Seat teme que los aranceles de la Unión Europea a la importación de coches fabricados en China, como es el caso de su modelo Cupra Tavascan, puedan provocar la reducción de una cuarta parte de la producción prevista de vehículos de combustión en la planta de Martorell (Barcelona).
Así ha cuantificado el consejero delegado de ambas marcas españolas -Seat y Cupra-, Wayne Griffiths, el posible impacto en la planta catalana de Seat de los aranceles que ya aplica la Unión Europea a los coches eléctricos importados del país asiático pero que también afecta al nuevo Tavascan, un modelo diseñado en Barcelona pero producido en China.
Las afirmaciones del directivo de Seat llegan en un momento en que se está analizando en Martorell (Barcelona) la repercusión que puede tener el caso de los aranceles en la producción de coches de combustión. El ejecutivo ha lamentado la imposición de estos aranceles y ha advertido de que "se está pasando por alto la repercusión que estas políticas podrían tener en la producción industrial".
"Una reducción de volúmenes del Tavascan pondría en peligro la capacidad de Seat de cumplir los objetivos europeos de reducción de CO2, teniendo que hacer frente a multas inasumibles. Esto supondría la necesidad de reducir una cuarta parte de la producción prevista de vehículos de combustión en Martorell", ha asegurado.
El consejero delegado de Seat y Cupra ha puesto en valor la inversión que está realizando en España el Grupo Volkswagen, al que pertenece, y ha lamentado la falta de respuesta de las administraciones públicas a sus peticiones de más apoyo al vehículo eléctrico.
"Seat está haciendo los deberes. Tenemos el producto, tenemos las instalaciones -con más de 3.000 millones de inversión sólo en Martorell-, pero no vemos la respuesta necesaria por parte de las administraciones públicas. Las instituciones españolas y europeas deben estar a la altura", ha dicho.
A su juicio, "la inacción o el proteccionismo mal entendido, manifestado en última instancia con la imposición de aranceles al Tavascan, sólo inducen a hacer dudar al consumidor, a disuadirle de que la electromovilidad es parte de la solución".
Pese a insistir en que Seat continúa apostando por la electromovilidad, Griffiths ha subrayado que la competitividad de la industria se ve "seriamente comprometida" por la falta de una política de impulso y acceso a energías renovables, lo que también "pone en riesgo nuevos proyectos".
"No podemos olvidar que todos estos factores se traducen en pérdida de estabilidad financiera de la compañía y en consecuencia, en un importante riesgo para el empleo. Nos jugamos el 10% del PIB de nuestro país y más de dos millones de puestos de trabajo", ha apuntado.
Efecto negativo para 2025
Por todo ello, Seat contempla un probable efecto negativo en el rendimiento de su negocio en 2025 a costa de los aranceles de la UE al vehículo eléctrico procedente de China, aunque prevé que las dos marcas continúen creciendo.
La automovilística ha avanzado estas perspectivas para el año que viene, tras hacer públicos el resultado de los primeros nueve meses de este 2024, en los que obtuvo un beneficio operativo de 415 millones de euros, un 17,2% menos que en el mismo período de 2023.
Según la automovilística, las perspectivas para el año próximo presentan retos significativos, con un probable efecto negativo de los aranceles a la importación del Tavascan en el rendimiento del negocio.
Pese al entorno difícil, Griffiths ha destacado que la compañía "está plenamente comprometida con la electrificación: no hay plan B", ha dicho, y ha vuelto a insistir en que esta transformación "no podemos llevarla a cabo solos".