La European Federation of Journalist (EIJ) mantuvo frecuentes conversaciones con la Comisión Europea durante una buena parte de la pandemia para ofrecer su opinión acerca de cómo podrían reforzar el sector mediático comunitario. Entre otras cosas, para fortalecerlo ante la cada vez más intensa ciberguerra que libran las principales potencias del mundo, que deriva en la constante difusión de propaganda.
Según explican fuentes de esta federación de periodistas, la postura de la UE ha sido durante el último lustro constructiva. Es decir, la de dar un impulso a los medios de comunicación tradicionales y evitar en lo posible la censura de publicaciones. Así, entre otras cosas, lo concluyó el grupo internacional de expertos que se conformó en Bruselas tras el referéndum del brexit.
Las políticas sobre la libertad de expresión y las leyes de prensa forman parte de las competencias de los Estados miembros, al igual que la gestión de los organismos reguladores o de la concesión de licencias audiovisuales. Es decir, la UE tiene poco margen de maniobra en este sentido. Aun así, desde la EIJ inciden en que la Comisión Europea ha realizado algunas acciones significativas durante los últimos tiempos. Entre otras cosas, se ha comprometido a apoyar la creación de consejos de ética profesional en los diferentes países -en España no existe-, ha incrementado su aportación a proyectos en favor de la libertad de expresión y ha abierto la puerta a que los periodistas freelance -autónomos- puedan negociar de forma colectiva las condiciones de su trabajo.
Cambia el tono con la guerra
Ahora bien, estos informantes señalan una evidencia, y es que el conflicto de Ucrania ha provocado que cambie la estrategia de la UE al respecto. Hace unos días, Bruselas ordenaba la censura en todo el territorio comunitario de Russia Today y Sputnik. Es decir, los medios oficiales del Kremlin, a quienes se ha acusado de transmitir propaganda de forma constante y de impulsar movimientos desestabilizadores en varios Estados miembros, como puede ser el independentismo catalán.
Este martes, Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la UE, iba un paso más allá y abría la puerta al establecimiento de sanciones para los medios que “bombardeen el cerebro” de los ciudadanos. "La democracia es un sistema cuyo combustible es la información. Si la información es mala, la democracia es mala", justificó.
El cierre de Russia Today y Sputnik en la UE provocó una fuerte reacción de Vladimir Putin, quien el viernes 4 de marzo firmó una norma por la que los periodistas pueden enfrentarse a penas de hasta 15 años de cárcel por difundir información falsa sobre la guerra de Ucrania. Esta medida fue una vuelta de tuerca más a la política contra la libertad de expresión que el presidente ruso ha practicado desde poco después de su ascenso al cargo.
El secretario general del EIJ, Ricardo Gutiérrez, denuncia -en declaraciones a este periódico- que este miércoles había una lista de 850 periodistas que desean 'huir' de Rusia ante el temor a las represalias de Putin. En este sentido, vaticina que si la UE aumenta las hostilidades en lo relativo a los medios de comunicación, recibirá una respuesta más dura desde el Kremlin.
¿En qué puede derivar esto? En la radicalización de la opinión pública rusa, que podría llegar sólo a 'alimentarse' del menú informativo decretado por el gobierno moscovita. Para Gutiérrez, la falta de concreción del mensaje de Borrell es preocupante, dado que adelantar la idea de sancionar a los medios de comunicación que publiquen información falsa puede tener un efecto negativo sobre la libertad de expresión.
Periodistas europeos fuera de Rusia
Sea como sea, las medidas tomadas por Rusia durante los últimos días han llevado a los medios de comunicación públicos españoles, Radiotelevisión Española y la Agencia EFE, a abandonar temporalmente su labor informativa en ese país ante la posibilidad de que el Kremlin pudiera llegar a tomar represalias contra sus periodistas.
En este contexto, hay otro ingrediente que conviene poner sobre la mesa, y es que el pasado enero la Comisión Europea lanzó una consulta pública sobre la próxima ley europea de libertad de prensa.
La presidenta de la CE, Úrsula von der Leyen, afirmó entonces que su objetivo es “salvaguardar el pluralismo y la independencia de los medios de comunicación en el mercado interior de la UE”. En otras palabras, tal y como los comisarios europeos transmitieron a la EFJ al principio de la pandemia, el propósito es reforzar el ecosistema mediático de la Unión en un momento de tensiones internacionales en el que la artillería propagandística funciona a pleno rendimiento.
La comisaria Vera Jourová fue más allá y explicó: “Los medios son un pilar de la democracia. Pero hoy este pilar se está resquebrajando, con intentos de gobiernos y grupos privados de presionar a los medios. Por ello, la Comisión propondrá normas y salvaguardias comunes para proteger la independencia y el pluralismo de los medios de comunicación. Los periodistas deben poder hacer su trabajo, informar a los ciudadanos y hacer que el poder rinda cuentas sin temor ni favoritismo. Ahora estamos consultando ampliamente para presentar la mejor propuesta”.
Desde la EFJ esperan que la normativa abunde en la política 'constructiva' que ha mantenido la UE durante los últimos años, antes del inicio de la invasión de Ucrania. En este sentido, Gutiérrez apunta a que recientemente han trasladado a la CE su preocupación por la censura de medios de comunicación.