Por una vez, fui yo quien levantó el teléfono porque estaba sorprendido con una noticia televisiva que, más que sorprendente, me parecía marciana.
-Hombre, qué sorpresa, por fin llamas alguna vez.
-Amiga, es que no puedo creerlo, acabo de leer que Jesús Vázquez presentará Mujeres y Hombres y Viceversa.
-¿Y te sorprende mucho?
-Lo que me sorprende es que este programa todavía exista. No sabía ni que se emitía.
-Claro que sí, ahora es en Cuatro. Paró las grabaciones por el coronavirus pero, como habrás leído, volverá en septiembre con el nuevo presentador, que ha dicho que quiere "a concursantes que tengan una historia que contar" o algo así.
¿Una historia que contar? Pero si hablamos de un programa donde un sujeto o sujeta se sienta en un trono y tiene que elegir pareja entre un grupo de pretendientes. ¿Qué van a contar? ¿Lo mal que lo pasaron cursando la carrera de Filología Clásica? ¿Estamos locos?
-¿Una historia que contar? Pero si hablamos de un programa donde un sujeto o sujeta se sienta en un trono y tiene que elegir pareja entre un grupo de pretendientes. ¿Qué van a contar? ¿Lo mal que lo pasaron cursando la carrera de Filología Clásica? ¿Estamos locos?
-Hombre, será una forma de hablar.
-Bueno, formas de hablar aparte, el caso es que ni siquiera el coronavirus ha podido acabar con este bodrio. ¿Cómo es posible que este formato todavía se emita? Es un programa que nunca tuvo sentido.
-Ya está el moralista exagerando. Chico, no es para tanto.
-¿Que no es para tanto dices?
-Sí, eso digo.
-Vamos a ver, querida, es un simple mercado de la carne, donde todos los concursantes son tipos o tipas de cuerpos esculturales que buscan hacer carrera en la televisión por la vía rápida. Ni hay amor ni flechazos ni nada que se le parezca. Es impostado y carece de cualquier verosimilitud. Es todo una farsa absurda que vende lo que no es.
¿Acaso nadie es responsable de que multitud de jóvenes se entretengan viendo un programa que busca audiencia aprovechando todos los estereotipos estéticos de hoy en día y explotando los comportamientos más tóxicos de las parejas?
-Tranquilo, que te va a dar algo. Ya sabes, si no te gusta, no lo veas.
-Claro, con ese discurso se arregla todo. ¿Y la responsabilidad de quien lo produce y lo emite dónde queda? ¿Acaso nadie es responsable de que multitud de jóvenes se entretengan viendo un programa que busca audiencia aprovechando todos los estereotipos estéticos de hoy en día y explotando los comportamientos más tóxicos de las parejas?
-Nadie obliga a verlo. Todos esos jóvenes también pueden ponerse libremente los documentales de La 2, que además son casi a la misma hora.
-Otra vez culpando al público. No tienes remedio.
-Tú tampoco. La televisión es espectáculo y diversión. Es frivolidad y pasarlo bien. No todo el que la ve está siendo alienado y manipulado y maltratado. Creo que te la tomas demasiado en serio.
Dudé unos segundos qué contestar. Hasta que decidí tirar la toalla.
-Sí, quizás ese sea mi problema. Aunque me sigue pareciendo increíble que este programa se emita, mejor será hacer como que no existe.
-En eso estamos de acuerdo, porque yo tampoco lo veo a menudo, pero te reconozco que a veces es divertidísimo.
-Lo dicho: no tienes remedio. Ya hablaremos.
-Adiós, tronista.