Asistíamos este martes a la inauguración del Foro España Internacional-Comercio, Inversión y Diplomacia. Tras el rey, una de las pocas personas que combina (como hacen los franchutes) las perras y los AAEE es el señor ministro. Que encima está haciendo escuela en el Gobierno y por ello se sumó la responsable de Fomento, Ana Pastor, que también utiliza a nuestras empresas como ejemplo de la solvencia española. Por cierto, como ahora están muy mal vistos los detalles entre partidos y constructoras, altos directivos de estas empresas corrían a besar a la ministra en un gesto de afecto gratuito.
Margallo hace honor a su apellido y es como la firma de pastas que anuncia Carlos Herrera: nunca se pasa.
Sorprendió a los asistentes la oda final que dedicó el presidente de OHL, Juan Miguel Villar Mir, al Gobierno de Rajoy, que ha recibido la peor herencia posible. El marqués de Villar Mir está acusado de ser uno de los financiadores opacos del PP (eso sí, el dedo acusador procede de la mano trincona de Luis Bárcenas). Sin embargo, no tuvo reparo en admitir que es el principal patrocinador de este foro de debates que arranca su enésima temporada.
Margallo hace honor a su apellido y es como la firma de pastas que anuncia Carlos Herrera. Nunca se pasa y sus comentarios son tan acertados como comedidos. Ante dos salones del Hotel Ritz afirmó que la secesión de Cataluña no tiene cabida en la Constitución ni lo aceptaría el resto del pueblo español, pero sí percibe el estudio de nuevas fórmulas para que Cataluña encaje mejor en España y viceversa. Sobre el caso Carromero tiene cierta tristeza, pues cree haber obrado bien y en tiempo récord, y sin embargo ninguno de los actores implicados está del todo conforme sobre cómo ha llevado las cosas.
Directivos haciendo gimnasia
A la salida era divertido ver como los altos directivos de este país tenían que hacer gimnasia mañanera para sortear la pared de cámaras que aguardaban la salida del ministro. Alguno incluso ejercitaba la cintura evitando que los camarógrafos les golpearan en sus todavía bronceadas caras.
Entre ellos pude ver a Eugenio Galdón con barba blanca, a Trinidad Jiménez, que está preocupada porque su marido, Miguel Ángel de la Fuente, se encuentra cubriendo el conflicto en Siria, a Íñigo Méndez de Vigo con su eterna sonrisa pintada sobre su carita redonda o al enjuto Gonzalo Ferre, presidente de Adif, al que todavía no se le ha borrado el susto de la faz. Iñaki Anasagasti hacía las delicias de los asistentes con su nuevo tupé homenaje a Justin Bieber. Mientras tanto el teniente general Félix Sanz, como es el jefe de los espías españoles, salía discretamente por un lateral sin que nadie le reconociera y sólo algunos atrevidos se lanzaban a saludarle.