Desde hace un par de meses Facebook está eliminando páginas y bloqueando temporalmente cuentas con contenido escéptico y en contra de la religión. Estos páginas activistas son, en su mayoría, grupos ateos del mundo árabe que denuncian la intolerancia y las prácticas del islamismo radical, del estado Islámico y otros grupos extremistas.
Blocked for 7 days by @facebook for criticising its censorship of ex-Muslim/Arab atheist pages @rayhana @CEMB_forum pic.twitter.com/aD02zImSx7
— Maryam Namazie مریم نمازی (@MaryamNamazie) April 21, 2016
Ya a finales de Febrero los 10 grupos ateos más grandes del mundo árabe (con más de 100.000 miembros) fueron bloqueados en Facebook sin previo aviso. (Aquí puede verse la lista y comprobar los enlaces) Así lo denunció la Alianza Atea en Oriente Medio y el Norte de África (MENA-AA). El mensaje de la red social es siempre tan ambiguo como conciso. “Violación de las normas de la comunidad”.
La razón está clara. El mecanismo de control de contenidos de Facebook tiene una parte automatizada. Los bloqueos de cuentas y páginas responden primero a una conteo de denuncias de terceros. La supervisión humana entraría a trabajar tras el filtraje automático de todas estas denuncias. Pero nadie sabe muy bien cómo trabaja el algoritmo de Zuckerberg para relativizar y filtrar el origen de estas denuncias y así evitar que ejércitos de bots cierren cuentas a su antojo. Lo que está claro es que el sistema tiene importantes lagunas.
Grupos organizados de "yihadistas cibernéticos" aprovechan estas carencias para luchar contra los infieles. Miles de cuentas y bots desde todos los rincones del mundo ultra-islámico que denuncian arbitrariamente a páginas ateas o contrarias a la Sharia.
El colectivo ateísta árabe ha lanzado una petición a Mark Zuckerberg para que cambie la política de reportar y denunciar páginas sin que favorezca a estas redes y garantice la libertad de expresión. Las redes sociales son su único medio donde ejercer esa libertad y sentirse vivo, le recuerdan.
Miles de "yihadistas cibernéticos" están reportando las páginas ateas para que Facebook las cierre automáticamente.
El problema de origen no son unos centenares de ciberterroristas. Es algo enquistado y con la connivencia de muchos Estados. En seis países árabes: Kuwait, Qatar, Arabia Saudita, Sudán, los Emiratos Árabes Unidos y Yemen,... la apostasía se castiga con la muerte. Con ese panorama es dificil expresarse en medios que no garanticen el anonimato.
El activista del colectivo LGBT, @Ahmedaa1k se dedicó a recopilar todas las burradas que recibió en Twitter al proponer, en árabe, el hashtag ‘El ateísmo no es delito’. La colección es desoladora, una muestra de la locura y de la rancia tradición que hay detrás del fanatismo islámico:
“¿Que no es un delito? Ha! Si encontrara a un ateo lo mataría lentamente con un cuchillo de fruta. Iba a sufrir hasta que mueriese. “
“Dios podría perdonar a asesinos, ladrones y adúlteros, pero nunca a los que no creyeron en él, no hay ningún crimen peor“
"El crimen es ese Hashtag. Juro al único Dios que si mi hermano se convierte en ateo, le mato."
“Los musulmanes que se convierten en ateos y descreídos de su región, deben morir! Hay que Matar a aquel que cambia su religión"
https://twitter.com/Ahmedaa1k/status/700599319041339393
Pero no todo es guerra de unos y ceros. Uno de los activistas de estas páginas ateas fue asesinado tras recibir amenazas de Yihadistas en Facebook. Omar Mohammad Bataweel había sido acusado de ateo y ser demasiado "crítico con el Islam" por algunos yemeníes. Murio de varios disparos.
Esta ciberguerra entre activistas y terroristas no se limita a las acciones del Estado Islámico. Anonymous y otros colectivos de la red han contraatacado en esta lucha contra el terrorismo y la intolerancia.
No es la primera vez que lo hacen. Tras los atentados de noviembre en París el colectivo Anonymous consiguió que Twitter cancelara estas 1000 cuentas de miembros del ISIS.
A raíz del atentado de Orlando, el famoso hacker WauchulaGhost —vinculado a Anonymous— organizó su red de bots y hackers para robar contraseñas y acceder a otras tantas cuentas de miembros del Estado Islámico en Twitter para publicar porno gay y todo tipo de imágenes explícitas en la cabecera de sus perfiles.
La venganza se ha consumado.