Vozpópuli ha decidido dejar de participar en las ruedas de prensa que el Gobierno está ofreciendo diariamente desde que se decretó el estado de alarma. El motivo es que la Secretaría de Estado de Comunicación ha habilitado un chat en el que los periodistas deben enviar sus preguntas con antelación y, posteriormente, es el propio secretario de Estado, Miguel Ángel Oliver, el que las filtra y expone a Pedro Sánchez y sus ministros. Mientras no se cambie el método, y se permita a la prensa hacer preguntas en directo y repreguntas si es necesario, no participaremos más en esa farsa.
La decisión ha sido tomada después de haber expresado durante días nuestra absoluta discrepancia con este método tan alejado de los usos y costumbres de una democracia avanzada. Primero lo transmitimos en privado, luego mediante artículos editoriales y, finalmente, buena parte de nuestros periodistas también lo han señalado a título particular sumándose al manifiesto que esta semana han suscrito más de 500 profesionales de toda España.
Sin embargo, el Gobierno ha preferido mantener el modus operandi en la comparecencia de Sánchez de este sábado y ha trasladado una carta a las asociaciones de periodistas pretendiendo que sean ellas las que aporten la solución. Semejante actitud no es más que una excusa: Oliver no necesita más que mirar lo que hacen otros líderes políticos durante esta crisis, de España y del resto del mundo democrático.
De hecho, el propio Sánchez utiliza las herramientas tecnológicas para reunirse a distancia cada semana con sus ministros e incluso con los presidentes autonómicos. Hacer una videoconferencia con los 30 o 40 periodistas que cubren habitualmente la información gubernamental es bien sencillo. Millones de españoles trabajan estos días desde sus casas utilizando esas mismas aplicaciones al alcance de cualquiera; no es de recibo que el Gobierno se niegue a hacer lo mismo.
Si bien una de las primeras obligaciones de un periodista es preguntar, más importante aún es hacerlo en las mínimas condiciones de libertad
Sin embargo, su insistencia en organizar ruedas de prensa ficticias con preguntas enlatadas, seleccionadas o manipuladas da buena muestra de su talante democrático, pues atenta directamente contra el artículo 20 de la Constitución, que consagra el derecho a la información. Se trata de una fórmula impropia de un Estado de Derecho: mero autobombo presidencial, mitineo populista a la hora del telediario.
Censura previa
No ha sido esta una decisión fácil de tomar. Y la cambiaremos en cuanto el Gobierno rectifique. Porque si bien una de las primeras obligaciones de un periodista es preguntar, más importante aún es hacerlo en las mínimas condiciones de libertad y sin aceptar filtros que no son otra cosa que una inaceptable censura previa.
Soportamos a diario la burda estrategia de ocupación de los informativos oficiales por parte de los representantes gubernamentales, pero asumir además la sistemática manipulación de las mal llamadas ruedas de prensa nos acabaría convirtiendo en cómplices de este indecoroso ejercicio de protección antidemocrática del poder. Otros sabrán lo que hacen, pero Vozpópuli nunca va a aceptar ese papel.
Con la población encerrada en sus casas, el Congreso clausurado y la oposición arrinconada, una democracia precisa al menos unos medios de comunicación que puedan ejercer el derecho de una opinión pública correctamente informada. Sin preguntas libres no hay una verdadera rueda de prensa. Sin periodismo, no hay democracia.