El cóctel es perfecto y se está volviendo demasiado habitual. Audiencias millonarias, fútbol, patriotismo, un error en redes sociales y... ¡a la puta calle!
La noticia es tendencia en Colombia, el gerente regional de ventas de Europa y Asia de la compañía Avianca ha sido despedido fulminantemente de la empresa por esconder alcohol en unos prismáticos para bebérselo durante el partido que su selección jugó (y perdió) contra la de Japón y tras compartirlo en sus redes.
El hijo del presidente colombiano ayudó a viralizar la trastada y a alimentar el linchamiento.
https://twitter.com/MartinSantosR/status/1009133227385282560?ref_src=twsrc%5Etfw
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El protagonista —cuyo nombre no nos importa y no vamos a reproducir para fustigarlo aún más— tuvo la majestuosa idea de convertir en petaca unos binoculares clásicos y fotografiarse en el delirio de la masa en el Mordovia Arena. No hay que olvidar que beber alcohol no está prohibido en los estadios de Rusia durante el mundial. De hecho se puede comprar cerveza, lo que no está permitido es introducir licores en los recintos deportivos. Mundo hipócrita que regula su ética por simple cuestiones de marketing.
Las redes sociales funcionan como jueces totalitarios que magnifican los errores descontextualizándolos penalmente
Lo que pasó después no te sorprenderá... Las redes y las masas no entienden ya de contextos. Tras publicarlo en su Facebook el vídeo (y la indignación) saltaron de redes y se llevaron por delante a su protagonista. El resto de acompañantes fueron identificados y señalados también por la fuerza bruta de esa viralidad.
Su empleadora no tardó tampoco en pronunciarse en la misma plataforma en la que se estaba linchando al sujeto:
Rechazamos toda actuación que vaya en contravía de nuestros principios y valores. Esta es la acción puntual de Avianca Holdings con relación al comportamiento del empleado de @Avianca_Cargo que violó la ley y normatividad dentro del evento Mundialista. pic.twitter.com/aDtEWEXqsJ
— avianca (@avianca) June 20, 2018
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No está prohibido consumir alcohol en los estadios de Rusia, de hecho se vende cerveza. Al hincha le han jodido la carrera por el buenísimo, la hipocresía y el policorrectismo social
El revuelo del país, la indignación por la derrota ante un supuesto rival fácil ha focalizado la crítica en la hinchada amarilla y su comportamiento, apelando al nacionalismo para reprochar comportamientos individuales. Los titulares y comentarios sobre el asunto no tienen desperdicio:
Las redes están cambiando el paradigma de lo políticamente correcto. Ahora el marco legítimo no se circunscribe al lugar de los hechos sino que se vende una actitud global que hay que respetar a rajatabla. La privacidad está constantemente violada por la ética de lo común. Unos falsos principios imposibles de cumplir. Como si el comportamiento mío en un estadio fuera igual que en mi puesto de trabajo.
Pero sobre todo, fiscalizar cada actitud infantil con leyes globales —estando sujeto a normativas y multas locales— solo nos puede conducir a la destrucción de la individualidad y a castigos absolutamente desproporcionados.
Sí, el reflejo de lo que hacemos en cualquier lugar define lo que somos, pero si olvidamos el contexto, las razones por las que lo hacemos, por las que nos divertimos acabaremos todos por comportarnos como borregos.
Quién esté libre de pecado, de infringir alguna vez sus principios, o de tuitear borracho que tire la primera piedra...
Yo prefiero vivir en un mundo en el cual, si este video se conoce, no se convierte en una ola de indignación masiva sino que, simplemente, la persona en cuestión es sancionada de manera proporcional y acotada (ej: no se le deja entrar en estadios del Mundial). Y nos olvidamos.
— Jorge Galindo (@JorgeGalindo) June 20, 2018
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