Algunos lo llamarán el fracaso de la operación bikini y otros, más positivos, hacerse un Leo DiCaprio, pero el drama de lucir michelines en la playa se repite año tras años. Ni los propósitos de año nuevo consiguen que nos pasemos las tardes en el gimnasio sudando la gota gorda, así que, claro, cuando llega el verano, más que quitarnos la camiseta, nos desparramamos en la toalla. ¡Qué duro es tener que estar siempre perfecto!
Durante los meses de invierno, gracias a los abrigos, las varias mangas y los complementos para vencer el frío, es mucho más fácil disimular esos michelines que tanto nos incomodan, pero en verano... Ahí la cosa se pone muy complicada.
Los famosos tampoco se libran de este quebradero de cabeza que tanto nos perturba. Muchas celebrities, conscientes de la repercusión que tendrán sus instantáneas en bañador, se refugian en los brazos de sus entrenadores personales para que les dejen un cuerpo propio de una escultura griega, pero otros prefieren abrazar la naturalidad del género humano.
Son famosos que saben disimular muy bien con la ropa puesta pero que, en cuanto se la quitan, nos dejan la libido por los suelos. ¿Es eso motivo para que los pobres no disfruten de sus semanas de vacaciones? Pues claro que no, pero ya que se exponen, corren el riesgo de que insensatos como nosotros hablen de ello.
¿Quieren sentirse menos desgraciados en esta recta final del verano? Pues piensen que, al menos, no tienen fotógrafos a pie de playa disparándoles con sus teleobjetivos como estos pobres señores:
Pedro Sánchez
Debajo de la eterna camisa blanca que ha invadido el fondo de armario de Pedro Sánchez -y el de casi todos los candidatos a la presidencia del gobierno-, se esconde el cuerpo del que fue deportista y ha dejado de serlo. A los 43 años, la revelación más atractiva de la política nacional no tiene reparos en darse unos chapuzones en la playa mientras los curiosos no le quitan ojo. Y la verdad, nos esperábamos algo más. Será que el porte de galán de telenovela nos tenía embaucados. Aunque, claro, al lado de Rajoy todo el mundo parece un top model. Igual era esa su baza.
Fran Rivera
Antes de sufrir la cogida que ha mantenido en vilo a toda su familia, Fran Rivera se fue a la playa con su embarazadísima mujer Lourdes Montes. Algo normal si no fuese porque el bañador nos dejó al aire el cuerpo no precisamente de alguien que ha decidido volver a los ruedos. Uno se imagina a un torero delgado, fibrado, ágil y flexible, las cualidades perfectas para enfundarse el traje de luces, y Fran no es que pueda presumir mucho. Debería dejarse caer por Cámbiame para que le eliminasen todo vestigio de señorito andaluz y volviese a tener una imagen más acorde con su edad.
Jorge Javier Vázquez
No hay un día en el que Jorge Javier Vázquez no presuma de vientre plano o pectorales fuertes en su plató de Sálvame. Y claro, cuando presumes mucho corres el riesgo de que los demás tengamos ganas de comprobar la realidad. El presentador no ha tenido muchas vacaciones, debido a los múltiples estrenos que tiene pendientes, pero nos da que su percepción de su propio cuerpo no concuerda especialmente con lo que vemos los demás. Está mucho mejor que cuando le conocimos, sí, pero tampoco nos pasemos.
David Bustamante
Muchos mataríamos por tener el cuerpo de David Bustamante, de acuerdo, pero eso no quita que el cantante haya perdido muchos puntos este verano. Primero, ¿a quién se le ocurre bañarse con la camiseta puesta si eres uno de los famosos más buscados del país? Si no quieres que nadie te haga fotos en bañador, pues igual es mejor solución no ir a la playa -o buscarse una más lejana-, antes de hacer que media España especule sobre el motivo de la dichosa camiseta. Al final, no era otra cosa que un poco menos de tono muscular del que nos tiene acostumbrados. Chico, David, no es para tanto.
Joaquin Prat Jr.
¿Cuántas espectadoras de El programa de AR deben estar absolutamente enamoradas de Joaquín Prat? Seguro que pueden contarse por millones. Al presentador todo le sienta bien. Es alto, fuerte, guapo y tiene una voz profunda y sensual. El problema es que, con semejantes expectativas, confiábamos en caer desmayados al verle en bañador y no, no pasó. Un mal día lo tiene cualquiera, un mal paso le pasa factura al más pintado, pero las cosas como son: Joaquín está más guapo con ropa.
Borja Thyssen
Poco se habla del cambio de Borja Thyssen a lo largo de los años. De chico apocado y tímido hemos pasado a una mole de espaldas anchas y cuerpo tatuado. Dentro de sus posibilidades, el hijo de Carmen Cervera ha conseguido que el look hipster, con sus barbas y sus camisas de cuadros, le aporte el sex appeal que nunca había tenido. Vamos, que le queda muy bien y no debería renunciar a él nunca. Ahora, en cuanto se enfunda el bañador, Borja pierde todo el encanto. Y se lo enfunda muchas veces, que le encanta la playa. No sabemos si tiene demasiado músculo o demasiado poco y eso nunca es una duda aceptable.
Joan Laporta
Por mucho que María Lapiedra se quedase prendada de Joan Laporta, el expresidente del Barça es de esos hombres que se convierten en otro en cuanto se quitan el traje. Acostumbrados a verle siempre perfecto, siempre repeinado, todavía no nos quitamos de la cabeza aquellas imágenes en bañador en las que Laporta fumaba puros y bebía champagne como si fuese un millonario de los que salen en las películas de Hollywood. Haberse dejado tentar por los placeres de la mesa tampoco es un buen aliciente para lucir cuerpazo en verano. Eso también debe saberlo bien.
Iñaki Urdangarin
De aquel jugador de balonmano alto y rubio que engatusó a la 'infanta guapa' no queda nada. El periplo judicial de Iñaki Urdangarin le ha convertido en una especie de alma en pena, con mechón blanco incluido, que pulula por la faz de la Tierra esperando el triste final. También es verdad que, pese a la situación, no se ha privado de nada. Que si esquiar, que si bañarse en la playa, los ex duques de Palma siempre sacan tiempo para darse un chapuzón y ahí es donde hemos podido comprobar que el deterioro de Iñaki también le ha pasado factura física. Que se tape, que le queda mejor.