La batalla judicial emprendida por Javier Tebas y las televisiones de pago contra la piratería ha herido de muerte a Rojadirecta, la web más popular en España para ver los partidos de fútbol que se emiten de forma ilegal en la Red. Pero no ha solventado el problema que tienen los operadores y la Liga de Fútbol Profesional (LFP) en esta materia. La breve historia de internet demuestra que los usuarios siempre van varios pasos por delante de las autoridades y que siempre que un juez ha ordenado el cierre de una página por ofrecer contenidos ilegales han surgido diversas alternativas iguales o mejores. Así pasó con Napster, con Megaupload, con Grooveshark, con Series.ly o con Seriesyonkis. Y así seguirá ocurriendo en un entorno digital global al que es imposible poner puertas. Por eso, la muy posible desaparición de Rojadirecta no supondrá el fin del fútbol pirateado. De hecho, para hacerlo, Roures, Tebas y el resto de componentes del bando de los buenos deberán también perseguir a otras webs que, aunque tienen menos público, se dedican a lo mismo.
Los portales de este tipo suelen capitular ante la primera embestida de los jueces. Pero, en ocasiones, sus administradores demuestran una especial habilidad para esquivar los golpes que les lanzan las autoridades y se rodean de abogados que les hacen ganar litigios imposibles. En último caso, trasladan sus negocios a países con una legislación mucho más permisiva con la piratería. Es el caso de Rojadirecta (cuyos servidores están en Montenegro), que a lo largo de su historia ha sobrevivido a golpes como la multa de 100.000 euros del Tribunal Superior de París o el bloqueo que le impusieron en 2011 las autoridades de Estados Unidos. Ahora, se enfrenta a un proceso judicial en el que ha recibido un duro varapalo, pues ha sido obligada a cerrar todos sus dominios, de forma cautelar, en un plazo de una semana.
Se calcula que la piratería provoca pérdidas de 500 millones de euros anuales para los equipos de fútbol y las televisiones de pago
Pero las televisiones de pago y Tebas saben que, a partir de ahora, los usuarios que quieran ver fútbol gratis en su ordenador podrán recurrir a otras páginas. Entre las más concurridas se encuentra LiveTV, que se oferta como un portal en el que seguir en directo todos los partidos de la Liga de Campeones de la UEFA, la Premier League, la Bundesliga alemana, la Liga 1 francesa, la Liga BBVA o la Seria A italiana. También dispone de enlaces a varias decenas de deportes, desde el baloncesto hasta el tenis de mesa. Su dominio '.sx', corresponde a la isla caribeña de San Martín, aunque su supuesto propietario reside en Panamá, según datos de acceso público.
Los reyes del fútbol pirateado
En el apartado de webs de referencia de LiveTV se incluye un enlace que dirige a OleOleTv, cuyo dominio pertenece a otro paraíso fiscal de internet, como es Samoa Occidental y cuyo repertorio de contenidos ilegales abarca desde el golf hasta la Fórmula 1, el tenis, el hockey o, por supuesto, el fútbol. Los partidos a los que enlaza están compartimentados en varios canales que emiten competiciones de diversos países del mundo durante las 24 horas del día.
No existen datos públicos sobre la rentabilidad que los creadores de estas páginas obtienen por su actividad ilícita. Pero el daño que ocasionan a la industria audiovisual y del entretenimiento es grande, según ha definido en varias ocasiones el dueño de Mediapro, Jaume Roures. Según datos del Observatorio de la Piratería y Hábitos de Consumo Digitales, en 2014 el 88% de los contenidos consumidos a través de internet eran ilegales, lo que ocasionó unas pérdidas para el sector de 1.700 millones de euros y, para el fútbol, de 500 millones.
Las webs que piratean deportes suelen alojarse en países con una legislación muy permisiva en esta materia
En un contexto en el que Javier Tebas quiere vender más caro el fútbol a los operadores para reducir la enorme deuda que tienen los clubes de Primera y Segunda División, y después de que las televisiones de pago hayan invertido decenas de millones de euros en deporte durante los últimos meses, parece clave que se realice un mayor esfuerzo en la lucha contra la piratería en internet. No obstante, la justicia es lenta, los objetivos contra los que hay que golpear, múltiples y la habilidad de algunos de sus administradores para escaparse de todas las emboscadas legales, muy alta.
Entre las alternativas a Rojadirecta que citan en las páginas y foros especializados también se encuentra Sportcategory, creada hace un año en la República Checa y con un valor aproximado de 121.000 euros, según la web Metricsbot. Su oferta deportiva incluye fútbol, hockey, tenis, baloncesto, béisbol, boxeo o motociclismo. Muy similar es Feed2all, en la que, con una simple búsqueda en su parrilla de programación, se pueden encontrar contenidos como el encuentro que se celebró este viernes entre el Levante y el Real Betis, los partidos de la Euroliga de baloncesto en los que participan equipos españoles o el Gran Premio de Fórmula 1 de Abu Dabi. Todo, en directo.
Alternativa de Rojadirecta para teléfonos móviles
Otro de los problemas a los que se enfrentan quienes se han embarcado en la cruzada contra la piratería reside en el potencial que tienen los dispositivos móviles para difundir los contenidos ilegales. Entre las decenas de millones de aplicaciones que existen actualmente, unas cuantas permiten ver desde teléfonos o tabletas los partidos en directo de diversos deportes.
Entre las aplicaciones que prometen incluir fútbol y otros deportes entre sus contenidos se encuentra Sopcast, cuya versión para Windows es un clásico en este campo. También oferta contenidos ilegales de pago Splite TV, que es nombrada en la totalidad de los foros especializados.
Ante este panorama, se puede decir que el cierre cautelar de Rojadirecta es sólo una de las múltiples victorias que deberán conseguir las televisiones, Tebas el Gobierno y los jueces si quieren acabar con la piratería. Ahora bien, los dueños de las webs han demostrado que son rápidos a la hora de levantar, reconstruir y salvar de la quema a sus negocios. De ahí que la batalla no sea fácil de ganar. Ni mucho menos.