¿Es más lamentable ver en televisión a un grupo de madres que, aconsejadas por sus hijos, buscan novio o asistir a los continuos desmanes de Jorge Fernández Díaz en el Ministerio del Interior? ¿Resulta menos edificante el desfile de maromos sencillamente demenciales en ¿Quién quiere casarse con mi madre? o soportar el inmovilismo del PSOE con el tahúr Rubalcaba a la cabeza? ¿Causa más vergüenza ajena que haya colas larguísimas para que Belén Esteban (a la que, por cierto, se le ha puesto cara de Celia Cruz) firme su libro o que un organismo llamado CAC y controlado por la Generalitat censure a periodistas?
Tenemos esta televisión y estos políticos, nos gusten o no. Toca aquí centrarse en la tele. Y la gran duda, archirepetida y cansina, es si nos la merecemos. Si, por decirlo en términos habituales, la programación que consumimos es culpa nuestra, por otorgarle el visto bueno al verla masivamente, o si los responsables son los mandamases de las cadenas, que nos aborregan porque solo les interesa la pasta. Ante esa disyuntiva les confieso que cada día pienso una cosa distinta. Una vez le preguntaron a Umbral si le gustaba o no Anson como columnista. Y contestó, con su retranca habitual, algo así: "Me gusta y me divierte bastante porque cambia mucho de opinión". Pues eso. Hoy pienso que, al soportar a unos y otros, somos una sociedad adormecida, cobarde, inculta y grotesca.
También creo, por tanto, que nos merecemos una vez más ese deleite navideño que supone escuchar a Raphael (¿Por qué se escribe así el nombre de un tío de Linares?) entonando villancicos. Sí, amigos, RTVE lo ha vuelto a hacer. Y el cantante versiona ahora su exitoso Tamborilero en un programa que se emitirá estas Navidades. Según la nota de la televisión pública, ahora canta "con la Orquesta Sinfónica de Bratislava y con unos sensacionales arreglos de cuerda y viento". Vean aquí al artista interpretando el tema como solo él puede interpretarlo. Esos ojos juguetones que pueden mirar a cualquier parte del universo. Esa boca que se abre y se mueve como el ojo de Sauron. Esa mandíbula bamboleante. Esa voz irrepetible. Esa España eterna que simboliza.
¿'Vendetta'?
En fin, creo que tan justamente merecido es aguantar a Raphael desgañitado, teatral y gesticulante como contemplar en los Informativos a los tipos mencionados en el primer párrafo. Y, hablando de justicia y merecimientos, el bueno de Gonzalo Miró, de profesión vividor, está en una encrucijada curiosa. Acaba de ganarle en los tribunales a Telecinco porque la cadena especulaba con la identidad de su padre, pero solía colaborar, creo que aún lo hace, en el programa Tiki taka, de Cuatro. O sea, todo queda en Mediaset. Que tenga cuidado porque los italianos son aficionados a la vendetta. Aunque supongo que el asunto se arreglará cuando algún consigliere enviado por la empresa le haga una de esas ofertas que no se pueden rechazar.
Por alguna de esas proposiciones habitualmente recibidas e indecentemente aceptadas un mal día, hace unos años, nos quedamos sin el calvo de la lotería. Y ahora aguantamos a otros cantantes de lo más variopinto que se unen para ponerle voz a una letra cursi hasta la náusea. Total, que el calvo, llamado Clive Arrindel, ha vuelto, pero para decir que no volverá y, ya de paso, promocionar otro spot. Una pena. Le seguiremos añorando. Pero para añoranzas las que sufriremos dentro de unos años cuando recordemos el delirante programa antes mencionado y ya analizado aquí. Ahí tienen a esas mujeres maduras en busca de amante. Una de ellas dice que primero se negó a participar pero luego se animó. No dice cuánto cobró para cambiar de opinión y aceptar la venta de su intimidad, sus vergüenzas y su futuro.
Las audiencias
En cuanto a las audiencias, el panorama anda revuelto porque parece ser que Atresmedia va a imponerse este mes a Mediaset. Y los Vasile y compañía pueden imaginar y poner en marcha cualquier cosa impensable para ganar en diciembre. De hecho, este sábado Paquirrín vuelve a la cadena, al impredecible Abre los ojos, para ver si se produce la remontada. En parte, el grupo de Lara vence al de capital italiano porque esta semana el espacio Top Chef pudo con La Voz. Este próximo lunes la guerra continuará con una pelea tremenda entre El tiempo entre costuras (Antena 3) y el esperado estreno de la nueva temporada de La que se avecina (Telecinco). De hecho, la cadena ya ofreció esta semana, para cebar a la audiencia, un adelanto en varios canales.
No sabemos cómo va de audiencia Entre todos. Con este programa de las sobremesas de La 1 los datos de share no deberían importar porque lo tremebundo, infumable, surrealista es su propio contenido. Ahí tienen a la inigualable Toñi Moreno repartiendo limosnas al personal. Los colectivos que se dedican al trabajo social o la discapacidad ya han clamado para exigir el cierre de este programa indescriptible. Pero el presidente de RTVE, el sorayo Leopoldo González Echenique, no solo defiende el espacio una y otra vez, sino que además desdeña las críticas que recibe.
¡Ya está aquí otra vez esa sensación! Lo que les decía. Estoy cambiando de opinión. Me pongo optimista y quiero pensar que muchos de los que ven Sálvame, ¿Quién quiere casarse? y otros espacios son personas inteligentes que prefieren reírse de las frivolidades a llorar viendo a sus políticos. Quizás, en el fondo, no seamos tan cobardes, incultos, despreocupados y esperpénticos. En todo caso, para soportar a los Fernández Díaz, las tróspidas que buscan pareja y otras cutreces tan carpetovetónicas, les recomiendo para este sábado encender el canal Neox, que emite un maratón de Los Simpson. Trece episodios inolvidables. En el guión de uno de ellos hay más inteligencia que en toda la política y toda la televisión españolas.