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José Manuel Pérez Tornero dimite como presidente de Radiotelevisión Española

Lo hace tras perder la confianza del Consejo de Administración y de Moncloa, en mitad de un importante cisma interno

  • El presidente de la Corporación RTVE, José Manuel Pérez Tornero.

José Manuel Pérez Tornero ha presentado finalmente su dimisión como presidente de Radiotelevisión Española, tal y como adelantó Vozpópuli en la mañana de este lunes. Lo hará después de haber perdido la confianza de la mayoría de sus consejeros y de una parte de su equipo directivo.

La intención inicial del presidente era plantear su continuidad al Consejo en la reunión de este martes, pero tras las reuniones mantenidas esta mañana con su equipo y con algunos de los vocales, en las que ha constatado su falta de apoyos, ha decidido abandonar el puesto, según informan fuentes cercanas al presidente.

Pérez Tornero accedió a su puesto en 2021, después de que PP, PSOE, Podemos y el PNV alcanzaran un pacto para repartirse los asientos del órgano de gobierno de la corporación.

Durante las primeras semanas de mandato, gobernó el Consejo un espíritu de consenso que se rompió en verano, cuando los consejeros nombrados por Podemos comenzaron a recriminar al presidente el nombramiento de directivos afines al Partido Popular y, sobre todo, su intención de despedir a Jesús Cintora de RTVE.

Poco después, las consejeras Concepción Cascajosa y Elena Sánchez -nombradas por el PSOE- le quitaron el apoyo, lo que elevó sobremanera la tensión en las reuniones del Consejo.

Un mandato de 18 meses

La situación se volvió insostenible -según fuentes cercanas al presidente- a la vuelta de las vacaciones, cuando las presiones de los cuatro consejeros, las de Moncloa y las de una parte de su cúpula arrinconaron a Pérez Tornero. Este 'bando rebelde' lo engordaron los directores de contenidos y de informativos, José Pablo López y Pep Vilar.

Este lunes por la mañana, el presidente meditaba si plantear una cuestión de confianza en la reunión del Consejo del martes. Sin embargo, tras consultar con su equipo y con algunos consejeros ha decidido adelantar la decisión.

"Vine a sumar y a construir, y me voy con la conciencia tranquila. Vuelvo a mi universidad con la satisfacción de haber hecho todo lo posible por contribuir a edificar una radiotelevisión pública, plural e independiente a la altura de las exigencias de nuestro tiempo y como nuestro país merece", ha expresado en una carta enviada a la plantilla.

"Hemos avanzado considerablemente, creo que se puede demostrar con datos y, sin embargo, insisto: creo que ya no se dan las circunstancias para seguir avanzando. Porque he constatado que, dentro del máximo órgano de administración de RTVE -y pese a los esfuerzos ímprobos realizados por algunos de sus componentes- ya no se dan las condiciones mínimas para el consenso transversal, ni para la conformación de una mayoría plural, estable y coherente; y, en muchas ocasiones, ni tan solo el clima propicio al diálogo que necesitamos para culminar el proyecto. Lo cual dificulta mucho la gobernabilidad de la empresa, e impide llevar a cabo la transformación con la que todos nos habíamos comprometido", ha añadido.

Uno de los partidos que más ha presionado para lograr su marcha, Podemos, ha calificado de "buena noticia" la dimisión y ha incidido en el "daño" que ha supuesto su "gestión" para la corporación. "Seguía órdenes del PP", ha añadido.

La carta de Pérez Tornero

Hace dieciocho meses, las Cortes, al concederme la presidencia de RTVE, me encargaron la misión de llevar adelante el proyecto de gestión que presenté al concurso público. Un proyecto que diseñaba una transformación profunda de la corporación. Y en el que quedaba meridianamente claro que no se trataba de una simple operación de maquillaje, ni de un simple lavado de cara.

Los objetivos eran muy explícitos. Gestionar con un consenso amplio, sin partidismos; con profesionalidad e independencia; afianzar el pluralismo interno y dejar atrás la fragmentación corporativa. Pero, sobre todo, se trataba de hacer que RTVE contribuyese a crear una esfera pública sosegada, dialogante y sin polarización. Lo importante, pues, era lograr que RTVE acompañara la transformación del país, la profundización de la democracia, el avance de la ciencia, de la cultura y del bienestar social.

Fui, desde un principio, consciente de la complejidad y dificultad de la tarea; y de que estábamos ante un proceso que -como todos los de transformación- eran de largo recorrido; que requerían una paciencia que muchos no tendrían.

Pero, pese a todos estos inconvenientes, siempre me dio fuerza y paz interior el saber que, por un lado, tanto mi equipo como yo mismo, pondríamos lo mejor de nosotros en cumplir la misión. Y, por otro, que, en cualquier caso, en el mismo instante en que yo tuviese indicios de que el proyecto que me habían encargado las Cortes no era viable, lo reconocería públicamente -sin dudarlo un segundo-y nunca me aferraría a la presidencia. Pues bien, ese momento ha llegado. Es ahora.

Creo, honesta y humildemente, que hemos avanzado mucho en estos pocos meses y que se han sentado las bases de la transformación. Pero, al mismo tiempo, he de reconocer que, tomando en cuenta muchos factores, ya no se dan las circunstancias para sostener la viabilidad de mi proyecto.

Es, pues, el momento de dar cuenta de lo avanzado y de explicar por qué se impone dar un paso al lado.

Debo exponer que, en estos meses de mi mandato, con la entrega y el entusiasmo de muchas personas -con mis errores y aciertos-, hemos conseguido algunos objetivos nada desdeñables.

Hemos contribuido al diálogo sereno, respetuoso e informado; a hacer avanzar un periodismo de calidad propio de RTVE, introduciendo más contextualización y análisis; y hemos ampliado nuestro compromiso con la programación relacionada con ciencia, la cultura, el cine español, las artes creativas y el deporte.

Hemos renovado, en muy poco tiempo, formatos, programas y planes de producción que se encontraban, como mínimo, estancados. Consiguiendo nuevos formatos musicales y de concursos, apostando por los grandes eventos deportivos y culturales, lanzando nuevas líneas de ficción y colocando al cine español en primera línea. Lo que hace esperar una mejora de todos los índices de recepción.

Hemos mejorado nuestra salud financiera y productiva; avanzado en el saneamiento económico (con casi treinta millones de euros de beneficios en 2022 y la perspectiva de equilibrio en 2023); y movilizando plenamente nuestra capacidad de producción.

Hemos progresado en la descentralización de nuestra actividad, proyectando dos nuevos centros de producción en- Andalucía y Valencia; hemos estabilizado la plantilla con el próximo lanzamiento de una oferta pública de empleo de casi 2.000 puestos; y hemos sido capaces de movilizar más de 120 millones de euros de los fondos de recuperación para desarrollar nuestra tecnología, formación audiovisual, y promover la alfabetización digital.

Hemos reforzado nuestra proyección internacional. Integrándonos en el canal europeo ARTE; hemos puesto las bases para mejorar nuestro canal informativo para Iberoamérica; nos hemos integrado en el comité ejecutivo de la Unión Europea de Radiotelevisión, y en la presidencia de la Conferencia Permanente del Audiovisual Mediterráneo; y hemos creado los foros permanentes de televisiones iberoamericanas e hispano-árabes.

Hemos conseguido, también, a través de la gran consulta, que cientos de miles de ciudadanos participen en construir la RTVE que quieren. Hemos podido, también, avanzar en la igualdad con la firma de nuestro segundo plan de igualdad, así como en nuestro compromiso con el desarrollo sostenible, cooperando con las televisiones públicas europeas en la eliminación de la huella de carbono.

En resumen, hemos avanzado considerablemente, creo que se puede demostrar con datos y, sin embargo, insisto: creo que ya no se dan las circunstancias para seguir avanzando. Porque he constatado que, dentro del máximo órgano de administración de RTVE -y pese a los esfuerzos ímprobos realizados por algunos de sus componentes- ya no se dan las condiciones mínimas para el consenso transversal, ni para la conformación de una mayoría plural, estable y coherente; y, en muchas ocasiones, ni tan solo el clima propicio al diálog o que necesitamos para culminar el proyecto. Lo cual dificulta mucho la gobernabilidad de la empresa, e impide llevar a cabo la transformación con la que todos nos habíamos comprometido.

Por esta razón, antes de tener que de dejar de lado mis convicciones y mi responsabilidad institucional con el compromiso adquirido, tengo la intención, en las próximas horas, de presentar mi renuncia a la presidencia de RTVE, y a formar parte de su consejo de administración.

Vine a sumar y a construir, y me voy con la conciencia tranquila. Vuelvo a mi universidad con la satisfacción de haber hecho todo lo posible por contribuir a edificar una radiotelevisión pública, plural e independiente a la altura de las exigencias de nuestro tiempo y como nuestro país merece.

Me siento agradecido a las Cortes generales y a los grupos parlamentarios por la confianza que me dispensaron. Agradezco a todas las instituciones y colectivos que, con ilusión y entusiasmo, han cooperado con nosotros y han creído en nuestro proyecto; a todas las trabajadoras y trabajadores de RTVE que, desde el primer momento me han mostrado su apoyo. Y soy especialmente deudor -con un cariño especial-, a mi equipo más cercano que, literalmente, se ha desvivido en su trabajo con profesionalidad y lealtad al proyecto.

Finalmente, quiero manifestar que mantengo intacto mi compromiso con el servicio público de radiotelevisión, y la convicción de que sigue siendo esencial para nuestras democracias. También conservo muy viva la esperanza de que, entre todos, con perseverancia y constancia, siempre será posible alcanzar nuestros ideales.

José Manuel Pérez Tornero

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