a las subvenciones públicas que recibió el holding, que ascendieron a 945.000 euros.
El proceso soberanista
Cabe señalar que la línea editorial del periódico más leído de Cataluña no ha sido 'monocorde' desde que la Generalitat puso en marcha el proceso soberanista. De hecho, su director hasta diciembre de 2013, José Antich, fue acusado en reiteradas ocasiones de alentar el proyecto secesionista de Artur Mas y los suyos. Ciertamente, el diario permaneció durante décadas del lado de CiU y cuando este partido decidió abandonar el nacionalismo y apostar por la independencia de esta comunidad autónoma, La Vanguardia le acompañó en el giro.
El conde de Godó situó como sustituto de Antich a Màrius Carol, excorresponsal de la Casa Real. Desde entonces, los editoriales del periódico -no así varios de sus columnistas- han sido mucho más críticos con el proceso soberanista y han incidido en la necesidad de buscar el mejor 'encaje' de Cataluña en España. Sobre este viraje se pronunció (implícitamente) Antich en su carta de despedida del rotativo, en la que llamó a los responsables de la cabecera a avanzar "por el carril central de la sociedad catalana" y a narrar la realidad sin "manipularla" y "tergiversarla".
Según los datos que figuran en el Registro Mercantil, desde el inicio del 'procés' -en unos años en los que la crisis de la prensa se ha recrudecido- La Vanguardia ha ganado 3,5 millones de euros. El ejercicio 2010 lo cerró con un resultado de -1.208.958 euros, frente al de +576.830 euros que registró en 2011, el de 3.383.061 de 2012, el de 3.686.462 de 2013, el de -2.395.968 de 2014, el de 417.630 de 2015 y el de -905.019 de 2016.
La que ha terminado los últimos ejercicios en positivo es RAC1, la radio generalista del grupo Godó (Radiocat XXI S.L.), lider de audiencia en Cataluña y también acusada de conceder un generoso espacio al independentismo. Por su parte, la televisión del grupo acumula pérdidas de 33 millones de euros desde el inicio de la deriva soberanista y cuenta con una audiencia muy inferior a la de TV-3 y a la de los principales canales de Atresmedia y Mediaset.