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10 famosas arruinadas por la cirugía

Eran guapas, ricas y populares, pero entonces decidieron acudir al quirófano y todo se derrumbó. Son mujeres que intentaron parar los efectos del tiempo y terminaron arruinando sus carreras por culpa de una cirugía mal realizada. Hoy, las 10 famosas más inconscientes de todos los tiempos.

  • Jenna Jameson / Gtresonline.

Jenna Jameson

Aunque en el mundo del porno parece que las operaciones de cirugía estética están muy bien vistas, en el caso de Jenna Jameson, su afición por los quirófanos -unida a sus problemas con la comida- llegaron a dejarla con un aspecto totalmente demacrado. Jameson empezó su carrera como bailarina erótica en Las Vegas, pero pronto se dio cuenta que podía sacar más dinero si entraba en el mundo del porno. Para ello, se aumentó el pecho y se retocó el mentón, ya que pensaba que sería la clave para su éxito. La actriz protagonizó más de 120 vídeos antes de retirarse de la industria, pero mientras tanto sacó tiempo para volver a retocarse el pecho, someterse a una rinoplastia, aumento de labios, retoque de pómulos, dentadura, barbilla, contorno de ojos y hasta una vaginoplastia. El resultado, una especie de muñeca de látex a la que los usuarios del porno no querían ver ni en pintura.

Lindsay Lohan

Lindsay Lohan es la primera mujer que envejece gracias a la cirugía estética. En la mayoría de los casos, un abuso de retoque simplemente sitúa a las pacientes en una edad indefinida, entre los 30 y los 60, pero Lohan ha conseguido añadir un par de décadas a sus, tan solo, 27 años. De aquella joven pelirroja que empezó a triunfar gracias a la factoría Disney ya no queda nada. Las salidas nocturnas, los excesos, sus cambios de peso, la afición al bótox y unos retoques del todo innecesarios han pasado factura en el rostro de la actriz, haciendo muy difícil que un director de casting se interese por ella -a ello se une su mal carácter, su falta de disciplina y profesionalidad y los problemas con la justicia-. Sus últimos trabajos, como la película The Canyons, no han tenido la acogida que esperaba, por lo que el futuro de la actriz es más bien negro.

Tara Reid

La actriz norteamericana Tara Reid conquistó al gran público por su belleza natural y su simpatía, sin saber que, con el tiempo, ella misma iba a acabar con eso. Reid empezó su carrera en la publicidad, pero pronto saltó a las series para adolescentes, como la secuela de Salvados por la campana, y de ahí al cine. Su primer papel fue en la exitosa El gran Lebowsky. Luego llegaron Leyenda urbana, Crueles intenciones y, sobre todo, American Pie. La actriz prometía ser uno de los grandes reclamos de la taquilla, pero entonces, Reid decidió pasar por el quirófano para someterse a una liposucción y una reestructuración del pecho. Tanto una cosa como la otra salieron mal, teniendo que volver a recurrir a la cirugía en múltiples ocasiones para intentar arreglar el desastre. El resultado final ha sido un cuerpo más propio de una anciana que de una mujer de treinta años.

Joan Van Ark

Aunque la actriz Joan Van Ark se hizo muy popular gracias al personaje de Valene Ewing durante trece temporadas de la serie Dallas, actualmente está irreconocible. La carrera de Van Ark desde que terminó la serie en 1993 no ha sido demasiado exitosa -ha trabajado en diversas series, programas y obras de teatro, pero nunca repitió el éxito de Dallas- y tal vez por eso, la actriz decidió someterse a una rinoplastia. Pero no contenta con eso, también aumentó los pómulos y los labios, se realizó algún lifting, corrigió las bolsas de los ojos y se inyectó bótox y vitaminas. El problema es que no se puede pretender ser una jovencita cuando ya se ha llegado a los 70.

Meg Ryan

El caso de Meg Ryan es, posiblemente, el más sangrante de todos. La que fue una de las actrices mejor pagadas de Hollywood, la reina de la comedia romántica, la vecina sexy y espontánea, la nuera ideal, arruinó su carrera por culpa de su afición a la cirugía estética. Ryan pasó de tener un rostro agradable, con facciones redondeadas y naturales, a una cara angulosa, exagerada y terriblemente paralizada. Como consecuencia, la actriz pasó de rodar dos o tres películas al año a entrar en una sequía permanente de proyectos -desde 2009 tan solo ha hecho dos cameos en dos series de televisión y puede que participe como narradora en la secuela de Como conocí a vuestra madre-. Todo un desastre para la que fue la novia de América.

Lara Flynn Boyle

¿Quién no recuerda a la guapa Donna de Twin Peaks buscando al asesino de su amiga Laura Palmer? Lara Flynn Boyle se convirtió en una sex symbol de los 90, gracias, entre otras cosas, a su papel en la serie de David Lynch. La actriz consiguió combinar los proyectos más comerciales con películas independientes, además de protagonizar decenas de portadas. Pero Flynn Boyle fue aficionándose peligrosamente a la cirugía estética. “Sé que me estoy quedando sin tiempo. No hay muchos papeles para las mujeres maduras” declaró la actriz. Ahora, a sus 44 años, está irreconocible. La actriz se ha retocado, en diversas ocasiones, los labios y los pómulos, ha modificado su nariz, se ha inyectado colágeno y se ha sometido a varios liftings, borrando cualquier rastro de aquella chica delgada que enamoró a América.

Priscilla Presley

La carrera de Priscilla Presley no empezó hasta que se separó de su marido, Elvis Presley -incluso llegó a rechazar uno de los papeles protagonistas en Los ángeles de Charlie-. Una vez alejada del cantante, Priscilla sustituyó a Morgan Fairchild en la serie Dallas y ganó el papel protagonista femenino en la saga Agárralo como puedes, junto a Leslie Nielsen. La actriz y presentadora nunca negó haberse realizado algunos retoque estéticos, pero el problema llegó cuando Presley decidió pasar por las manos del cirujano argentino Daniel Serrano, que utilizó siliconas no aptas para el uso en humanos y deformó la cara de la actriz. Presley recurrió a otros cirujanos para que trataran de reparar el daño, pero su cara no consiguió recuperar un aspecto natural.

Jennifer Grey

La vocación de Jennifer Grey estaba ya predestinada desde la cuna -su padre, Joel Grey ganó un Oscar al mejor actor de reparto por Cabaret-. Sus primeros papeles en el cine no tuvieron demasiada repercusión, pero entonces llegó Dirty Dancing. La película se convirtió en un éxito atemporal y tanto ella como Patrick Swayze, en estrellas. El problema es que Grey, que se sentía muy acomplejada por su nariz, decidió hacer caso a sus fans y representantes y someterse a una rinoplastia. La primera operación no salió bien y la actriz tuvo que volver a pasar por quirófano para arreglarla. “Entré en el quirófano siendo famosa y salí siendo una absoluta desconocida” declaró tras la operación. Sin su característica nariz, incluso sus amigos más allegados tenían problemas para reconocerla, por no hablar de los directores de casting. Poco a poco fue retomando su actividad laboral, pero nunca ha conseguido superar su estatus de los ochenta.

Melanie Griffith

Melanie Griffith tuvo una carrera imparable durante las décadas de los setenta, ochenta y noventa. La actriz se convirtió en una auténtica estrella gracias a películas como Doble cuerpo, Armas de mujer, Lolita, Two Much -donde conoció a su marido, Antonio Banderas- Celebrity, de Woody Allen o Cecil B. Demente, del excéntrico director John Waters. No obstante, con el paso del tiempo, Griffith se obsesionó con parecer eternamente joven y empezó a frecuentar las consultas de cirugía estética. A ello, además, se unieron diversas adicciones y una delgadez, en muchos casos, casi enfermiza. Poco a poco, aquella imagen de la chica sexy pero natural fue desapareciendo. Actualmente, tras haber pasado por varias clínicas de desintoxicación, la actriz ha vuelto al trabajo y planea protagonizar la segunda película de su marido, Akil.

Paula Vázquez

Paula Vázquez se encargó de enseñarnos a los españoles a contar en euros. La presentadora, que saltó a la fama gracias al mítico programa Un, dos, tres, se puso al frente de El juego del Euromillón, tras haber pasado por La parodia nacional o las galas de Inocente, inocente. Entonces, la presentadora decidió hacerse una rinoplastia, con la excusa de tener el tabique desviado. La operación modificó tanto su rostro que, incluso la propia presentadora se lamentó de su decisión. Aun así, continuó pasando por quirófano para retocarse labios, pómulos, pechos y hacerse una liposucción -también se rumoreó que se había quitado las costillas flotantes para estrechar la cintura, pero Vázquez se encargó de desmentirlo-. Actualmente, la presentadora, visiblemente más delgada, ha rescindido su contrato con Antena 3 y no parece tener proyectos en mente.

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