Todavía abochornados por la deplorable y justísima eliminación de la Selección española,los ciudadanos hemos puesto este jueves la tele en busca de esperanza o motivos para huir de la cruda realidad. Y viendo la proclamación de Felipe VI alguno habrá que se haya salvado y otros se habrán entristecido todavía más. En televisión, como es lógico, no había otra opción que ver. Las principales cadenas se han volcado en este acto histórico.
En Televisión Española (TVE) destacaba la voz inconfundible de Ónega, que seguía en su línea de aplauso a todo lo que huela a la Transición. No faltaba, por supuesto, Ana Blanco, al frente del especial. Desfilaban otros rostros veteranos que representan esa España oficial que está encantada de conocerse y suele llegar al orgasmo cuando piensa en el bipartidismo, su fantasía permanente. La cadena pública, cuyos empleados andan enfurecidos por no haber metido las cámaras en el Congreso, se ocupó de realizar la señal del resto del acto, con el desfile militar, el paseo por las calles y el saludo desde el balcón del Palacio Real. Buen trabajo, aunque los planos aéreos que mostraban la desnudez de las calles han brillado por su ausencia. Como buen servicio público, todo el día dedicado a los nuevos Reyes. Y al que no le guste que zapee.
En La Sexta ha presentado el especial el incombustible Antonio García Ferreras, capaz de encontrar cada segundo una nueva polémica sobre la que debatir. Por ahí han aparecido los tertulianos habituales, como Antonio Miguel Carmona, Eduardo Inda y compañía. No han faltado los argumentos manidos hasta la saciedad, como ese absurdo republicanismo monárquico (o viceversa) tan presente entre los guardianes de las esencias patrias. Y así con otras muchas ideas que aburrirían al más paciente. En Atresmedia la seriedad total estaba en Espejo Público, con Susana Griso empecinada en debatir sobre la seguridad del evento.
Ana Rosa Quintana ha conducido el especial de Telecinco. Como la señal era compartida por todas las cadenas, había que diferenciarse. Y en la hermana mayor de Mediaset han apostado por las conexiones en directo. Muchas y algunas muy buenas. Sobre todo una en la que una reportera le preguntaba al público presente en la Gran Vía. La primera cuestión, no podía obviarse, sobre cuánto tiempo llevaba una señora esperando para ver a los Reyes. 'Desde las once y cuarto'. Eran las 11.48. O sea, no había que esperar demasiado. Las siguientes tres víctimas han sido dos italianos y una mexicana, prueba del 'interés internacional' del acontecimiento, al decir de la periodista. Apasionante, como ven. En Cuatro esta vez han optado por pasar del rey.
Especiales, todos ellos, predecibles, sosos y sin sobresaltos, como la propia coronación de Felipe VI. Nada nuevo bajo el sol. Ya por la tarde, programación normal (bueno, habitual, mejor dicho). En cualquier caso, en la tele al menos ha habido debate. Justo al contrario que en los grandes periódicos nacionales, cuyas portadas evidencian que siguen ferozmente entregados a la causa borbónica.