Intereconomía, ha sido nombrado nuevo director de comunicación (dircom) de Enresa, compañía pública dedicada a la gestión de residuos nucleares, según confirma el departamento de comunicación de la empresa. El consejo de administración de Enresa ha aprobado este martes la designación del profesional que hace unos meses cesó como director de ‘La Gaceta’ y que más tarde regresó al grupo para dirigir ‘Radio Inter’.
Dávila dejó de ser el director del diario el pasado mes de junio. El madrileño se sumó a los 43 despidos fijados por el expediente de regulación de empleo que afectó al rotativo. Hace tres semanas, el grupo de comunicación anunciaba que Dávila volvía a la casa y que comenzaba “una nueva y ambiciosa etapa en el Grupo Intereconomía, donde acaba de ser nombrado director general de ‘Radio Inter’”.
Tres semanas después, Dávila abandonará Intereconomía para encargarse de la comunicación de la empresa pública participada por la Sepi (20%), y Ciemat (80%). En la actualidad, el principal reto de Enresa es la gestión del Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares que se instalará en Castilla-La Mancha. Su presidente, Carlos Gil-Ortega, aseguró hace unos días que el proyecto del ATC ya está alcanzando una velocidad de crucero dado que "las obras de carretera y acceso a la instalación (19 millones de euros) comenzarán el próximo mes de febrero. Enresa acaba de licitar el proyecto de ingeniería principal por 37 millones de euros.
María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, con el aval del ministro de Industria, José Manuel Soria, promocionó a Gil-Ortega, ex alcalde del PP de Ciudad Real, para que accediese a la presidencia de Enresa. Ambos dirigentes políticos presentaron el pasado mes de julio el proyecto del ATC que se situará en la localidad conquense de Villar de Cañas.
Enresa es una compañía que se financia a través de tasas que cobra a las centrales nucleares. Creada en 1984, No tiene ánimo de lucro. Cuenta con fondos propios de 4,5 millones, pero buena parte de estos ingresos se destinan a la Fundación Enresa, donde sus cuentas sufren grandes desajustes. En 2010, Enresa inyectó a la fundación 2,3 millones de euros y perdió 6,31 millones.