La industria de la producción de coches en el mundo sigue reordenandose. Mientras en España, los planes de competitividad están manteniendo las fábricas y atrayendo inversión de las grandes multinaciones, países como Australia empiezan ahora a sufrir los efectos de los elevados costes de producción, entre otras causas.
El reciente anuncio del fabricante estadounidense Ford de cerrar las dos plantas de ensamblaje de vehículos en este país ha hecho saltar las alarmas donde se cuestiona la viabilidad de la producción local y está sembrando en el sector el temor a que otras fábricas sigan los mismos pasos, el llamado efecto dominó.
En el punto de mira están el fabricante Holden, filial de General Motors, y Toyota Australia, así como más de 150 empresas locales y de capital mixto que hacen componentes para la industria local. En total, la decisión de Ford pone en jaque la continuidad de 10.000 puestos de trabajo de una industria que da empleo directo a casi 55.000 personas, según datos de la Central Sindical de Australia.
Ford, que ya inició la reordenación de su negocio en Europa, ha apuntado que sus dos fábricas (de turismos, camionetas y otros vehículos comerciales) dejaran de funcionar en 2016 y que la decisión fue adoptada tras las importantes perdidas económicas registradas durante los últimos cinco años. Esta decisión sunpondrá la extinción de unos 1.200 empleos.
La filial australiana de Ford fue fundada en 1926 en la ciudad de Geelong, en el estado de Victoria, y de su planta de Campbellfield, en Melbourne han salido modelos de gran éxito comercial como el Falcon y el popular SUV Territory.
Por culpa del dólar australiano
La industria automotriz australiana echa en gran parte la culpa de la actual situación a la fuerte apreciación registrada durante los últimos años por el dólar australiano, la crisis que ha afectado a los mercados que importan sus unidades, así como a los crecientes costes de producción y altos aranceles a los que está sujeta en Australia la exportación de vehículos.
Según los datos facilitados por la Federación Australiana de Fabricantes de Productos Automotrices, en 2011 se vendieron más de un millón de coches, de los que el 86% fueron importados por el país oceánico con un arancel del 5%.
La federación ha llamado la atención al Gobierno de Canberra exponiendo el ejemplos de Tailandia, que considerada la "Detroit del sudeste de Asia", impone un arancel del 80% a los coches que importa de Australia, de acuerdo al diario The Age.
Por ello un grupo de legisladores ha pedido al Ejecutivo federal de la primera ministra, Julia Gillard, que restituya el arancel del 10% para todos los vehículos de importación. La aplicación de esta medida supondría un aumento próximo a los 2.522 dólares (1.957 euros) en el valor de los vehículos de importación destinados al mercado australiano.
Pero Gillard ha descartado un aumento de arancel al considerar que esa medida puede ser calificada de "represalia comercial", es además incorrecta y, según precisó tampoco "ayudará a nuestros fabricantes a largo plazo".
Estrategia de supervivencia
La Central Sindical Australiana ha dicho que hay que sentarse de manera urgente con el Gobierno y los representantes de la patronal del sector. La crisis en la industria automotriz también ha colocado en el alero las ayudas gubernamentales a los tres grandes fabricantes de coches.
El Gobierno australiano ha destinado unos 5.238 millones de dólares (4.066 millones de euros) al denominado "Plan Coche Nuevo", diseñado para ayudar a la industria automotriz a invertir en nuevas tecnologías verdes e impulsar sus ventas.
Retirada de Ford con 1.000 M. de dólares en ayudas
Ford Australia perdió 579 millones de dólares (451 millones de euros) en los últimos cinco años y percibió durante la última década 1.071 millones de dólares (828 millones de euros) en ayudas gubernamentales, según informó el diario The Australian Financial Review.
Además, Ford debe recibir 33 millones de dólares (25,6 millones de euros) como parte de la asistencia prometida por el Ejecutivo de Canberra para seguir produciendo hasta el 2016, apuntó el citado diario.
Aunque el ministro de Comercio, Craig Emerson, ha admitido que la fuerte apreciación del dólar australiano ha contribuido a aumentar las perdidas de Ford en Australia, también ha criticado a la compañía por centrar sus ventas en el mercado local. "Cualquier empresa que no tiene exportaciones como parte de su modelo de negocios tiene problemas", dijo el ministro.