Miguel Arias Cañete, que a diferencia del resto de los mortales ha vuelto de las vacaciones menos hinchado de lo que se fue, recordó en el número 1 del paseo de la Infanta Isabel que la leche supone el 15,72% del valor de la producción ganadera y junto a los productos lácteos, representa el 10% de las ventas netas de la industria alimentaria y casi el 16% del gasto de consumo en los hogares españoles. Por este motivo, su Ministerio ha puesto en marcha el sello Producto Lácteo Sostenible que acredita el origen español y la calidad de la leche, así como su comercialización en condiciones que garanticen la sostenibilidad del sector. Para ello se destinan 530.000 euros, una fortuna con un presupuesto tan congelado, dijo el ministro, con la que promocionar un sector estratégico para nuestra economía y sociedad.
Con el ánimo de evitar la eterna polémica entre distribuidores y ganaderos, los primeros se suman también a este carro para evitar que nuestros agricultores tengan que comer alfalfa en la confianza de que no se banalice el consumo de lácteos.
Para dinamizar el consumo y en línea con lo que Cañete nos tiene acostumbrados, el ministro no dudó en beber y brindar con sus homólogas en las comunidades autónomas de Galicia, Cantabria y Asturias su buen vaso de leche frejquita, como dicen en Madrid. De hecho, alguien sensible a la estética decidió conformar un bodegón en la mesa presidencial compuesto por los envases de las diferentes marcas firmantes del acuerdo. Observando las ganas con las que el ministro bebía leche deducimos que los cartones estaban vacíos.
Iniciativa marketiniana
Esto no sería España si a pesar de ser una meritoria iniciativa no hubiera quien se opusiera frontalmente. Hoy tenemos que destacar en este apartado a COAG, que acusa este proyecto de ser marketiniano. Lógicamente lo es, pues persigue que la gente consuma más leche, lo cual no es malo. También dice este sindicato agrario que es una exigencia de la UE, algo que llamó la atención pues de serlo ya se habría puesto en marcha. En cualquier caso este sindicato se ha manifestado más partidario de las pancartas contra el Gobierno que de solucionar los problemas de los agricultores, digo yo. Lo que dijo Arias Cañete fue que en su vida política ya está acostumbrado a gente que en vez de pedalear, patalea.
El ministro es hombre que sólo tiene dos posiciones: gracioso y cabreado.
El ministro, que es hombre que sólo tiene dos posiciones (gracioso y cabreado, aunque siempre mantiene las formas), disfrutaba de un día humorístico, lo que hizo sonreír en varias ocasiones a los asistentes. Entre otras cuando nos explicó lo que es un flashmob, concentración para algo inusual y que se dispersa rápidamente, dijo Cañete. Yo voy más allá y para los que no lo sepan, les digo que son esas puestas en escena con baile y cante que ahora se hacen tanto y que a mi amigo Alfonso Merlos le parecen un tontá y con razón.
Aparte de los cartones vacíos de rica leche, al ministro le acompañaban sus más estrechos colaboradores: la secretaria general del Ministerio, Isabel García Tejerina, y Fernando Burgaz, director general de Alimentación.
Iluso de mí, entre el público esperaba encontrar a los presidentes de Carrefour, El Corte Inglés, Mercadona, Eroski o de Leche Pascual, Danone, Mantequerías Arias o COVAP, pero olvidé que todavía estamos quitándonos la caraja veraniega.
Al que sí vi fue al director general de la patronal de Grandes Empresas de Distribución, Javier Millán-Astray. Más atemperado que su abuelo, que fundó la Legión y que cuando escuchaba la palabra cultura se echaba la única mano que le quedaba a la pistola, disimulaba el cabreo que le entra cuando la gente empieza a decir que todos los males agrarios los provocan las grandes superficies. No hay que olvidar que en un país como España, El Corte Inglés es la primera empresa privada por número de empleados y todas estas compañías son grandes contratadoras.