“Tú y yo, Toots, somos como El amor en los tiempos del cólera”, así definió Jack Nicholson su relación con Anjelica Huston. Y es que no era para menos. La pareja compartió techo y vida durante diecisiete años -desde 1973 hasta 1990-, con múltiples idas y venidas, rupturas, reconciliaciones e infidelidades, sobre todo, por parte del actor. Ahora, varias décadas después, Huston ha decidido contarlo todo en el segundo volumen de sus memorias, titulado Watch me. Un relato descarnado y sin concesiones de una relación posesiva, tormentosa, incluso violenta, que acabó marcando toda su vida -pese a que la actriz se casara con el escultor Robert Graham un par de años después de romper con Nicholson y permaneciera a su lado hasta su muerte en 2008-.
Anjelica y Jack se conocieron en una fiesta que el actor dio en su casa. La actriz acababa de separarse del fotógrafo Bob Richardson -el padre del también fotógrafo Terry Richardson- y se refugió en casa de la última mujer de su padre, Celeste 'Cici' Shane. Fue precisamente a través de una amiga de ésta, que regentaba una tienda en Rodeo Drive, como terminaron siendo invitadas a la fiesta que Nicholson pensaba dar por su cumpleaños. Huston tomó prestado un vestido de la tienda y se plantó en la mansión del actor, acompañada de su madrastra. “Buenas noches, señoritas. Me llamo Jack y me alegra que hayan podido venir”. La química entre los dos fue instantánea y bailaron durante más de cuatro horas. Entonces, Nicholson le pidió que se quedara a pasar la noche, la actriz aceptó -no sin antes pedirle permiso a Cici- y empezó lo que terminaría siendo un auténtico tormento.
Nicholson vivía en un permanente estado de seducción, mientras Huston no podía hacer nada para impedir su posesión y sus juegos de machismo.
A los pocos días de conocerse, Nicholson se puso en contacto con la actriz para pedirle una cita, que, evidentemente aceptó. No obstante, tuvo que cancelarla por un compromiso previo, que no era otro que Michelle Phillips, cantante de The Mamas & The Papas y ex novia del actor. Esa sería la tónica de la relación a partir de ese momento. Nicholson vivía en un permanente estado seducción. Una de las veces, en que el actor tonteó con una modelo delante de la actriz, ésta hizo ademán de levantarse ofendida cuando Nicholson la cogió por la muñeca y le dijo: “Ni se te ocurra volver a hacer eso otra vez”. Huston había entrado en el juego de machismo y posesión del actor y le costaría mucho salir. En el libro relata múltiples ocasiones en las que tuvo que presenciar como el actor la abandonaba para irse con otras mujeres, dejándola sola y tremendamente dolida -una de ellas, en el festival de Cannes, cuando unas jovencitas se acercaron al actor en bicicleta y le propusieron que fuera a dar una vuelta con ellas, a lo que Nicholson aceptó, dejando a la actriz plantada en la acera-.
Los abusos de las estrellas de Hollywood
Huston permaneció ciega -no hay más ciego que en el que no quiere ver- durante años, encontrando notas de amor de otras mujeres, descubriendo como su novio se había acostado con algunas de sus mejores amigas y llorando con cada una de sus humillaciones. En 1975 se armó de valor y le dejó, acabando en los brazos del actor Ryan O'Neal. Un remedio que fue mucho peor que su relación con Nicholson. O'Neal vivía su propio infierno -además de tontear con otras mujeres, como la actriz Ursula Andress o la socialité Bianca Jagger- y pronto acabaron enfrascados en una violenta pelea, en la que O'Neal llegó a golpearle la cabeza a la actriz con su propia cabeza. Tras ese episodio, la actriz terminó la relación y volvió a al lado de Nicholson, aunque guardando un poco las distancias. Cada uno vivía en su propio piso y el actor trataba de ser más discreto con sus aventuras.
La relación duró hasta principios de la década de los 90. Nicholson invitó a la actriz a cenar para comunicarle una importante noticia. Estaba esperando un hijo con Rebecca Broussard. Huston decidió que no había lugar para dos mujeres en la vida del actor y se retiró de la competición, no sin antes hacer un último movimiento. Acudió al despacho de Nicholson y le dio una buena paliza. “Sentí una extraña gratitud hacia él por permitirme pegarle hasta dejarle sin aliente”, escribe la actriz en sus memorias. A partir de ese momento, la pareja se separó y no volvió a reunirse hasta cinco años más tarde, en el set de rodaje de la película Cruzando la oscuridad. ¿No se han quedado con muchas ganas de saber más? Pues ya saben, Watch me, de Anjelica Huston.