Decía el gran Pedro Baños hace unas semanas que los memes no son chistes inocentes, sino que muchas veces están cargados de aviesas intenciones. La verbena morada que co-gobierna España difundía este jueves una imagen en la que aparecían varios monigotes que simulaban a otros tantos periodistas de El Confidencial, que fue el medio que se hizo eco en primer lugar del informe que apunta a que Pablo Iglesias e Irene Montero recurren a un alto cargo del Ministerio de Igualdad para hacer labores de niñera.
En la citada historieta, un personaje afirma: “La justicia ha archivado todas las causas que nos inventamos contra Podemos. ¡Hay que hacer algo!”. Entonces, otro responde: “Deberíamos rectificar”. En la siguiente viñeta, se observa a este último cayendo por la ventana del edificio del periódico. Evidentemente, tras ser arrojado al vacío por sus compañeros. Son mañanas de una elevada creatividad en la sede central del partido morado.
En su afán por copiar los dejes más repugnantes de la vieja política, Iglesias y los suyos han emprendido una cruzada contra los medios de comunicación para tratar de atribuir los problemas que les amenazan a la existencia de una conspiración. Es decir, lo mismo que hicieron hicieron otros gobiernos cuando la prensa comenzó a explorar sus costuras.
No será en este espacio donde se haga alarde de corporativismo, pues no hay sector más interesado, ultra-subvencionado y lleno de maleantes como el mediático. Pero la reacción de Podemos contra las informaciones que revelan el evidente despotismo de sus líderes es pueril e hipócrita, pues trata de introducir en la 'cloaca del Estado' a todos los periodistas que informan sobre los puntos flacos de la camarilla de Galapagar.
Conoce a tu enemigo
Decía Pablo Iglesias este jueves, en un tuit, la siguiente frase: “Pregúntate siempre quién paga lo que lees”. Lo hacía en referencia a una noticia que se titulaba así: “Libertad Digital, propiedad de Jiménez Losantos, se financió con dinero de la Caja B del PP”. Curiosamente, la publicaba La Última Hora, ese panfleto infame que está dirigido por Dina Bousselham y que trata al conjunto matrimonial de cónyuges como el Scînteia a los Ceaucescu. O como Hola a Isabel Preysler. O como el joven Werther de 'Lotte'.
Poco después de que Iglesias escribiera ese mensaje, aparecía un artículo en el citado libelo en el que celebraban los tropecientos mil millones de visitas que habían cosechado en el último mes. “Todo ello, sin publicidad ni compra de lectores”.
Al leerlo, se venía a la cabeza la frase de Iglesias: “Pregúntate siempre quién paga lo que lees”. Entonces, cualquiera podría trasladar esa inquietud al caso de La Última Hora. ¿Quién financia el chiringuito de Dina, dado que Podemos afirma que no tiene nada que ver con este medio? ¿Todo su dinero procede de los suscriptores? ¿Lo pone la socia única, que es la susodicha?
No convendría olvidar que, durante sus primeras semanas de vida, este medio era anónimo. Es decir, ni identificaba a su director, ni su razón social, ni a los firmantes de sus artículos, lo cual constituía un incumplimiento de la Ley de la Sociedad de la Información. Después, apareció Dina y algunos colaboradores. Y los ataques a medios, periodistas y otros enemigos del partido. Quien lo visite a diario, debería hacerse la misma pregunta que plantea Iglesias: “Pregúntate siempre quién paga lo que lees”.
Jaume Roures
Lo mismo podría aplicarse a otro de los grandes aliados de Podemos, que es Público, del empresario y factótum del partido Jaume Roures. Se ha hartado el partido morado de hablar de los bancos, fondos buitres y oscuros multimillonarios que poseen la propiedad de los medios de comunicación, pero no han tenido ninguna palabra mala para Roures. Ese empresario modélico que tan buen trato dispensó a los antiguos trabajadores del periódico. Según contó Pere Rusiñol, un buen día se presentó en la sede del periódico y dijo: “Mi patrimonio es cero, me he gastado todo en Público”. Después, los trabajadores tuvieron que acudir al Fogasa al no haber percibido lo adeudado.
En el Público de Roures graba sus programas Juan Carlos Monedero; y en la base de datos del periódico figuran las entrevistas que Pablo Iglesias realizaba a la crème de la crème de la intelectualidad progresista. Entre ellos, al propio Roures. “Pregúntate siempre quién paga lo que lees”.
Con su nueva cruzada mediática, se han debido pensar estos muchachos de Podemos que somos imbéciles y es posible que tengan razón. Pero la maldad que atribuyen a los medios que publican las informaciones relativas a su tropa no es mayor que el sectarismo de los medios que la defienden.
Su modelo de sociedad no defiende la crítica ni la razón, sino la fe inquebrantable en el líder y ese seguidismo ramplón que no admite preguntas. Miren cómo terminaron quienes cuestionaron a Iglesias: en la cuneta. Estos ya no engañan a nadie. Ni con dibujitos, ni con memes ni con esas declaraciones que siempre hacen con ese sempiterno tono de haber dormido mal.