El Gobierno francés, que admite que PSA Peugeot Citroen está en una situación de "crisis severa", está presionando al fabricante automovilístico francés para que se fusione con Opel, filial europea de su socio General Motors (GM), publicó este lunes Le Monde.
La idea, según fuentes gubernamentales citadas por el vespertino, sería constituir a un campeón europeo que pudiera hacer frente a la competencia de los grupos alemanes, en particular de Volkswagen, que está llevando a cabo una política muy agresiva de precios en Europa gracias a su situación confortable de tesorería.
"Volkswagen ha optado por suprimir a PSA" para solucionar el problema de excesos de capacidades de la industria automovilística", que los profesionales cifran en un 25 %, según una de esas fuentes identificada como del entorno del presidente francés, François Hollande.
La unión de PSA y Opel -también en dificultades- se planteó cuando el pasado mes de septiembre la compañía francesa discutía con GM las modalidades de su alianza, que fueron concretados en tres proyectos comunes en diciembre.
La fusión fue descartada por el socio estadounidense por los temores de que la mala situación de PSA pudiera arrastrar a Opel y también por las continuas intervenciones del Ejecutivo francés para modificar el programa de ajuste de la empresa, que va a suprimir 8.000 empleos en Francia -lo que incluye el cierre de una planta en la región de París- en el horizonte de 2014.
Ante esa negativa, un responsable del Ministerio de Finanzas indicó a Le Monde que "la única alternativa sería que PSA compre directamente Opel".
El titular de Finanzas, Pierre Moscovici, había señalado ayer: "Corresponderá a los dirigentes (de PSA) llevar a cabo las fusiones que consideren útiles, y nosotros estamos para acompañarlos y para pesar en esa línea", después de constatar que la compañía sufre "una crisis severa".
"No comentamos las declaraciones de los ministros", dijo una portavoz de PSA no quiso entrar hoy en la cuestión.
"Nos concentramos en la alianza con General Motors", comentó la portavoz del grupo, que ha recibido 7.000 millones de euros de garantías por parte del Estado francés para que su estructura bancaria -la que concede créditos a compradores de sus coches- pudiera seguir funcionando.
PSA mantiene su objetivo de reducir sus necesidades de efectivo y aumentar las ventas en los mercados internacionales, y aseguró que no tiene en cartera un plan de ajuste suplementario.