El ministro alemán de Economía, Philipp Rösler, rechazó este lunes la posibilidad de conceder ayudas estatales al fabricante de automóviles Opel, filial de la estadounidense General Motors, para impedir el cierre de su fábrica en la ciudad de Bochum.
Tras lamentar el cierre anunciado este lunes por la dirección de la empresa germana, Rösler subrayó que "la política no puede intervenir. No es tarea del Estado colaborar con ayudas estatales a que salga, por lo menos a corto plazo, de la estacada".
Debe ser la propia empresa la que tome decisiones para buscar una solución y "la consideramos responsable de encontrar alternativas para afrontar ese cierre", dijo el titular germano de Economía.
Poco antes y en la tradicional rueda de prensa de los portavoces del Gobierno, se subrayó que "el gobierno lamenta esa decisión. Se trata de un duro golpe para los trabajadores y sus familias y para toda la región".
El mismo portavoz señaló que tal vez queda el consuelo de que el fin de la producción no tendrá lugar hasta 2016, lo que le da tiempo a los trabajadores para reorientarse. Además, el Gobierno celebró que el menos el centro logístico de Opel en Bochum siga funcionando.
El jefe interino de Opel, Thomas Sedran, confirmó este lunes el cierre de la planta, que actualmente ocupa a unos 3.000 trabajadores, tras medio siglo de funcionamiento, cuando finalice la producción del modelo Zafira.
Sin embargo, subrayó que Opel "seguirá presente en el futuro en Bochum", con el centro de logística que ocupa a unas 430 personas, y dijo que se estudia la apertura de una fábrica de componentes.
Sedran recordó que su empresa mantiene desde junio conversaciones con la ciudad de Bochum y el estado de Renania del Norte-Westfalia para buscar alternativas de uso para la planta que dejará de producir automóviles.
"Tenemos ideas que podemos desarrollar", dijo el jefe interino de Opel, empresa que acumula grandes pérdidas económicas y que se ha visto gravemente afectada por el retroceso de las ventas de automóviles en Europa, sobre todo, en el sur del continente.
Sobre el posible fin de la producción de automóviles Opel en Bochum se llevaba especulando desde hace meses y el cierre de la planta supone un nuevo revés para la ciudad, donde en 2008 la empresa Nokia ya clausuró una fábrica y despidió a 2.800 trabajadores.