Corea del Norte es, con toda seguridad, el país con más secretismo y desinformación del mundo. Cualquier cosa que leas, que oigas o que te cuenten sobre los dominios de Kim Jong-un hay que ponerla en la misma cuarentena que utilizan ellos con todo lo que ose traspasar sus fronteras. De eso trata la propaganda, la manipulación y el populismo. Desinformar para crear un espejismo donde solo hay opacidad y censura.

Así, puedes encontrar noticias tan dispares como que los norcoreanos son los más felices del mundo, o incluso que su país es el más limpio de la tierra a la vez que es el más corrupto o el más hostil. Todo construido para orientar a los lectores de cada medio.

Lo mismo ocurre con Internet y las redes sociales. Si acudes a la propaganda comunista te hablarán de un sistema autónomo e independiente, libre de la injerencia capitalista y del consumismo norteamericano y que hace feliz a sus habitantes. Si acudes a las fuentes del otro lado te hablarán justo de lo contrario. Nadie la usa porque no tienen dinero ni para terminales.

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Pero ¿Cómo funciona realmente Internet en Corea del Norte? ¿Los norcoreanos pueden tuitear, subir fotos a Instagram o mandarse mensajes privados?

Es cierto que Corea del Norte disfruta de una Intranet privada de fibra óptica que conecta las principales ciudades y centros educativos de su territorio. Solo tiene un bloque conocido de 1.024 direcciones IP de las 4.294.967.296 direcciones posibles que hay en el mundo (ya agotadas). La red, llamada Kwangmyong, es un servicio gratuito de uso público y solo se puede usar con autorización del gobierno en cibercafés y terminales con el sistema operativo Red Star, un software que ejecuta una versión adaptada del navegador Firefox, llamado Naenara. Nada de Windows, Explorer o Chrome. No se puede acceder a ninguna red social mundial desde dentro con Kwangmyong.

Cualquier móvil puede ser confiscado o revisado en la calle en busca de material surcoreano

Pero la censura no ataca siempre desde el mismo lado. Las instituciones norcoreanas abren constantemente perfiles en Facebook, Twitter y Youtube desde el exterior para hacer propaganda mientras que Estados Unidos se inventa excusas para bloquearlas en virtud de unos términos y condiciones diseñados por y para ellos. "Ningún país sometido a bloqueo comercial puede utilizar nuestra plataforma". Así cerraron una cuenta de la administración norcoreana en Facebook hace un par de años. Hoy los perfiles se abren y cierran con la misma rapidez que ganan popularidad. La guerra 'templada' también se libra en las redes con censura en ambos frentes.

Hay una certeza que se demuestra con datos. Las élites norcoreanas han construido un túnel en esta censura popular para disfrutar de la Internet global. Un informe de Recorded Group que monitoriza las conexiones y flujos salientes a través de servidores de dominio cercanos ha podido filtrar e incluso poner destino a todo ese tráfico saliente desde Corea del Norte: Jugar, redes sociales, navegar por Amazon o incluso consumir porno 'online'. Corea no es una burbuja perfecta.

Las élites norcoreanas han construido un túnel en su propia censura para consumir porno, videojuegos o navegar por Amazon

Esas mismas élites crearon a finales de 2016 una red social al estilo de Facebook bajo el dominio starcon.net.kp. La página fue accesible desde el exterior, podía registrarse cualquiera y tan solo duró unos días activa. Una bambalina propagandística que, como el resto de las 28 únicas webs accesibles desde el exterior, tratan de vender una imagen irreal a occidente.

Desde 2008 los extranjeros que visitan ese país pueden usar el Internet en itinerancia (con reservas) a través de un operador 3g móvil llamado Koryolinlk. Antes los móviles estaban directamente prohibidos. Algunas cifras hablan de 3 millones de norcoreanos que disfrutan de esta red 3G sin itinerancia, pero el precio de los terminales en relación a la RPC pone en duda la estadística. No pueden conectar con el exterior pero utilizan la red nacional de SMS y videollamadas en terminales a 200 dólares con software diseñado para monitorizar toda su actividad. Aunque el gobierno no tenga la capacidad tecnológica de rastrearlos en tiempo real sí tienen la tecnología para guardar los miles de mensajes de texto que se envían.

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Instagram está lleno de cuentas de disidentes u organizaciones que comparten fotos de turistas, ciudadanos exiliados o periodistas en un álbum gráfico que burla la censura y que explica mejor la vida allí que cualquier guía o publireportaje. Otras, como la de Simon Cockerell, un británico con una agencia de turismo especializada en viajes a la capital, cuenta esa cotidianidad edulcorada. Su trabajo depende de ello.

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Segun un informe del instituto USKI par el estudio y comprensión de asuntos coreanos en Washington DC y basado en el testimonio de disidentes, los norcoreanos mantienen la mayoría del tiempo el móvil apagado para evitar ese rastreo y tienen terminales de contrabando. Los teléfonos oficiales se traen de China y se etiquetan como "Hecho en Corea del Norte". Marcas surcoreanas como Samsung y LG se pueden ver y adquirir en las calles de Pyongyang. Sin embargo, si los teléfonos de Corea del Sur son detectados por agentes de seguridad, son confiscados y sus dueños retenidos.

Los usuarios de telefonía reciben constantemente mensajes de texto gratuitos no solicitados sobre las actividades de Kim Jong y su gobierno

Según el mismo informe los usuarios reciben constantemente mensajes de texto gratuitos no solicitados sobre las actividades de Kim Jong y deben mostrar sus móviles a las autoridades siempre que lo soliciten. La policía a menudo se detiene y pregunta para buscar cualquier contenido "políticamente inapropiado" en sus teléfonos, especialmente material surcoreano. Recientemente, según la declaración de un desertor, 20 estudiantes universitarios de Chongjin acabaron en un centro de entrenamiento de trabajo por escuchar canciones y dramas surcoreanos en sus teléfonos.

Norcoreanos usan la red móvil china de ciudades en la frontera para burlar la censura y hablar con familiares exiliados

Pero hay un mercado negro de tarjetas SIM vendidas a los turistas en Pyongyang (las que empiezan por 191) que permiten la itinerancia y contactar con el exterior usando las redes chinas de la frontera. En Sinuiju, Hyesa y Hoeryeong puedes conectar con el mundo. Según el libro de los periodistas Daniel Tudor y James Pearson —North Korea Confidential— muchas escapadas y acuerdos comerciales de 'estraperlo' se han materializado gracias a la comunicación en la frontera de estas redes. Cuatro periodistas surcoreanos han sido condenados a muerte por difundir esta información contrastada por Tudor y Pearson. Sabiendo esto solo hay que imaginarse una condena proporcional a los que pillen traficando o utilizando estas tarjetas.

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Muchos norcoreanos se juegan la vida para poder hablar con sus familiares exiliados en China y Corea del Sur mediante estos terminales de contrabando. La idea es mantener un contacto con el exterior que les permita empoderarse en un régimen dictatorial donde la ignorancia es el primer arma de control ciudadano.

Para ello existen grupos de disidentes que tratan de usar estas redes de comunicación como vehículo de libertad. El centro de Estrategia de Corea del Norte, dirigido por Kang Chol Hwan, organiza comandos de voluntarios que introducen en el país películas, vídeos y documentales sobre derechos humanos en pinchos USB para distribuir por todo el país e informar a la mayor cantidad de ciudadanos posibles.

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